Revelan que el Templo Mayor de Tlatelolco se modificó ocho veces

Las ampliaciones del Templo
Mayor ocurrían cada vez que
había una conquista a
otros pueblos y no cada
52 años como se creía
Foto: Internet

Ciudad de México.- 28 de Diciembre del 2007.- Las dos pirámides o basamentos hallados en el interior del Templo Mayor del Centro Ceremonial y Comercial de Tlatelolco son una especie de ofrenda para los dioses de cada uno de los pueblos que llegaban a conquistar el lugar, explicó el arqueólogo Salvador Guilliem.

El director del sitio arqueológico recordó que se sabía que el Templo Mayor de Tlatelolco se había hecho siete veces, las mismas que fue conquistado, pero el hallazgo revela que en realidad se trata de ocho.

Guilliem fue entrevistado por Notimex a propósito del hallazgo no sólo de estos dos basamentos sino también de otros vestigios que datan de la época del contacto, ubicada por los especialistas entre la conquista y la colonia.

Señaló que lo que llaman pirámides en realidad son basamentos de pirámides truncas cuya altura es de 20 metros la más alta y la más pequeña de 14 metros y representan los cerros donde habitan los dioses, en este caso, la parte norte representaría el cerro de Tlaloc, la sur el de Huitzilopochtli y ambos representarían el pueblo.

Estas estructuras representaban unir opuestos y complementarios, es decir, comentó, la parte solar masculina o lo bélico y la parte telúrica oscura, de agua, fertilidad y tierra, que es la parte femenina. Fusión que va a tener el concepto de pueblo en fundación.

Aquí, continuó, está toda la parte fundamental de la ideología religiosa de los mexicas y es el punto más sagrado pues por ahí fluye el tiempo, bajan los días, pasan los años y están todas las fuerzas cósmicas reunidas que eran los dioses.

“Como todo esto es tan sagrado le van a construir a ese dios su casa, pero entonces no lo podemos destruir, no lo podemos tocar, qué hacen, dejan en ofrenda enterrada esa pirámide, esa casa antigua y encima hacen una segunda casa”, detalló.

Recordó que de acuerdo con el doctor Leonardo López Lujan, quien realizó sus investigaciones en el templo de Tenochtitlan, se corroboró que las ampliaciones del Templo Mayor ocurrían cada vez que había una conquista a otros pueblos y no cada 52 años como se creía.

Curiosamente, dijo, Tenochtitlan, Tlatelolco y Tenayuca tenían siete etapas constructivas, pero al encontrar una más, entonces en Tlatelolco ya tenemos ocho. Guilliem destacó que aún falta investigar Tenochtitlan, si dentro de la famosa etapa II, el Chac Mool donde está la piedra del sacrificio, se haga otra investigación y corroborar cuántas estructuras interiores hay.

Por lo pronto, abundó, en los edificios anexos, ubicados en la zona arqueológica de Tlatelolco, que abarca más de una hectárea y media de extensión, se han encontrado otras sobreposiciones.

Ejemplo de ello, indicó, son la pirámide de Txeca, que es un gran cuerpo circular con una fachada rectangular, ubicada en la entrada de la zona arqueológica, adentro está la etapa III, comprendida dentro del nuevo edificio.

“Porque repito es la casa de Dios, no la puedo destruir porque ha tenido dones buenos y malos y tienen interacción con el hombre y por lo tanto lo dejo en ofrenda y le construyo la nueva casa encima y esa antigua la respeto y que sea esencia para la siguiente generación, entonces en Templo Mayor se hace siete veces”, comentó el arqueólogo, quien tiene 20 años al frente de ese sitio.

Con este hallazgo, refirió, se estaría hablando ya de ocho momentos. Estos descubrimientos, dijo, ya han sido publicados a lo largo de 50 artículos y tesis doctorales y está próxima a publicarse otra parte de la investigación que se refiere al Templo Calendárico, el Templo Zompantli y el entierro 14.

Agregó que para el 2008 continuarán las investigaciones apoyadas por un georadar proporcionado por la Universidad Nacional Autónoma de México, la cual detectó una “anomalía”, (como la llaman los arqueólogos) en el centro de dicho templo, que correspondería tal vez a una ofrenda.

Sobre las investigaciones, que les llevará entre seis meses y un año en concluir, el investigador comentó que están reabriendo un tunel que ya los mexicas habían abierto y que muy probablemente habrían retirado una deidad que estaba en la parte alta del edificio para enterrarla en un ritual en esta misma parte baja.

Tras enfatizar que la arqueología es una ciencia impredecible, no descartó que en el centro de este mismo templo que ahora exploran, pudieran encontrar osamentas humanas o de animales, se piensa seguir excavando un metro y medio más para llegar al punto deseado.

“Lo que vamos a cambiar es la estrategia de trabajo, por seguridad, se va a abrir ahora de la parte alta para llegar exactamente por encima de la “anomalía” y empezar a liberar las dos estructuras halladas, consolidarlas para que sean visitables y que se conserven perfectamente los vestigios”, comentó.

El proyecto de investigación inició en 1992, cuando comenzaron a explorar cortando en centro de las escalinatas del Templo Mayor para corroborar los datos que se les habían aportado desde 1944 por Antonieta Espejo, después por Eduardo Contreras y finalmente por Francisco Gónzalez Rulfo, quien aseguró que había una pirámide pintada al estilo de un códice con una escalera viendo hacia oriente.

En 1988, Eduardo Matos y Francisco Hinojosa exploraron la parte alta en la parte lateral sur del edificio y encontraron lo ya Antonieta Espejo había liberado en el 44 y no se encontraron mayores datos.

Para 1992, Guilliem propuso que seguramente entrando de frente se podría encontrar una seriación de estructuras prehispánicas del mismo templo que les permitiera saber exactamente cuándo se fundó, basándose en materiales que sean portadores de estilo como la cerámica fundamentalmente.

Aunque el Templo Mayor actualmente presenta 14 grietas importantes, Guilliem aseguró que la estructura está en muy buen estado de conservación, lo que lo hace una zona arqueológica visitable. (Notimex)

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