De chivo los tamales…
COSAS VEREDES MIO CID
Roberto Montes Vázquez
De chivo los tamales… La colección Cocina Indígena y Popular de México consta de 54 títulos entre los que se encuentran, el Recetario Tarahumara, el Recetario Menonita de Chihuahua, Aromas y Sabores de Nuevo León, el Recetario del Maíz, Comida Tradicional Morelense, Bebidas y Dulces Tradicionales de Tabasco, el Recetario Afromestizo de Veracruz, el Recetario Nahua de Milpa Alta, entre otros. Dice Carla Méndez: Más que tratarse de lo que come un pueblo, los alimentos son el vivo testimonio de su entorno geográfico, social, de sus valores y de su historia económica y cultural. El mexicano, visto a través del arte culinario, posee rasgos y características culturales que aparecen hasta en la sopa
El trinomio maíz, fríjol y chile, base de la alimentación del pueblo mexicano, es sin duda un signo cultural que forma parte de su identidad. Por ejemplo, en la literatura prehispánica existe el mito del Popol Vuh, que narra cómo los hombres y mujeres quichés fueron hechos de maíz. La espiritualidad asociada a las comidas de las bebidas alcohólicas tiene raíces indígenas y europeas. Muchas etnias en nuestro país utilizan algún tipo de aguardiente en las ceremonias religiosas, en honor a la fertilidad de la tierra, que transforma su riqueza en beneficio del hombre. Para la inmensa satisfacción del de la voz y de la raza mordaz, otras bebidas que tienen gran arraigo dentro de la sociedad mexicana como el tequila y la cerveza, se pueden beber para celebrar o para olvidar, e incluso son fuente de inspiración para compositores como José Alfredo Jiménez que cantó en el rincón de una cantina. ( Digo yo: que se me acabe la vida frente a una copa de vino).
La doctora Guadalupe Pérez San Vicente, escribió un texto del Repertorio de tamales mexicanos, que la prestigiada gastrónoma, ya desaparecida, dejó como uno de los textos de obligada consulta para conocer los secretos de uno de los platillos milenarios de México, en la colección Cocina Indígena y Popular del CONACULTA y que su frase de inicio para que se nos haga agua la boca dice: Dentro de la gastronomía mexicana, los tamales, festín de dioses y hombres, constituyen el primero de sus géneros clásicos, al igual que la nixtamalización, los moles y los pepianes o los adobos… Una de las facetas más atractivas quizás de la rica personalidad de la doctora San Vicente fue su interés por la historia y la cultura gastronómica novohispana y después, la mexicana. Desde 1968, en que publicó un número de Artes de México dedicado a La Cocina de la Independencia, no dejó de impartir conferencias y clases, de escribir ensayos y editar recetarios antiguos.
Todas las divagaciones anteriores que dejan al descubierto mi glotonería, porque mi afición al agua de las verdes matas es reconocida urbi et orbi al decir de mis biógrafos. Se viene a la mente por el Día de la Candelaria y es por tradición el día de los tamales. El día 2 de Febrero, se celebra 40 días después de la Navidad el final del periodo navideño, y se conmemora el día en que el Niño Jesús fue presentado en el templo por sus padres, según la costumbre judía. En otros muchos lugares del mundo, este día marcaba el principio del año, por lo cual, en muchos pueblos los indígenas tienen la costumbre de llevar a bendecir las mazorcas que servirán de semillas en la próxima siembra, también se bendicen las velas o candelas, de ahí el nombre de Candelaria, estas velas son consideradas panaceas.
A mayor abundamiento, dice la Wikipedia que Nuestra Señora de la Candelaria, fiesta popular celebrada por los cristianos, en honor a la Virgen de Candelaria, aparecida en Tenerife (Islas Canarias) a principios del siglo XV. Tiene lugar el 2 de febrero, Día de la Candelaria, aunque en algunos lugares, como Tlacotalpan, en Veracruz (México), Suaita (Colombia), Puno (Perú), Mata de Alcántara (España) y Sonsonate (El Salvador), se extiende durante varios días, generalmente por ser la patrona del lugar.
La especulación aflora cuando en época de tamales sin ir más atrás en la historia de las protestas masivas, en las dos megas marchas o manifestaciones callejeras anteriores a esta última motorizada con tractores en contra del TLC, el resultado fueron puras tomadas de pelo, señas de caracolitos, atole con el dedo y los tamales de chivo porque es un engaño nunca se hacen los tamales de carne de los caprinos. La pasada marcha de los campesinos, el tunante Usabiaga levantó la mano enseñando el dorso con el dedo erótico erguido entre el anular y el índice inclinados, para dar por cumplido el Acuerdo Nacional para el Campo y el imbécil del Bajío se escondió en las faldas de su mujer, de la vergüenza de dejar sin efecto el desafuero del Peje que en estos días, ya con el puro vuelo, hizo recular otra vez al otro huuuuulero de Santiago…
Ya veremos, dijo un ciego.