
“Tengo que hablarte”, de Amparo Ochoa, un disco de excelente factura
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En la contraportada se incluye
un poema de Óscar Chávez
dedicado a Amparo Ochoa,
'Soneto de Amparo en primera
persona para recordarla entera'
Foto: Cortesía Ediciones Pentagrama
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Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21
Ciudad de México. 4 de enero de 2008. A 13 años de la muerte de Amparo Ochoa (29 de septiembre de 1946-8 de febrero de 1994), Ediciones Pentagrama sacó al mercado en febrero de 2007 “Tengo que hablarte”, disco editado originalmente en 1987, que viene a ser un homenaje y un reconocimiento a la cantante sinaloense, epítome de la artista comprometida socialmente con las mejores causas del pueblo mexicano y del latinoamericano.
Pero, sobre todo, es una magnífica oportunidad para disfrutar de la excelente voz y manera de interpretar de Ochoa, ya que el disco que comento también es como un mosaico de la versatilidad y capacidad vocal de la inolvidable intérprete de “La maldición de Malinche”, de Gabino Palomares.
El disco abre con el tema que le da título, “Tengo que hablarte”, de Jorge Jufreza, una hermosa canción de amor; luego sigue un tema del gran Rockdrigo, inspirado sin duda en sus andanzas tampiqueñas, “Huapanguero”, dedicado a los músicos de son huasteco; “Morir como mueres hoy”, del bardo urbano Jaime López; “Canción por los compañeros”, a dueto con Jorge del Río, de Alejandro Martínez; “Ramona”, de Alejandro Stuart, un tema a ritmo tropical que versa sobre el aborto y la desigualdad social, las dificultades para sobrevivir, la migración…
Después continúan “El árbol”, de Juan Acereto, “Debe ser triste”, de Amaury Pérez, dos sentidas canciones, inclinadas a la trova pero con diferentes arreglos, la primera más cercana a la trova y la segunda, al bolero; “Cabalgando”, de Gabino Palomares, una verdadera oda a la vida campirana y a la remembranza familiar; “Caracol”, de Armando Chacha, muy de trova, y “Sin fronteras”, a ritmo afroantillano, casi salsero, una historia también de sobrevivencia, de drama humano.
Así, tenemos en las manos un disco de excelente factura, en el que los arreglos musicales son muy buenos, algunos de los cuales estuvieron a cargo de Alberto Núñez, Eduardo Magallanes y Alejandro Barrientos. La producción y dirección artística fue de Gabino Palomares. Por último, en la contraportada se incluye un poema de Óscar Chávez dedicado a Amparo Ochoa, “Soneto de Amparo en primera persona para recordarla entera”.
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