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La obra se inspira en una
sucesión de mitos que
demuestran los procesos
internos de la psique como
neurosis, desdicha y lascivia
Foto:
Cortesía Jorge Vargas/CONACULTA
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Ciudad de México.- 10 de Marzo del 2008.- (Homero Bazán/CONACULTA) Regina Quintero está convencida de que en los mitos se encuentran contenida una profunda tradición ritual, que en muchas ocasiones apunta hacia la fatalidad y el amor, como escalones del descenso para la restauración del alma.
La bailarina y coreógrafa presentó este fin de semana en el Teatro de la Danza la obra En busca del amor en el mundo subterráneo, interrelación coreográfica que se inspira en una sucesión de mitos que demuestran los procesos internos de la psique como neurosis, desdicha, lascivia y manipulación mediante las relaciones de poder.
La obra, en opinión de la creadora, presenta los repliegues más misteriosos hallados en el fondo del corazón, a través de un viaje al inframundo, que en realidad está contenido dentro de la misma protagonista. “Es un recorrido mítico por el subconsciente, en el cual se encuentran diferentes experiencias, expresiones, símbolos y disyuntivas. Cada personaje revela, a manera de arquetipos, diversos estados de la psique femenina.
En este sentido aparecen durante la obra presencias vinculadas desde la antigüedad con lo femenino. “El demonio es una estrategia de poder de aniquilamiento; el fantasma es una guía, y el rey es el valor o la parte masculina sana, mientras que las lágrimas son las herramientas con las que la doncella logra ahogar al demonio”, explicó Quintero
Afirmó que la obra retoma la esencia de la obra La princesa sin manos, presentada por su compañía hace unos años, y no utiliza directamente el mito, sino que se presenta como un vehículo para abordarlo, apoderándose de su concepto de narrativa, mientras la danza se encarga de amalgamar la fantasía y la realidad.
"Con su lenguaje abstracto, la danza atraviesa por un desarrollo, un clímax y un final en el que cada episodio se corresponde dentro de un mosaico que recrea atmósferas sonoras y visuales. Además, con la ambientación musical se recrean tanto espacios terroríficos como sublimes, en un montaje electrónico en el que sobresale la voz femenina en busca de su identidad", concluyó.
