Restauran 317 títeres de la Compañía “Rosete Aranda” que fueron hallados en cajas de archivo muerto

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Estos títeres estuvieron
trabajando más de 100
años, desde la fundación
de la Compañía en 1835
hasta 1950 con las últimas
funciones en televisión
Foto: Internet
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Ciudad de México.- 12 de Enero del 2008.- Con una historia llena de peripecias que culminó en el 2006 cuando fueron hallados en cajas de archivo muerto, una colección de 317 títeres de la Compañía Rosete Aranda, —creados entre 1835 y 1950—, es restaurada actualmente por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Se trata de un lote de marionetas rescatadas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que fue encontrado el año pasado en cajas de cartón y que fueron enviadas a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM) para su intervención.
Derivado de un convenio interinstitucional entre el INAH y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el conjunto de 317 títeres es restaurado desde mediados de septiembre por un grupo de seis especialistas encabezados por Arturo Montero Alarcón, docente de la ENCRyM, quienes a la fecha han logrado la atención integral de más de 100 muñecos.
"Estos títeres estuvieron trabajando más de 100 años con la Compañía Rosete Aranda, desde su fundación en 1835 hasta 1950 con las últimas funciones en televisión", explicó el restaurador al señalar que por tal motivo y las condiciones poco apropiadas en las que fueron almacenados presentaban un mal estado de conservación.
La intervención proyectada en dos etapas de tres meses cada una, hasta el momento ha comprendido la limpieza de las estructuras de cada títere que fueron creadas con madera de colorín, el lavado de las vestimentas, eliminación de adhesivos y repintes.
El trabajo diario que realizaban los titiriteros por toda la República, se observa en el estado de deterioro que presentaban los muñecos, que eran medio arreglados cuando se descomponían para llevarlos a escena. Un ejemplo de ello son los hoyos realizados con clavos en el torso que los atravesaban para sujetarles la ropa.
Montero Alarcón, —uno de los fundadores en los años sesenta del antiguo Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio "Paul Coremans", hoy ENCRyM—, abundó que la mayoría de los 100 títeres atendidos en los últimos tres meses corresponden a soldados de 40 centímetros de altura.
En el resto de la colección se pueden observar personajes como charros, toreros, monaguillos, marineros, calaveras y diablos, así como animales entre ellos caballos y un borrego.
"En el caso de los soldados la intervención ha requerido bastante tiempo, porque varios están incompletos, a algunos les falta la cabeza, a otros las manos o las piernas", explicó el especialista al indicar que en estos casos se han tenido que fabricar los faltantes con una pasta hepóxica, mientras que los miembros inferiores y superiores al carecer de sistema de articulación se han hecho con tela rellena de algodón.
De igual manera, abundó, se ha dado mantenimiento a las varillas que presentan entre las piernas los soldados, misma que servía como mecanismo para manejar una cantidad considerable de este tipo de muñecos, cuando se simulaba un desfile.
El restaurador quien también es integrante del Centro Mexicano de la Unión Internacional de la Marioneta, desde la década de los años setenta, adelantó que la segunda etapa del proyecto prevista para enero del 2008, consistirá en la atención de los más de 200 muñecos restantes que conforman la colección.
El equipo de restauradores está integrado por Verónica Fernández Espinosa; Claudia Malváez; Andrea Figueroa; Lourdes González Jiménez y Cecilia Guerrero, quienes han recurrido al ingenio para restituir las piezas de los muñecos que ya no se fabrican actualmente, sobre todo en las decoraciones de las prendas.
En 1983, Montero Alarcón ya había restaurado un pequeño lote de 75 marionetas de la Compañía Rosete Aranda, que iban a ser usados por Enrique Alonso "Cachirulo" para montar un espectáculo. Posteriormente en los años noventa nuevamente atendió 17 muñecos de esta misma empresa por encargo de la Dirección de Teatro Infantil, de ahí que el INBA recurriera a él para encomendarle esta labor.
"La importancia de los títeres radica en el hecho de que son una más de las manifestaciones culturales del hombre, aunado al valor estético e histórico que tienen, porque dan cuenta de esta tradición artística que suele ser un espectáculo que está a la misma altura que el teatro, y por tanto son un bien cultural de la nación"; aseveró el experto.
Enfatizó que la colección de marionetas no sólo debe ser restaurada, sino que debe procurarse su puesta en acción. Un títere colocado en una vitrina deja de ser eso porque está construido para estar en movimiento, de lo contrario, se convierte en una escultura común y corriente, finalizó.
La historia detrás de los títeres de la Compañía Rosete Aranda
La Compañía Rosete Aranda fue fundada en Huamantla, Tlaxcala, en 1835, por iniciativa de los hermanos Leandro y Tomás. En la creación de los muñecos y de las vestimentas participaba toda la familia.
Esta compañía recorrió toda la República con sus espectáculos teatralizados donde en lugar de actores se usaban las marionetas. En pocos años Rosete Aranda logró el reconocimiento del público, hasta 1910 cuando dejó de operar.
Hacia 1930 el titiritero Carlos Espinal compró los derechos y dio continuidad a la compañía hasta 1950, con las últimas funciones en televisión.
El elenco de títeres llegó a sumar más de cinco mil muñecos, mismos que comenzaron a venderse por todos lados al concluir las últimas funciones.
En la década de los años ochenta, el INBA localizó un lote de 800 muñecos que eran vendidos en un tianguis.
En 1983 algunas marionetas fueron restauradas por Arturo Montero Alarcón, especialista del INAH.
En 1985, varios títeres se dañaron a consecuencia del sismo al haber sido colocadas en vitrinas en la Dirección de Teatro Infantil.
En la década de los años 90, otro pequeño lote de 17 muñecos fue restaurado en los talleres de la ENCRyM.
En el 2006, el INBA volvió a encontrar parte de la colección de muñecos que anteriores administraciones guardaron en cajas de archivo muerto.
El lote hallado consta de 317 títeres que en septiembre del 2007 fueron enviados a la ENCRyM para ser restaurados.