Quiahuixtlan, sitio totonaco de hace más de dos mil 800 años, ya aprovechaba sus recursos naturales

Quiahuixtlan es considerado
uno de los sitios totonacos
más hermosos de la costa
veracruzana, debido a su
altura que permite el
dominio parcial de la costa
Foto: Cortesía Mauricio Marat/INAH

Ciudad de México.- 19 de Julio del 2008.- (CONACULTA) La explotación de los recursos naturales, como energías renovables,  no es propio de esta época. Hace más de dos mil 800 años, culturas prehispánicas, como, la totonaca,  basaban parte de su supervivencia en el aprovechamiento del agua de lluvia, la energía solar y  productos del mar como, las conchas de los ostiones, que contienen altos niveles de calcio.

 

El sitio arqueológico de Quiahuixtlan ­–cuyo nombre significa "Lugar de la lluvia" — ubicado en la faja costera de Veracruz, en el municipio de Actopan, sobre el Cerro de los Metates, es un claro ejemplo del aprovechamiento de recursos naturales  que inició desde el 800 a. C., y que continúa hasta la fecha.

 

Considerado  como uno de los sitios totonacos más hermosos de la costa veracruzana, debido a su altura — 150 metros sobre el nivel del mar — que permite el dominio parcial de la costa, Quiahuixtlan, asentamiento que funcionó como cementerio, ciudad y fortaleza,  está localizado a poca distancia de donde Hernán Cortés  estableciera materialmente la primera Villa Rica de Veracruz.

 

Las condiciones geográficas del  Cerro de los Metates, que en total alcanza los 300 metros sobre el nivel del mar, dificultaban  el abasto de agua a la población que habitaba en el sitio y que de acuerdo con las investigaciones  llegó a   15 mil habitantes, sin embargo no hubo escasez del  líquido porque los totonacas implementaron un sistema de captación de agua pluvial para abastecer a la comunidad.

 

Por lo que en la cumbre del cerro instalaron contenedores para almacenar el agua, y después transportarla mediante un sistema de ductos hasta la parte habitacional, y de ahí distribuirla hacia el centro ceremonial y los panteones.

 

Inmerso en un ecosistema de sabana tropical, el Cerro de los Metates permitió la filtración del líquido y con ello se evitó que en la época de secas –de noviembre a diciembre– el agua faltara.

 

En  la zona arqueológica se retomó este tipo de actividades y aunque ahora no se instaló un contenedor en la cima del cerro, se sigue almacenando agua pluvial, para ello se construyó una cisterna en la parte conocida como el cementerio central, junto a la caseta de vigilancia.

 

Sin embargo la reutilización del agua proveniente de la lluvia no es el único recurso natural que aprovecha el INAH en el sitió. En 1998, después de una inundación que dejó incomunicado al lugar,  se instaló una celda solar para dotar al sitio de comunicación.

 

La celda –de metro y medio de lago  y casi tres de alto–, abastece de energía a los radiocomunicadores de los custodios que trabajan en  la zona arqueológica y que permanecen constantemente comunicados con el Centro INAH Veracruz.

"Gracias a estas celdas y a la energía que proporcionan para las pilas de nuestros radios tenemos mejor comunicación con las autoridades del INAH y podemos avisar en el momento de cualquier imprevisto y evitar contingencias", reconoció Ramiro López Jiménez, custodio de la zona

 

No obstante, este sistema de celdas solares todavía no proporciona alumbrado en todo el lugar, por lo que el horario de visita se restringe de 09:00 a 17:00 horas, de Lunes a domingo.

 

Quiahuixtlan, lugar que recibe la visita de casi cuatro mil personas al mes, también es considerado como un parque natural por lo que para evitar la contaminación del ecosistema se decidió instalar el servicio de sanitarios ecológicos o secos. Esta instalación en lugar de agua utiliza cal para evitar que se contaminen  las lagunas que se localizan a las faldas del cerro, donde se cultivan moluscos, crustáceos y peces, que ayudan a subsistir a los pescadores de la región.

 

Todos estos elementos y sistemas de energías renovables hacen del "Lugar de la lluvia" un sitio sustentable, como Xochicalco o el mismo Monte Alban que también aprovechan los recursos naturales para dar los servicios a los visitantes.

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