
Rinden homenaje en Sonora al gran bailarín mexicano José Limón, a una centuria de su nacimiento
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Envueltas en un halo de
misterio, entre sonidos
guturales y velas, un
grupo de mujeres
danzaron en las faldas
del Cerro de la Campana
Foto: Cortesía CONACULTA
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Hermosillo, Sonora.- 21 de Abril del 2008.- (CONACULTA) “Un desierto para la danza” comenzó con la figura de José Limón en la voz y la imagen de dos artistas mexicanos. Primero, Elizabeth Cámara, exbailarina, maestra, coreógrafa y actualmente directora del Centro Nacional de Investigación, Documentación, Información y Difusión de la Danza José Limón, ofreció una conferencia sobre la vida del gran bailarín y coreógrafo y el estilo que marcó en la danza moderna.
Cámara lo recordó como un mexicano por nacimiento (Culiacán, Sinaloa, 1908) y estadounidense por educación y vida (Flemmington, Estados Unidos, 1972), que se caracterizó por la autoafirmación, la búsqueda de lenguajes personales, con la sabia virtud de asimilar lo que encontraba a su alrededor y la valoración de su propia cultura.
Inclinado siempre hacia las artes con su padre músico, José Limón había elegido las artes plásticas como forma de expresión, hasta que se encontró con la danza moderna y decidió comunicarse a través de su cuerpo hasta su muerte en 1972.
Para continuar con el homenaje al reconocido bailarín, en la sala de exposiciones temporales del Museo de Sonora, se inauguró una muestra fotográfica de la Compañía José Limón en Bellas Artes, con imágenes captadas por Guillermo Galindo; otra parte de esta obra podrá apreciarse en la Plaza Central de la Casa de la Cultura de Sonora, bajo el título José Limón y su obra. El cuerpo como una orquesta.
Durante el recorrido, además de admirar las coreografías de Limón congeladas en papel y el tiempo, los asistentes tuvieron la oportunidad de intercambiar consejos y opiniones con Galindo, bailarín de profesión con más de diez años de experiencia. Desde el año 2000 es fotógrafo de la Compañía Nacional de Danza, y de 2004 a 2007 trabajó en Danza-UNAM bajo la dirección del maestro Cuauhtémoc Nájera, donde captó a los mejores exponentes de la danza contemporánea, clásica, folclor y flamenco.
Después de apreciar las fotografías, el público fue guiado a través de los pasillos de la antigua Penitenciaria entre velas y luces tenues y, al llegar al patio exterior, se encontró con el performance de Margarita Danza aquí, grupo anfitrión de este año. Envueltas en un halo de misterio, entre sonidos guturales y velas, un grupo de mujeres danzaron en las faldas del Cerro de la Campana; a ellas se unieron los alumnos de la Escuela Nativa de David Barrón. La bailarina del cartel de Un desierto para la Danza 16 cobró vida en esta obra coreográfica, que se esfumó al proyectarse en video la programación que será disfrutada en Hermosillo, Cajeme y Navojoa del 18 al 25 de abril.