Concluyen con éxito mil 800 empresarios de todo el país la “X Feria Nacional de Empresas Sociales”

Para cerrar con broche de oro,
el concurrido evento los asistentes
disfrutaron la excelente
presentación del 'Ballet
Xonahuican' de danza folklórica
Foto: Gregorio Martínez M./Azteca 21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 2 de junio de 2008. Los días 29, 30, 31 de mayo y 1 de junio se llevó a cabo la X Feria Nacional de Empresas Sociales en el Palacio de los Deportes, así como en carpas instaladas a su alrededor, en la que participaron, según fuentes de la Secretaría de Economía, instancia que patrocinó la feria a través de FONAES (Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad), mil 800 empresarios sociales de todo el país.

Con un horario de las 11 a las 21 horas, durante cuatro días miles de personas acudieron a la feria de FONAES a adquirir diversos productos, pues la oferta era amplia y variada, con precios regularmente bajos, y en muchos casos directamente del productor, fabricante, agricultor, artesano o empresario.

Así, las carpas o los pabellones agrupaban a distintos estados de la República, por lo que había que recorrer de a uno por uno para poder ver, medianamente, la mayoría de los locales instalados, tarea que realmente era casi imposible. No obstante, había modo de encontrar casi todo lo que uno pudiera necesitar o desear: miel y sus derivados, ropa, calzado, comestibles, muebles, artesanías, cerámica, café, productos de soya, bebidas, carne y muchos, muchos productos más.

Entre los locales que llamaron mi atención estuvieron los del estado de Sonora, en los que estaban uno de carne seca de La reina de Sonora, uno de bacanora llamado Rancho Tepua y el de la Sociedad Cooperativa de Artesanos El Alcatraz, que se dedican a la elaboración de artesanías de palo fierro en Bahía de Kino, y el de Nutrimiel, de Ciudad Obregón.

En los del Distrito Federal destacaba el de Productos Naturistas D’César, microempresa familiar dedicada a la elaboración de alimentos derivados de la soya, con una amplia gama de productos. Ahí degusté unas deliciosas tortas de tacos de pastor de soya con nopales y agua de jamaica.

Otro local que atrajo mi atracción fue el de alfarería del estado de Sinaloa, donde el artesano Manuel Bernal Vizcarra me explicó sucintamente su proceso de trabajo. Él y su familia fabrican alfarería de barro en Concordia, sobre la carretera Mazatlán-Durango. También había varios muebleros y artesanos de este bello estado del noroeste de México.

En el espacio del estado de Puebla adquirí unos jitomates de Atlixco, en el de Michoacán unos deliciosos aguacates de Tancítaro, en el de Zacatecas unos deliciosos quesos y frijol negro, en el de Guerrero sombreros de Chilapa y mezcal, y en el de Yucatán dulces de propóleo y miel, y me quedé con ganas de una bellísima guayabera de lino que traía el señor Alberto Rello de la Plaza del Recreo de Mérida.

Por último, productos había muchos, de acuerdo con las necesidades y los gustos de cada visitante, así como de las posibilidades de su cartera. También se instaló un foro para espectáculos, con impresionante logística, en los que me tocó ver al Ballet Xonahuican de danza folklórica y al mariachi Nuevo Tenochtitlán, pero también se presentaron grupos artísticos de son huasteco, son jarocho, son tixtleco, son cubano, trova, entre otros. ¡Cómo me gustaría que se apoyara permanentemente con esta infraestructura a las mejores y más auténticas expresiones folclóricas de México, como las que se verán, por ejemplo, en el Séptimo Encuentro de Música Tradicional Mexicana “Son para Milo 2008” los días 13, 14 y 15 de junio en la Benemérita Escuela Nacional de Maestros!

En fin, de esta manera culminó una feria que, con el paso de los años, se ha vuelto una oportunidad magnífica de venta para miles de artesanos y empresarios sociales, y un escaparate para el público interesado en los productos de aquéllos.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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