Editan “Historia de los menonitas radicados en Durango”, escrito por la periodista Liliana Salomón

Un amplio apartado
describe costumbres de
índole religiosa como
bodas, funerales, bautizos,
Pascua y Navidad
Foto: Cortesía CONACULTA

Ciudad de México.- 25 de Marzo del 2008.- (Héctor Campio/CONACULTA) Actualmente existen 32 colonias menonitas asentadas en el estado de Durango. Treinta de ellas pertenecen al municipio de Nuevo Ideal y dos al de Santiago Papasquiaro, ambos ayuntamientos ubicados al noroeste de la capital de la entidad. No obstante una antigüedad de más de  80 años en el estado, aún es poca la información respecto a esta comunidad de inmigrantes en México. La mayor parte está basada en prejuicios o suposiciones de procedencia dudosa.

 

Para llenar ese vacío, la periodista duranguense Liliana Salomón elaboró una investigación sobre dicha comunidad radicada en Durango desde 1924. Con este primer acercamiento a los rasgos culturales y económicos que caracterizan a los menonitas duranguenses, la autora pretende sentar las bases antropológicas e históricas para estudios posteriores sobre dicho grupo en el país.

 

La investigación –elaborada con el financiamiento del Programa de Apoyo para las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), otorgado por la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante los años 2002 y 2003–, tiene como fuente un amplio acervo hemerográfico, además de entrevistas con miembros de la comunidad que clarifican los usos y costumbres menonitas.

 

Se describen, en primer lugar, los antecedentes históricos del grupo mediante una rápida cronología de su éxodo desde el siglo XVI hasta el XXI: de las islas Friesianas a Prusia, Rusia y Canadá, hasta los estados mexicanos de Chihuahua, Durango, Zacatecas, Campeche y Tamaulipas, en nuestros días.

 

Al marco histórico sigue una descripción sobre las condiciones climáticas, ecológicas y geográficas de los asentamientos menonitas duranguenses, ubicados en el territorio conocido como Valle de Guatimpé.

 

Para describir su organización social y cultural, la autora refiere el aspecto ideológico. Explica la convivencia de sus miembros dentro de las comunidades, así como las razones históricas y religiosas por las cuales evitan un mayor contacto con poblaciones vecinas, salvo que no sea por motivos comerciales.

 

Liliana Salomón hace una valoración sobre la religión y el trabajo, aspectos que norman la vida menonita desde la indumentaria hasta sus hábitos alimentarios y conducta en sociedad.

 

Un amplio apartado describe costumbres de índole religiosa como bodas, funerales, bautizos, Pascua y Navidad; además de prácticas tradicionales como la formación de anillos, cooperativas donde 16 personas se turnan para sacrificar una res cada semana y repartir su carne, o los remates, ventas públicas de bienes al estilo de subastas en las que se invitan también a mexicanos.

 

La industria del queso en las colonias menonitas, y otras fuentes de ingreso como la producción forrajera, la venta de maquinaria agrícola y la cosecha de avena, maíz, fríjol, trigo, alfalfa y cebada, se abordan en un capítulo dedicado a la organización económica.

 

Para abundar en el aspecto antropológico, la autora describe un asentamiento campestre, realiza algunas entrevistas de semblanza a miembros de la comunidad e incluye un breve recetario. La investigación está ilustrada con fotografías de esta comunidad tomadas durante sus convivios.

 

El libro  Historia de los menonitas radicados en Durango fue un proyecto del Programa de Apoyo para las Culturas Municipales y Comunitarias, inscrito en el campo de memoria histórica. Actualmente, la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes mantiene abierta su convocatoria para la recepción de proyectos de este año.Actualmente existen 32 colonias menonitas asentadas en el estado de Durango. Treinta de ellas pertenecen al municipio de Nuevo Ideal y dos al de Santiago Papasquiaro, ambos ayuntamientos ubicados al noroeste de la capital de la entidad. No obstante una antigüedad de más de  80 años en el estado, aún es poca la información respecto a esta comunidad de inmigrantes en México. La mayor parte está basada en prejuicios o suposiciones de procedencia dudosa.

 

Para llenar ese vacío, la periodista duranguense Liliana Salomón elaboró una investigación sobre dicha comunidad radicada en Durango desde 1924. Con este primer acercamiento a los rasgos culturales y económicos que caracterizan a los menonitas duranguenses, la autora pretende sentar las bases antropológicas e históricas para estudios posteriores sobre dicho grupo en el país.

 

La investigación –elaborada con el financiamiento del Programa de Apoyo para las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC), otorgado por la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes durante los años 2002 y 2003–, tiene como fuente un amplio acervo hemerográfico, además de entrevistas con miembros de la comunidad que clarifican los usos y costumbres menonitas.

 

Se describen, en primer lugar, los antecedentes históricos del grupo mediante una rápida cronología de su éxodo desde el siglo XVI hasta el XXI: de las islas Friesianas a Prusia, Rusia y Canadá, hasta los estados mexicanos de Chihuahua, Durango, Zacatecas, Campeche y Tamaulipas, en nuestros días.

 

Al marco histórico sigue una descripción sobre las condiciones climáticas, ecológicas y geográficas de los asentamientos menonitas duranguenses, ubicados en el territorio conocido como Valle de Guatimpé.

 

Para describir su organización social y cultural, la autora refiere el aspecto ideológico. Explica la convivencia de sus miembros dentro de las comunidades, así como las razones históricas y religiosas por las cuales evitan un mayor contacto con poblaciones vecinas, salvo que no sea por motivos comerciales.

 

Liliana Salomón hace una valoración sobre la religión y el trabajo, aspectos que norman la vida menonita desde la indumentaria hasta sus hábitos alimentarios y conducta en sociedad.

 

Un amplio apartado describe costumbres de índole religiosa como bodas, funerales, bautizos, Pascua y Navidad; además de prácticas tradicionales como la formación de anillos, cooperativas donde 16 personas se turnan para sacrificar una res cada semana y repartir su carne, o los remates, ventas públicas de bienes al estilo de subastas en las que se invitan también a mexicanos.

 

La industria del queso en las colonias menonitas, y otras fuentes de ingreso como la producción forrajera, la venta de maquinaria agrícola y la cosecha de avena, maíz, fríjol, trigo, alfalfa y cebada, se abordan en un capítulo dedicado a la organización económica.

 

Para abundar en el aspecto antropológico, la autora describe un asentamiento campestre, realiza algunas entrevistas de semblanza a miembros de la comunidad e incluye un breve recetario. La investigación está ilustrada con fotografías de esta comunidad tomadas durante sus convivios.

 

El libro  Historia de los menonitas radicados en Durango fue un proyecto del Programa de Apoyo para las Culturas Municipales y Comunitarias, inscrito en el campo de memoria histórica. Actualmente, la Dirección General de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes mantiene abierta su convocatoria para la recepción de proyectos de este año.

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