“Viaje al fondo del jazz”, un libro que documenta la raigambre de este género en México

Un libro indispensable para
todos los interesados
en el jazz mexicano
Foto: Cortesía Antonio Malacara

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 28 de julio de 2008. En la segunda quincena de mayo de 2008, se llevó a cabo la presentación del libro colectivo “Viaje al fondo del jazz”, que lleva el subtítulo de “Coloquio-Memoria”, coordinado por Antonio Malacara, producto de la serie de encuentros organizados por éste en abril de 2007 en el Museo Nacional de Culturas Populares (MNCP), en la que participó realmente gente importante del jazz en México.

Desde el inicio de esas tardes interesantes de abril, complementadas por música en vivo, Malacara había anunciado que se tenía el propósito de publicar una memoria del coloquio homónimo. Esto ya se volvió realidad y fue posible por la colaboración de la Delegación Coyoacán, la Universidad Autónoma de Baja California, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y el programa “Sólo Jazz” de Radio BUAP, editado en México, D.F., en 2008.

Así, el miércoles 21 de mayo, pasadas las 19 horas, porque se estaba esperando al delegado en Coyoacán, Heberto Castillo, inició la presentación con la participación de Germán Palomares Oviedo, quien no llevaba texto escrito, pero sí un extraño –para mí– mal humor y rasgos de intolerancia, como si sólo lo que él piensa, opina y escribe sobre jazz fuera válido.

En seguida, tocó el turno al músico y periodista Xavier Quirarte, quien hizo un somero recuento de algunas de las ponencias (o transcripciones de los participaciones), como la de Alejandra Ramos sobre el papel de “El Arcano” en la formación de los músicos de su generación –aquí, Quirarte lamentó la ausencia de Francisco Galindo en ese coloquio–; o el papel de los medios de comunicación en la difusión de esta música, o la opinión del maestro Francisco Téllez acerca de la influencia del jazz en la música popular, aunque aquélla muy mínima en la radio comercial; citó al recitado (mejor: multicitado) Alain Derbez y su libro, pero enfatizó que el jazz en México vive un buen momento.

Posteriormente, Antonio Malacara expresó su entusiasmo ante la presencia de las más de cien personas –a pesar, señaló, del descuido en que ha tenido su taller de teatro por la exigencia de tiempo de las actividades jazzísticas que ha organizado– que colmaron el salón “José María Morelos” de la Casa de la Cultura “Jesús Reyes Heroles”, pues no cabían más y muchas estaba de pie, por lo que “nuevamente documentan mi optimismo”, dijo el también colaborador del diario “La Jornada”.

También mencionó el hecho de que, después de muchos años de ausencia del jazz mexicano en el Palacio de Bellas Artes, hace dos años hubo lleno absoluto en la Sala Principal durante un acto musical de homenaje, asimismo ocurrió durante el Festival Nacional de Jazz 2008 (igual que la llegada, en esos momentos, de Heberto Castillo), por lo que su optimismo no decaía.

Más adelante agradeció el apoyo de Fernando Híjar, del MNCP, y anticipó que ya están planeando hacer “Viaje al fondo del jazz” en 2009 y darle la característica de bienal. Y que invitó a tres personas para ampliar el horizonte del libro: Julio Flores, de Oaxaca, Pablo Argüelles, de Puebla, y Jean Khalil del D.F., los dos primeros productores de jazz, y el tercero estudiante de Etnomusicología en la Escuela Nacional de Música de la UNAM.

Añadió la ausencia en el primer coloquio, además de Francisco Galindo, la de Eduardo Soto Millán, Evodio Escalante y Alonso Arreola, pero que los piensa incluir para 2009, e invitó a la gente a comprar el libro, ya que a cada participante se le darán tres ejemplares y los demás serán para él.

Luego, ya instalado en la mesa y ofrecer disculpas por la demora, Heberto Castillo agradeció a los presentes por su participación en el coloquio y en la presentación del libro. También dijo que quiso participar porque en su administración es una prioridad impulsar la difusión cultural, las actividades artísticas, en ese caso la música, pues es una tradición en Coyoacán, donde están dos importantes escuelas de música, además de que ésta contribuye a formar mejores seres humanos.

