Sólo existen tres músicos rarámuris que ejecutan el chapahuela o chapareke

Chapareke, un instrumento de
arco hecho con palo de
quiote con tres cuerdas de
metal y orejeras que utiliza
la boca de su ejecutante
como caja de resonancia
Foto: Cortesía huajuapanweb.com

Oaxaca, Oax..- 13 de Agosto del 2008.-  "El chapahuela -o chapareke- sirve para platicar con Dios, pedir alivio de enfermedades y estar contento", aseguró don Guadalupe Estrada Cancio, uno de los tres únicos músicos tradicionales rarámuris que toca este instrumento prehispánico.

Don Lupe, oriundo de Saquirachi, municipio de Urique de la Sierra Tarahumara, Chihuahua, fue uno de los artistas indígenas que participaron en días pasados en el Foro Comunitario Pueblos Indígenas y Patrimonio Cultural, organizado en Oaxaca con ocasión del Día Internacional de las Poblaciones Indígenas.

La interpretación de tres de las 12 piezas sagradas que integran su repertorio de "chapahuela" o "chapareke", generó expectación y extrañeza a los concurrentes de la plaza central de la capital oaxaqueña.

El sonido del "chapareke" no se parece al de ningún otro instrumento musical antiguo, tradicional o moderno. Su voz no imita cantos animales naturales ni meteorológicos; es oblicuo, alto y explora los semitonos.

Ello se debe a que es un instrumento de arco construido con palo de quiote de poco más de medio metro de largo con tres cuerdas de metal y orejeras -único elemento europeo- que utiliza la boca de su ejecutante como caja de resonancia.

Visto de lejos, el músico pareciera estar tocando una flauta transversal, pero de cerca se advierte que éste sólo abre la boca para que el sonido de las cuerdas modulen en su interior con leves movimientos de lengua.

El rasgueo de las cuerdas se hace a unos centímetros de la boca del músico y el pisado de aquéllas con la mano izquierda se hace más distante, junto a las orejeras, como en el caso de otros instrumentos de cuerda.

Don Lupe Estrada interpretó los cantos Dios nos ilumine, El burrito de Galilea y No hay que tener tristeza, dedicados todos al Señor Jesucristo, dijo, igual que las otras nueve piezas rituales que se sabe.

"El chapahuela -aclaró- sólo se usa para rendir a Dios, porque él fue quien nos lo dio para su beneficio y el nuestro".

La historia del "chapareke" (castellanización de chapahuela) es mítica. Según una versión recogida en la Sierra Tarahumara hace muchos años, cuando el hombre aún vivía en las cuevas, sólo tenía como distracción el canto de los pájaros.

El rarámuri pensó en hacer un instrumento que le permitiera producir sonidos iguales, pero no sabía cómo hacerlo. Hasta que un día llegó Dios a su cueva y le indicó que cortara el corazón florecido del maguey de tesgüino cuando ya estuviera seco.

También lo instruyó para que matara un venado y con sus tripas más delgadas hiciera las cuerdas, todo ello con previa solicitud de permiso de sacrificio, tanto al tesgüino como al venado, a efecto de que éstos no resintieran su falta.  

Una vez que el hombre rarámuri, "que entonces andaba vestido sólo con cueros de venado y no estaba bautizado", terminó de construir su "chapahuela", Dios le dio las siguientes instrucciones:

"Ve a la montaña más alta y lleva contigo a tus vecinos de más cerca para que escuchen y te vean tocar el instrumento y lo vas a tocar tres veces, y de ahí vas a bajar a bendecir a la gente que se juntó".

"Y desde entonces el rarámuri toca el "chapahuela" para platicar con Dios y pedirle apoyo cuando alguien está enfermo", dijo don Lupe, quien aprendió a tocar y a construir este instrumento de la mano de su abuelo Librado Cancio.

A la fecha, en la Tarahumara alta y baja (montaña y desierto), sólo tocan el "chapareke" don Lupe, don Pablo Ortega y don Camilo Blanco, quienes hacen esfuerzos por mantener vivo su instrumento cada uno por su lado.

En el último lustro, de acuerdo con Gustavo Palacio Flores, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMYC) en Chihuahua, ha grabado tres discos compactos con las interpretaciones de estos artistas rarámuris.

El festival artístico con el que se celebró el Día Internacional de las Poblaciones Indígenas, organizado por el Conaculta y la Secretaría de Cultura de Oaxaca, incluyó la participación del cuarteto de rock seri Hamacc Cazimm, el quinteto ikood o huave Los sonidos del mar, el grupo de música y danza chichimeca Jonaz y un concierto de flauta pame.

Pese a los esfuerzos institucionales, estas expresiones artístico-culturales indígenas están en riesgo de extinción.
(Notimex)

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