Impresionante demostración “a capella” de Juan Pablo Villa en el Festival Alfonso Ortiz Tirado

Villa nació en el Distrito
Federal (1975), es pianista
autodidacta y también
hizo estudios en la Escuela
de Exploración Vocal
de París, Francia
Foto: Cortesía Juan Pablo Villa

Álamos, Son.-  24 de Enero del 2008.- (Ángel Trejo/CONACULTA) “Las posibilidades de expresión musical de la voz humana son múltiples, como lo demuestran los cantos a capella que existen en todos los países” afirmó Juan Pablo Villa, quien hizo una impresionante demostración de sus habilidades vocales en el marco del XXIV Festival Internacional Alfonso Ortiz Tirado.

 

El concierto Improvisaciones y canciones cardenchas, ejecutado por Villa, quien estuvo respaldado por el artista plástico Arturo López Pío en el escenario de La Alameda, no fue voz discordante en el programa de canto operístico del festival Ortiz Tirado, sino una propuesta diferente y alternativa de la capacidad de manifestación artística de la voz.

 

El repertorio de Juan Pablo Villa incluyó canciones cardenches e improvisaciones con base en los cantos de los esquimales Inuit de Alaska, el polifónico de los mongoles y las canciones cardenches de los campesinos de Sapioriz, municipio de Lerdo, Durango, en la Comarca Lagunera.

 

“El canto Inuit  explora las posibilidades de expresión de la inhalación y la exhalación, la practican las mujeres, esposas y novias mientras esperan el regreso a casa de los cazadores esquimales. Es un canto triste, como la mayoría de las canciones instrumentadas con la voz”, dijo Juan Pablo Villa.

 

En muchos casos esta desolación no procede únicamente de problemas individuales (amor, soledad, abandono), sino también de condiciones socioeconómicas deprimentes, falta de recursos para conseguir otros instrumentos, paisajes hostiles y marginación, como fue y sigue siendo la situación de los cardenches.

 

Esta expresión artística marginal surgió en Sapioriz y la comunidad La Flor de Jimulco, Torreón, entre trabajadores agrícolas de otras regiones de México que llegaron a la Comarca Lagunera a contribuir a la explotación del algodón. Sus quejas eran contra su pobreza, sus añoranzas del terruño lejano y  sus sentimientos amorosos.

 

Inicialmente, al cardenche se le consideró despectivamente como Canto de basurero o expresión de borrachitos, de laboreñas o de cerca, esto último debido a que los campesinos lo improvisaban al final de sus jornadas de trabajo y en torno a una botella de sotol, tipo de mezcal elaborado con una planta nativa del desierto y compartido por las poblaciones lagunera y del sur de Chihuahua.

 

La palabra cardenche procede del término cardón, cactácea carnosa cuyas espinas tienen una vaina difícil de extraer. Un pinchazo de esta aguja  produce dolor e infecciones. En el canto cardenche esta picadura es comparada con el dolor que producen el amor y otras aflicciones del hombre pobre.

 

“Es un canto a capella, que se interpreta a tres y cuatro voces (primera, de arrastre y contralta), con frases muy largas, no necesariamente versificadas y rimadas y pausas largas que se intercalan a través del discurso musical, que se elabora a capricho. Las otras voces siguen a la primera o principal”, explicó Juan Pablo Villa.

 

El cantante capitalino interpretó en La Alameda buena parte de los temas contenidos en su más reciente disco, La Gruta de Babá, el cual está contrapunteado con dos canciones cardenches: Yo ya me voy a morir a los desiertos y Al pie de un árbol. El contenido literario y onomatopéyico de los otros diez temas jamás se repite, siempre es nuevo, porque Juan Pablo lo improvisa.

 

Y mientras Villa canta a capella y eventualmente usa instrumentos musicales improvisados –una flautita infantil, una manguerita para sorber mate, un sapito–,  Arturo López Pío monta en un retroproyector de cine, arena y tinta china, la versión plástica de la propuesta sonora del cantante.

 

Juan Pablo Villa nació en el Distrito Federal (1975), es pianista autodidacta y también hizo estudios en la Escuela de Exploración Vocal de París, Francia. En 1999 publicó el CD Toricántaros, con canciones de Germán Bringas. La gruta de Babá fue editada en 2007 por la compañía independiente Intolerancia.

 

Arturo López Pío también es originario del Distrito Federal (1977). Es pintor autodidacta. Realizó estudios de teatro, títeres y música de rock. Es autor del CD Ya y Li, editado en 2004 por Intolerancia, con música de piano, guitarra y tabla Desde 2003 forma parte del colectivo de títeres El Ojo y el Cinemano, especializado en sombras chinescas.

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