Asimismo, manifestó que en el Foro Coyoacanense “Hugo Argüelles” se están organizando conciertos de jazz cada jueves, y que con ello se están acercando los jóvenes a esta música, pues el jazz en especial es para jóvenes y de jóvenes –de espíritu, acotó–, además de que la demarcación también participó con sedes en el Festival Nacional de Jazz, por lo que felicitó a todos por la difusión que se está haciendo del jazz nacional y de la cultura en general.

Malacara indicó que hace quince o veinte años esto no era posible por diversas causas, pues no había tantos grupos, y señaló además el hecho de la coincidencia de que gente relacionada con el jazz se esté colocando en puestos clave dentro de la política o la cultura en nuestro país –nombró a Ernesto Ramos, que está en la UABC y a Pablo Argüelles en la BUAP; no lo nombró, pero era evidente la alusión a Castillo, en Coyoacán–. Como dato curioso, aseguró que Carlos Monsiváis, a quien citó acerca de la relación entre cultura y política, es un jazzófilo y poca gente sabe esto.

Además, indicó que a nadie le interesa editar un libro sobre jazz, por lo que se tiene que recurrir a las ediciones de autor y finalizó diciendo que ya está trabajando en el coloquio y en el Festival Nacional de Jazz 2009, así como en la biografía de Eugenio Toussaint y en un proyecto radial que se llama, cortazarianamente, “La vuelta al día en ochenta mundos”, pues “sabemos que faltan muchas cosas alrededor del jazz en este país…”.

A un año tres meses de la celebración del coloquio “Viaje al fondo del jazz” y a dos meses de la aparición del libro-memoria homónimo, es un placer leer lo expresado en aquellas tardes de abril en Coyoacán, a pesar de algunas posibles lagunas (se grabó todo el coloquio, pero hubo algunos momentos que se perdieron en el limbo, como lo menciona Malacara en la “Intro”), de los abundantes errores –algunos de los cuales señaló Xavier Quirarte– de precisión e impresión y de que la mayoría de los ponentes –para no perder el espíritu de la improvisación– no preparó texto, sino que sobre la marcha improvisó sus comentarios u opiniones.

El contenido del libro, basado totalmente en las mesas del coloquio, es el siguiente: “Intro”, mesa 1: “El jazz. De la prehistoria a las rutas del porvenir”, con intervenciones de Fernando Híjar, Francisco Téllez, Alberto Zuckermann, Xavier Quirarte y Antonio Malacara como moderador; mesa 2: “El jazz en México. Una revisión histórica”, con participación de Alain Derbez, Alejandra Ramos, Germán Palomares Oviedo, Kuitláhuac Macías –con un poema– y Antonio Malacara, moderador; mesa 3: “El jazz en México. Actualidad y perspectivas”, con Roberto Aymes, Óscar Adad Islas, Antonio Malacara y Xavier Quirarte como moderador; mesa 4: “Difusión y promoción. Medios, Gobierno e iniciativa privada”, con Pepe Janeiro, Julio Rivarola, Erik Montenegro, Carlos Mercado, Roberto Cabrera y Antonio Malacara, moderador; como colofón, se incluyen los textos de Pablo Argüelles, Julio García y Jean Khalil Maroun. Además, algunas intervenciones de personas presentes durante las sesiones, pues al final de cada una generalmente se abrió una sesión de comentarios y preguntas. Aunque no se incluye el programa interpretado por los músicos, en la mesa 1 tocaron Francisco Téllez y Alberto Zuckermann; en la mesa 2, Quadrivium; en la mesa 3, Sociedad Acústica de Sociedad Variable, y en la mesa 4, Los Dorados.

Por supuesto, de acuerdo con el gusto e interés de cada quien, hay textos que llamarán la atención de los lectores de manera independiente al contenido general del libro. En mi caso, destacan el de Xavier Quirarte sobre la bibliografía de jazz en español, el de Alejandra Ramos sobre la generación de “El Arcano”, el de Germán Palomares Oviedo sobre su historia personal del jazz en México, el de Óscar Adad sobre su relación como escucha con el jazz, el de Julio Rivarola sobre difusión y promoción de jazz, y Roberto Cabrera acerca del jazz y su relación con una revista enfocada a este tipo de música, así como los complementarios de Pablo Argüelles y Julio García (¿por qué no apareció el comentario de la mesa 3, y sí el excelente de las otras tres mesas?). En fin, un libro indispensable para todos los interesados en el jazz mexicano. De acuerdo con Malacara, ya se encuentra a la venta en las librerías Gandhi y en otras.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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