Banca Cívica

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Banca Cívica
-Nuevo modelo
-Gestión y ciudadanos

    Casi siempre un paso atrás: mientras en México, en la pasada Convención Bancaria celebraron 80 años de instituciones de crédito aglutinadas, convocando al sector para analizar la Responsabilidad Social Corporativa y la cultura financiera, en Europa bancos y cajas de ahorro  van jalando el modelo hacia la Banca Cívica.
    Cuestión de enfoques, simplemente países diferentes y es que mientras en España las cajas de ahorro y bancos como BBVA y  BSCH están adoptando una filosofía de cambio empresarial en sus modelos de gestión financiera, en México van dándose  procesos de bancarización y se hace hincapié en desarrollar la cultura financiera.
    No obstante, tarde o temprano, llegará a América Latina y por supuesto a México el nuevo concepto de Banca Cívica y es que estamos hablando del presente y el futuro del sector en tiempos en que de forma incipiente van surgiendo eslabones entre el poder económico y el medio ambiente; cambio climático; responsabilidad social hacia el entorno.
     Vamos que los bancos dejarán de ser meras instituciones de captación de ahorros y colocación de créditos para convertirse en actores sociales, una especie de ONG´s desde la iniciativa privada.
    De hecho, les considero un poder paralelo al de muchos gobiernos y economías, no dejemos de lado que varias empresas, multinacionales y transnacionales se han convertido en el tiempo en este proceso de globalización en entidades económicas poderosas gracias a las utilidades.  La  presencia territorial y su diseminación de poder económico  las hacen más fuertes respecto al  PIB de muchos países africanos, asiáticos, latinos y del Caribe.
    Las multinacionales y transnacionales adquirirán un rol específico muy relevante en el devenir militar, político, económico, cultural y social en el globo terráqueo.
    Por ello, como nuevos actores de cambio y con importante peso dentro del papel del Estado es que van pariendo una nueva concepción en cuanto a su relación con el consumidor.
    En el segmento financiero, los bancos en Europa conciben la Banca Cívica. Por ejemplo, en España, la publicidad define la nueva relación “ahora tú decides dónde se invierten tus ahorros”.
    Las Cajas de Ahorro son las que van imponiendo el ritmo por su importancia económica. Así Caja Navarra impulsa la Banca Cívica convocando a que sus clientes dejen atrás esa visión de sólo obligaciones para, entonces, ejercer derechos.
    Por ende, las personas que confían en Caja Navarra pueden: 1) Decidir el destino de la obra social, eligiendo proyectos. 2) Saber cuánto gana Caja Navarra gracias a la confianza de cada una de las personas que tienen recursos allí y cuánto se aporta a los proyectos elegidos. 3) Las entidades sociales explican qué han hecho con el dinero de las personas que ya no son tratados como el prototipo de cliente acostumbrado. 4) Las personas  (clientes) pueden participar en proyectos haciendo voluntariado. 5) Asimismo decidir en qué se invierten sus ahorros.
A COLACIÓN
    La semana pasada asistí al XV Encuentro del Sector Financiero, realizado en Madrid bajo la temática “necesidades de evolución del modelo de negocio de las entidades financieras españolas”.
    Me pareció bastante revolucionario dado los nuevos conceptos planteados  de cómo tratar al nuevo cliente financiero del siglo XXI.
    Precisamente, Enrique Goñi, director General de Caja Navarra, durante su intervención explicó el interés de la institución de invertir el 5% del gasto de personal en formación  a fin de reflejar un cambio de mentalidad institucional para hacer más partícipes a los empleados y al mismo tiempo involucrarlos en la toma de decisiones con sentido social.
    Ante la pregunta de, ¿qué es la Banca Cívica?  Goñi puntualizó que se trata de instituciones financieras enlazadas con clientes con derechos nuevos para sentir de cerca la obra social.
    Durante su intervención el directivo abordó un nuevo concepto desconocido hasta ahora en el terreno de la iniciativa privada en su rol de ente económico, me refiero al de visualizar al cliente no como cliente sino como “ciudadano”.
    El concepto de ciudadanía en Europa es muy fuerte, digamos una palabra mayor en toda democracia,  émula del pilar del demos, pueblo, y cratos, poder; porque en la ciudadanía descansa el peso de los derechos y las obligaciones de una democracia.
    Por tanto, lanzar  que los clientes se sientan “ciudadanos” en su interrelación con la iniciativa privada, para este apartado de los bancos, significa  no solamente reconocerles obligaciones sino darles derechos en su relación con las instituciones financieras.
    Para llegar a este punto de madurez, es porque viene detrás un camino recorrido: hablamos de Responsabilidad Social Corporativa y de cultura financiera.
    Dicha madurez hace posible lo que dice Goñi un cambio que va desde abajo y que permite a las empresas ser innovadores en lo social.
    Además hablamos de ciudadanos comprometidos, no de consumidores que dejan seducirse por precios, rebatiñas del bolsillo,  moda, ofertas y tendencias.
    No, hablamos de ciudadanos que saben muy bien primero, cómo gastar su dinero; segundo, dónde guardarlo y ahorrarlo y saben bien cómo privilegiar productos y servicios elaborados por empresas involucradas en mejorar el medio ambiente y reducir la pobreza y las brechas sociales.
    Son ciudadanos del siglo XXI que compran productos cuyos proceso de producción no fueron dañinos para el medio ambiente, ni fueron producidos por gente tratada en esclavitud, ni explotada; igualmente, son tomadores fundamentales de decisiones porque saben bien que su dinero ahorrado permite detonar proyectos de inversión con obra social.
    Los nuevos ciudadanos optan por productos de ahorro e inversión en fondos verdes, ecológicos, que promuevan actos de cambio y participación.
    Si alguna vez en teórica económica nos hablaron del consumidor racional, y pareció quedarse en mera quimera, nunca como ahora se abre una verdadera oportunidad para que emane  el ciudadano racional consciente de que puede tener el control.
    ¿Sueño o realidad? Pedro Vázquez, director General de  Bancaja, habló en el mismo foro  de lo hasta ahora inimaginable: “El principio del equilibrio. Instituciones de crédito que le devuelven dinero a sus clientes, ejecutivos que piden disculpas por errores en los estados de cuenta y que ofrecen retribuciones, pagos a los clientes; además devolución de comisiones cuando el cajero automático  falla en dar dinero”.
    Suena al paraíso.

 

Redacción Azteca 21

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