Ventanas arqueológicas muestran glorioso pasado colonial y prehispánico

Todo un acierto han resultado
las ventanas a ras de piso
que los peatones disfrutan
en varios lugares del
Centro Histórico
Foto: Internet

Ciudad de México.- 5 de Enero del 2008.- Una manera sencilla y amena de adentrarse en el pasado colonial y prehispánico de la Ciudad de México, lo constituyen las más de 35 ventanas arqueológicas colocadas en las inmediaciones del Centro Histórico, donde permanecen en espera de ojos sagaces que se internen en el tesoro que contienen.

Restos de monumentos que pertenecieron a la cultura mexica, pisos, alfardas o muros forrados con mosaicos coloniales, y otras evidencias de lo que fue el centro del país antes de que fueran edificados los palacios que ahora la integran, se pueden observar a nivel tierra a través de las vidrieras.

A manera de recorrido, el trayecto inicia en las ventanas que se encuentran en el edificio del Palacio Nacional, en sus patios marianos, donde existen alrededor de tres ventanas en las que se observan escalinatas con alfardas y basamentos prehispánicos, además de muros, cuartos y una serie de vestigios de edificios prehispánicos.

Un tramo más adelante, en el Patio de la Real Audiencia, se encuentra también una ventana con restos coloniales en los que se observan muros, drenajes y diferentes niveles de construcción, incluso bases de columnas que estuvieron unidas por arcos en la parte superior y que permanecen abiertas al público en los horarios de la emblemática construcción.

Siguiendo el trayecto por el Palacio del ex Arzobispado se encuentran unas cinco ventanas, donde se observan los restos de escalinatas y alfardas del templo dedicado a Tezcatipotla, quien de acuerdo con la mitología azteca, portaba una especie de espejo de obsidiana en el pecho con el que observaba el comportamiento de los dioses. Pasando a la calle de Moneda, se encuentra la Casa de la Primera Imprenta en México, que sólo permanece abierta durante horarios específicos y donde hay algunos objetos que fueron encontrados ahí.

 Consisten en esculturas y restos de edificaciones de lo que podría ser el Cuatepantli, que delimitaba el área sagrada de la parte profana del Templo Mayor.

 De más reciente apertura, en el Atrio de la Catedral Metropolitana, se encuentran cuatro ventanas, las cuales permanecen prácticamente en un espacio abierto y no dentro de edificios, y que pueden ser observadas por los miles de visitantes que llegan al recinto religioso.

En la primera de ellas, existen muros coloniales en los que todavía se distingue pintura roja y cenefas con flores; en la segunda se observa también un muro con pintura mural; mientras que en la tercera se observan escalinatas de acceso a una pequeña capilla con azulejos del siglo XVII o XVIII y un peralte con peldaños.

La cuarta lumbrera muestra para regocijo de los visitantes nacionales y extranjeros un muro con pintura y diseños de medio pañuelo con colores rojo y blanco, que en algunos casos corresponde a lo que fue la antigua y primera catedral.

 Poco conocidas, más al exterior se encuentra otra ventana localizada en el actual Museo de la Caricatura (en la calle de Donceles), donde se observa parte de un edificio de más de 76 metros de largo que inicia en la calle de Argentina y que de acuerdo con los historiadores, fue por donde pasó huyendo Hernán Cortés durante la llamada Noche Triste.

Otro punto en el que se ubican este tipo de vitrinas realizadas con vidrio templado para sostener el peso de los visitantes, se localizan en el edificio de la Autonomía Universitaria de la calle de Licenciado Verdad.  (Notimex)

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