Orquesta de Cámara de Bellas Artes interpreta a José Pablo Moncayo, Haydn, Schubert y Jacques Ibert

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La intervención del maestro
Jesús Medina, su director
titular, revela la fuerza de
un timonel capaz de
enriquecer aún más la
cohesión expresiva del grupo
Foto: Cortesía
Jorge Vargas/CONACULTA
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Ciudad de México.- 26 de Enero del 2008.- (Alfredo Camacho/CONACULTA) La Orquesta de Cámara de Bellas Artes es el conjunto instrumental de sonido mejor empastado en el panorama musical de nuestro país; sus integrantes responden con presteza a los impulsos que les marca Consuelo Bolívar, su concertino desde hace ya muchos años. Podría pensarse incluso que la orquesta sería capaz de tocar sin una batuta conductora, pero la intervención del maestro Jesús Medina, su director titular, revela la pertinencia de un timonel capaz de enriquecer aún más la cohesión expresiva del grupo y la diversidad de su repertorio.
El concierto ofrecido el jueves 24 estuvo integrado por obras de muy diversa factura e interés: Homenaje a Cervantes, de José Pablo Moncayo, Concierto para violín Núm. 1 en Do mayor, de Joseph Haydn, Rondó para violín y cuerdas, de Franz Schubert, y Divertimento de Jacques Ibert.
El intermediario entre el director y la orquesta fue en esta ocasión el maestro Rosendo Monterrey, en ausencia de la maestra Bolívar, y como solista figuró la joven violinista Yuki Manuela Janke, quien ofreció como pieza de regalo un Capricho, de Paganini.
Como es habitual en la oferta sonora de esta agrupación, las obras interpretadas figuran con poca frecuencia en los programas de concierto y brindan notables contrastes.
La severidad de la obra de Moncayo se marida bien con el rigor climático de la meseta castellana recreada en El Quijote; mientras que la espontánea frescura del primer concierto de Haydn es terreno propicio para la ejecución vigorosa y precisa de la violinista germano-japonesa de 22 años.
En la segunda parte resaltó una joya de la inagotable veta musical schubertiana a cargo de la misma intérprete, y el Divertimento en 6 partes de Ibert fue un hálito evocativo por lo que guarda en común con el impresionismo del temprano siglo XX.
El aforo de la Sala Manuel M. Ponce se vio colmado y con toda certeza el éxito se repetirá el domingo 27 a las 12:00 horas en el Conservatorio Nacional de Música, donde la Orquesta de Cámara de Bellas Artes suele ofrecer por segunda vez sus programas. La entrada a este recinto es libre.