Momia tatuada de la cultura mochica reúne a académicos de México y Perú

Se trata de una momia
femenina cuya identidad
se encuentra en proceso,
con estudios de genética
e isótopos, para determinar
su filiación étnica
Foto: Cortesía Mauricio Marat/INAH

Ciudad de México.- 29 de Abril del 2008.- (CONACULTA) Aunque su identidad no ha sido del todo descifrada, el hallazgo de la momia femenina denominada como la Señora de Cao, en el Sitio Arqueológico Brujo, en Perú, ha permitido el acercamiento académico entre especialistas mexicanos y de esa nación, para el intercambio de conocimientos en materia de conservación de materiales arqueológicos.

 

En su visita a México, el Dr. John Verano, experto en osteología humana, de la Universidad de Tulane, Estados Unidos, se reunió con arqueólogos del Proyecto Templo Mayor, así como con restauradores y estudiantes de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), para dar a conocer los avances de los estudios y acciones de preservación que se han aplicado al cuerpo momificado.

 

El descubrimiento suscitado en el verano de 2005, tuvo lugar en el patio norte del centro ceremonial del referido sitio arqueológico de la cultura mochica, en el espacio denominado Tumba 3, y en cuyo interior se encontró un fardo funerario de gran tamaño, acompañado por un importante número de objetos que fueron depositados a manera de ofrendas, incluido el cuerpo de un individuo sacrificado que se ubicaba al pie del personaje principal.

 

“El hallazgo de momias en la costa norte de Perú es escaso, debido a las constantes lluvias que imperan en la región y que destruyen los materiales arqueológicos orgánicos. Pero en el caso de la encontrada en la Tumba 3, es excepcional debido a que se encontró en un contexto totalmente sellado que permitió mantener en perfecto estado de conservación el cuerpo”

 

“Otro factor que favoreció la preservación del cuerpo, radicó en el hecho de que fue envuelto en decenas de metros de textiles de algodón, además de haber sido cubierto con un pigmento rojo, identificado como cinabrio”, explicó el especialista.

 

El bulto mortuorio portaba en la parte superior el bordado de una cara, a manera de rostro, y entre las capas de textiles, diversas placas de metal de oro y cobre, un collar de cuentas con formas de cabezas, además de dos porras de guerra que portaba en cada brazo.

 

“Por la cerámica fina de estilo temprano asociada al cuerpo momificado, se pensó en un principio que correspondía a la Fase Moche I ó Mochica I, correspondiente al primer siglo de nuestra era. Sin embargo, de acuerdo con los fechamientos efectuados por Radio Carbono, se precisó que corresponde a los años comprendidos entre el 450 y 500 d.C.”, abundó el Dr. Verano.

 

Una vez que fue desenvuelto el cuerpo que portaba cuatro tocados con rostros de felinos, se pensó que se trababa de un individuo del sexo masculino, relacionado con la guerra, por el par de porras que tenía en cada brazo.

 

“Sin embargo, los estudios de Rayos X indicaron que se trataba de una mujer porque presentaba un hueso pélvico ancho, y no angosto como el de un hombre”, precisó el antropólogo físico, al impartir la conferencia Tumbas Reales de la Cultura Mochica: Nuevos hallazgos, nuevas preguntas, en el auditorio de la ENCRyM.

 

Sobre las causas de muerte de esta mujer, de entre 25 y 30 años, el Dr. Verano externó que posiblemente estuvo relacionada con el parto. “Aunque esto no lo hemos podido confirmar, aunque en la piel de su vientre se observan las huellas de un embarazo”, dijo.

 

No obstante, añadió, esta hipótesis estaría también relacionada con una escultura que se encontró como parte de los materiales arqueológicos asociados a la momia, en la que está representada una mujer con un niño en brazos que está entregando a una curandera.

           

Con la presencia del arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el Dr. Verano comentó que en el caso del individuo sacrificado que se encontró al pie de esta mujer, se determinó que su inmolación se dio por medio del ahorcamiento, como lo apuntan los restos de una soga de fibras naturales que se encontró alrededor del cuello.

 

El especialista en prácticas funerarias de los Andes, comentó que hasta el momento no se ha logrado precisar la identidad de la momia femenina, toda vez que aún se encuentran en proceso una serie de estudios de genética e isótopos, para determinar su filiación étnica. Además de análisis iconográficos, debido a que en ambos brazos este personaje presenta una serie de tatuajes aún no descifrados.

 

“Son tatuajes con imágenes de serpientes y arácnidos, pero todavía no se ha determinado el significado de este discurso”, sentenció el Dr. Verano, luego de comentar que por la forma en que fue enterrada, todo apunta a que se trató de un personaje de alto rango, y asociado con la milicia, pero que al tratarse de una mujer, se trata de un caso excepcional.

 

El antropólogo aseveró que en estos momentos los esfuerzos de los especialistas peruanos, se han centrado en la conservación del cuerpo momificado, debido a que por estar en una región costera,  el calor que impera podría afectarlo. Una vez que se logre la estabilización climática, se tiene prevista su exhibición al público por primera vez.

 

Mencionó que en lo que respecta al resto de los materiales arqueológicos encontrados al interior de la cámara funeraria, el experto manifestó que se llevan a cabo una serie de trabajos de restauración. Entre ellos objetos cerámicos, joyas, armas de tiro, artefactos para costura, así como una importante cantidad de textiles con diseños, que presentan un buen estado de preservación.

 

En este sentido, Laura Filloy, maestra de la ENCRyM, quien imparte la asignatura de Conservación de Materiales Arqueológicos, comentó que la presencia del Dr. Verano, responde a la invitación que esta institución educativa, hace a expertos de distintas naciones, con la finalidad de que los alumnos puedan reforzar su formación profesional, conocer las técnicas más recientes de conservación y tener contacto directo con los especialistas en la materia.

 

Finalmente, el Dr. Verano añadió que pese a no haber desarrollado un proyecto de investigación en México, desde hace varios años mantiene un intercambio académico con especialistas del INAH. “En esta ocasión, conocer los avances en materia arqueológica que se han alcanzado, en el marco los 30 años del hallazgo del monolito de la Coyolxauhqui”, concluyó.    

Leave a Reply