Comunidad pame rescata de sus cenizas el templo Nuestra Señora de La Asunción de Santa María Acapulc

Las cenizas recolectadas en
el templo, representan para
la población un símbolo de
fuerza, de ahí que desean
incluirlas dentro de la reconstrucción
Foto: Cortesía Imelda Aguirre/INAH

Ciudad de México.- 12 de Diciembre del 2007.- Poco a poco la comunidad pame de Santa María Acapulco, San Luis Potosí, se involucra en el proceso de recuperación de su iglesia luego del incendio ocurrido el  pasado 1 de julio, para ello tanto restauradores como antropólogos sociales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) han considerado el sentir de los pobladores para emprender los trabajos de intervención necesarios.

 

Con el afán de coadyuvar con el proyecto Conservación y restauración de los bienes muebles e inmuebles por destino del templo de Nuestra Señora de La Asunción de Santa María Acapulco, que desde hace algunos años dirige la especialista Renata Schneider, investigadores adscritos al Centro INAH Querétaro realizaron un reporte etnográfico en torno al siniestro.

 

A decir del antropólogo Alejandro Vázquez Estrada —parte de este equipo de investigadores—, dicho registro ha permitido conocer las distintas opiniones de la colectividad alrededor del hecho y lo que esperan de los trabajos de restauración en su iglesia. Lo anterior ha derivado en talleres mediante los cuales niños, jóvenes y adultos, emprenden una reapropiación de su patrimonio vivo y edificado.

 

Según el relato de algunos habitantes de Santa María Acapulco, después de las 3 de la madrugada del 1 de julio, se escuchó un trueno que despertó al pueblo; poco tiempo después un segundo estruendo trajo consigo un rayo que atravesó el techo de palma del templo. Así se inició el incendio que progresivamente devoró  varias pinturas, retablos, imágenes y demás objetos religiosos, de gran valía para la comunidad.

 

No obstante, esta pérdida también se reflejó en la identidad, los sentimientos, la religiosidad y la vida espiritual del pueblo. A partir de entrevistas, de la asistencia a reuniones y de la recopilación de testimonios de manera informal, se generó un diagnóstico que se dividió en tres partes: la explicación del porqué del suceso, qué se quiere hacer del templo, y cómo deben intervenir las instancias competentes.

 

Sobre el primer punto fue coincidente el comentario de muchos lugareños respecto a que la tragedia “se debió al distanciamiento hacia la tradición y desinterés a las costumbres, por tanto fue una llamada de atención de Dios. En respuesta, la comunidad comenzó a generar rituales de desagravio como una manera de decir: ‘nos apegaremos’ y ‘saldremos adelante’.”

 

Vázquez Estrada refirió que respecto a la iglesia, la gran mayoría de la población consultada optó por una reconstitución lo más respetuosa al original, que se mantenga bajo la protección de la misma advocación: la Virgen de la Asunción, y por último que continúen las formas tradicionales de organización dentro de la misma.

 

El último aspecto dejó entrever la necesidad que tienen los pobladores de Santa María Acapulco respecto al compromiso de las instancias gubernamentales en torno la restauración, pues se trata de un proceso largo que incluye la consolidación de muros y restitución de la techumbre, hasta la elaboración de los retablos e imágenes perdidas.

 

Gracias a este reporte etnográfico “se brindó información al equipo de restauración que está a cargo de Renata Schneider, para que ellos pudieran establecer los mecanismos pertinentes para acercarse a la gente y mantener así una colaboración a corto, mediano y largo plazo”.

 

“Cabe señalar que el radio de influencia del templo de La Asunción de Santa María Acapulco es más allá del estado de San Luis Potosí, es regional. Inclusive, el origen de las comunidades pames de Querétaro se encuentra en ese pueblo, por eso cuando se enteraron del incendio también fue un golpe muy fuerte”.

 

Levantándose de las cenizas

 

Al sentimiento de pesar que tenían los lugareños y que les impedía incluso ingresar al templo cubierto de ceniza, se impuso un nuevo ímpetu luego de que su gobernador tradicional, Don Félix Rubio, hallara entre los restos carbonizados un fragmento asociado al rostro de la Virgen de La Asunción.

 

Las cenizas recolectadas en el templo, representan ahora para la población un símbolo de fuerza, de ahí que desean incluirlas dentro de la reconstrucción de su templo.

           

Actualmente, en el curato se encuentran las imágenes que pudieron ser rescatadas por los habitantes y, por otra parte, el equipo de restauración realiza distintas labores al interior de la iglesia.

 

En esta etapa de restauración también se trabaja en el salvamento de los frescos que se hallan en las paredes y se participa junto con integrantes de la comunidad, a través de diversas actividades, en distintas tareas para la conservación y rescate del templo.

 

Debido a que el proyecto de Conservación y restauración de los bienes muebles e inmuebles (…) tiene varios años de haberse emprendido, se tiene el registro fotográfico necesario para en un momento dado poder elaborar las pinturas que fueron consumidas por las llamas, entre ellas destacaban los retablos dedicados a las vírgenes de Guadalupe y de los Dolores, ambos del siglo XVIII.   

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