
Restauran integralmente los valiosos retablos de la iglesia de Tepotzotlán
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El proyecto inició con el rescate
del retablo más importante
por sus dimensiones y por
estar dedicado al patrono
del antiguo colegio,
San Francisco Javier
Foto: Cortesía INAH
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Ciudad de México.- 10 de Agosto del 2008.- Con un gasto de más seis millones de pesos, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) realiza la restauración de 13 retablos del Museo Nacional del Virreinato (MNV) en Tepotzotlán, Estado de México, considerados una de las obras más importantes del barroco mexicano.
Los trabajos de restauración, iniciados desde hace seis años, fueron divididos en tres etapas. Actualmente los especialistas están enfocados a los retablos de la nave, uno de ellos dedicado a la Virgen de la Luz, devoción promovida por los jesuitas de Nueva España, y otro dedicado a San José.
En un comunicado, el INAH informó que a lo largo de estos seis años la dependencia, junto con la Asociación de Amigos del MNV y el gobierno del Estado de México, han erogado más de seis millones de pesos en este programa, que se prevé concluir en marzo de 2009.
El proyecto, en el cual trabajan 13 especialistas, inició con la intervención de los tres retablos del presbiterio, de los cuales el más importante es el central, por sus dimensiones y por estar dedicado al patrono del antiguo colegio: San Francisco Javier.
Lo acompañan San Juan Bautista y San José con el Niño Jesús a su lado. En la parte superior se encuentran las esculturas de la Inmaculada Concepción y a los lados sus padres, Santa Ana y San Joaquín, presididos por Dios Padre.
La segunda etapa se enfocó a los retablos del crucero, el más importante de los cuales está dedicado a la Virgen de Guadalupe. En esta obra se observan, además, Santa Catalina de Alejandría y Santa Bárbara en el remate, mientras que en el cuerpo inferior está San Isidro Labrador y San Fandilas.
Los retablos de Tepotzotlán se caracterizan por pertenecer al barroco estípite del siglo XVIII, estilo que en España se denomina churrigueresco, y que tuvo su máximo esplendor en México. Fueron tallados en madera de cedro blanco y cubiertos con hojas de oro, conformados por un gran cuerpo y remate.
De acuerdo con Mónica Martí, investigadora del INAH, este tipo de arte es ascendente, es decir, a la gente la invita siempre a voltear hacia arriba y ver la obra en conjunto, como un todo.
Lo anterior, porque en el barroco a las manifestaciones artísticas no se les podía entender por separado, sino como parte de una gran obra que incide emocionalmente en el ser humano. La mayor parte de los retablos y pinturas murales que se encuentran en el lugar fueron realizados por Miguel Cabrera, que además de pintor era escultor.
Cuando se inauguró el MNV, en 1964, los retablos fueron restaurados de una manera empírica, pues entonces no había una escuela especializada, sin embargo, las piezas se conservaron en condición aceptable.
No obstante, para la presente intervención se realizó un levantamiento arquitectónico y diagnóstico de los distintos estratos y esculturas que conforman los retablos para saber qué técnicas tendrían que utilizarse para su mantenimiento.
Entonces se decidió consolidar las piezas, suplantar las hojas de oro falso que tenían en algunas áreas y trabajar en la policromía de todo el retablo, para lo cual se hicieron varias pruebas químicas.
Después de este trabajo, se eliminó la pintura que quitaba originalidad a las piezas y se siguió con la limpieza de las esculturas para que recobraran su brillo original, que en el siglo XVII era dado por la hiel del buey y ahora es proporcionado por otro tipo de sistema.
El proyecto, en el que trabajan jóvenes egresados de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, incluye el cambio del oro de los retablos, procedimiento delicado por lo delgado de las hojas de reemplazo que se realiza con técnicas europeas.
(Notimex)