Alí Chumacero abrazado por todos en el Homenaje Nacional por su 90 aniversario en Bellas Artes

El público lo recibió con
aplausos de pie en el
interior de la sala, pero
sobre todo, escuchó al
maestro dictar una lección
sobre lo que debe
ser la poesía
Foto: Cortesía
Fco. Segura/CONACULTA

Ciudad de México.- 24 de Junio del 2008.- (CONACULTA) Su amiga, la poeta Dolores Castro, consideró que un homenaje al escritor era absolutamente necesario; Emmanuel Carballo se dijo deudor de sus enseñanzas, y Carlos Montemayor lo señaló como protagonista de instantes notables en la literatura mexicana. Era Alí Chumacero, abrazado por todas las palmas y las miradas en el Homenaje Nacional por su 90 aniversario en el Palacio de Bellas Artes.

 

La noche del 23 de junio, el público lo recibió con aplausos de pie en el interior de la sala, y ya en su compañía, escuchó una semblanza en voz de Montemayor, un análisis a su obra por el poeta Jaime Labastida y los discretos elogios prodigados por Eduardo Lizalde; pero sobre todo, escuchó al maestro dictar una lección sobre lo que debe ser la poesía.

 

Chumacero, que cumplirá 90 años el 9 de julio, dijo: “Estoy seguro de que, en general, la poesía es o debe ser una expresión relacionada con el impulso juvenil. Es cuando la alteración afectiva adquiere su vigor más intenso y sin éste impulso se desvanecería, porque el amor, la desilusión, el jubilo y la ira, son los ingredientes naturales.”

 

Los tres libros que integran la obra de Chumacero: Páramo de sueños, Imágenes desterradas y Palabras en reposo, escritos entre 1943 y 1956, le han merecido los mejores calificativos por su musicalidad y estructura. El propio Octavio Paz señaló al autor como “el mago de la poesía mexicana”.

 

En su homenaje, el poeta, ensayista y editor, refrendó con sus propias palabras lo expresado instantes antes por Emmanuel Carballo, quien dijo que en un país en el que no abundan los maestros, la generosidad de Chumacero era tan grande como su falta de pedantería. En alusión a los jóvenes, el maestro expresó:

 

“El poeta ha de singularizar su voz, distinguir su sonido entre la selva de imágenes que evocan las palabras. Si bien, es verdad que no existe sin influencias. Lo importante es que estas lo arrastren directamente a descubrir su afirmación personal. Sin influencias no hay poeta.”

 

Posteriormente dijo: “Nuestro oficio consiste en hacer creíble lo increíble y hacer inverosímil lo creíble. Y entre los escritores que ya empezamos a pintarnos las canas, lo adecuado es contribuir con el ejemplo y cuando sea oportuno, con la enseñanza, para que aquellos que inician el camino de las letras venzan con pericia los escollos".

 

Alí Chumacero, originario de Acaponeta, Nayarit, forma parte del grupo de escritores que nutrieron con su obra las letras mexicanas durante la segunda década del siglo veinte. Su nombre se suma a los de Octavio Paz, Efraín Huerta, José Revueltas, Juan José Arreola y Juan Rulfo.

Al Palacio de Bellas Artes asistieron también los poetas Vicente Quirarte, Juan Gelman y Tomás Segovia, además del historiador Miguel León Portilla y el gobernador de Nayarit, Ney González Sánchez.

 

Tras concluir las palabras que le dedicaron sus amigos en el presidium del escenario, Alí Chumacero subió al segundo piso para escuchar, en compañía del presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Sergio Vela, y la directora del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Teresa Franco, el concierto del flautista Horacio Franco y la Capella Cervantina.

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