Libre comercio y clima

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Libre comercio y clima
-Banco Mundial influyente
-Algunas recomendaciones

Según un nuevo informe publicado por el Banco Mundial, la liberalización del sistema de comercio internacional será un factor clave para ayudar a los países en desarrollo a reducir la emisión de gases de efecto invernadero y adaptarse al cambio climático.
El documento “International Trade and Climate Change: Economic, Legal, and Institutional perspectives”, afirma que el cambio climático constituye un desafío mundial que requiere la colaboración internacional.
Para  Warren Evans, director del Departamento de Medio Ambiente del Banco Mundial,  los países “se han comprometido a llegar a una solución multilateral de largo plazo en la liberalización del comercio internacional”.
Evans manifiesta que la integración en la economía mundial ha demostrado ser un medio sumamente eficaz para fomentar en los países el crecimiento económico, el desarrollo y la reducción de la pobreza.
Recordemos que el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) son propulsores de las privatizaciones y la liberalización comercial.
Si bien el  Banco Mundial defiende el bastión liberalizador, no olvidemos que las fórmulas económicas no rinden resultados por igual, el libre comercio provoca éxitos en la medida en que los participantes son fuertes para competir, en términos de competitividad, ventajas comparativas así como en precios, costos, innovaciones, tiempos, mano de obra, tecnología e infraestructura necesaria para poner las mercancías donde tienen que estar en oportunidad de tiempo y espacio.
No es fácil convencer a lo largo y ancho del globo terráqueo de las bondades del libre comercio, es más difícil de creer si por ejemplo tenemos la situación de África, de la que hablábamos hace algunos días.
En materia comercial, la Comisión Europea advirtió a distintos países africanos de restringir su acceso al mercado de la Unión Europea  si no firman los nuevos acuerdos de libre comercio, los llamados APE, antes de que concluya el año.
 La justificación alegada es la expiración de las preferencias en materia de acceso al mercado de las que actualmente se benefician. Sin embargo, según un nuevo informe conjunto de Oxfam Internacional y de Third Work Network Africa, para los países de África, Caribe y Pacífico (ACP) existen otras opciones que la Comisión Europea no ha mencionado.
    En México encontramos igualmente una estela de claroscuros al paso de la liberalización comercial.
Víctor M. Quintana, profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, explica que desde 1994, el país ha dejado de producir buena parte de sus bienes agropecuarios ante la facilidad de importar los mismos bienes desde Estados Unidos o Canadá, pero principalmente del mercado estadounidense.
    El libre comercio ha puesto en el abandono a casi todas las actividades involucradas en el sector primario de la producción.
Quintana indica que los granos básicos y las oleaginosas que ocupan casi 14 millones de hectáreas en México, el 70% de la superficie agrícola, han resultado los perdedores en el TLCAN.
     “De hecho, en los primeros ocho años de vigencia del TLCAN se dejaron de sembrar 1.6 millones de hectáreas de maíz, fríjol, trigo, arroz, soya y algodón. El abandono de tierra cultivable se ha profundizado en los estados con mayor presencia de agricultura campesina tradicional, como Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Michoacán, Querétaro, Puebla y Guanajuato”
El FMI anticipa que  podrían dejar de sembrarse granos en 10 millones de hectáreas durante los próximos años.
A COLACIÓN
De acuerdo con el informe, en los debates sobre comercio y medio ambiente no son considerados  adecuadamente los problemas ambientales de escala mundial: el cambio climático, la disminución de la diversidad biológica, el agotamiento de las pesquerías marítimas y la explotación excesiva de los recursos compartidos.
Por ende, el Banco Mundial  recomienda a la comunidad internacional: 1)  Centrarse en unas pocas áreas en las que ya se observen sinergias de corto plazo. Como parte de las negociaciones de Doha actualmente en curso encaminadas a apoyar el Protocolo de Kyoto, los miembros de la OMC pueden hacer su aporte analizando la posibilidad de liberar el comercio de bienes inocuos para el medio ambiente y eficientes desde el punto energético.   En el marco del Protocolo de Kyoto, la prioridad principal respecto de los nexos con el comercio, consistiría en facilitar el diseño de una estrategia uniforme para la fijación de precios de los gases de efecto invernadero.
2) Eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias para ampliar la difusión de tecnologías inocuas para el medio ambiente en los países en desarrollo. El acceso a tecnologías limpias e inocuas para el medio ambiente es especialmente importante para las economías en desarrollo que se encuentran en rápida expansión. De acuerdo con el documento, la eliminación de los aranceles y las barreras no arancelarias impuestas a cuatro tecnologías básicas inocuas para el medio ambiente (energía eólica, solar, energía limpia a partir de carbón e iluminación eficiente) en 18 países en desarrollo con altos niveles de emisión de gases de efecto invernadero podría dar como resultado un aumento en el comercio de hasta el 13 por ciento.
    3) Simplificar los derechos de propiedad intelectual, las normas referidas a inversiones y otras políticas internas a fin de estimular la incorporación generalizada de tecnologías inocuas para el medio ambiente en los países en desarrollo. Si bien la inversión extranjera directa  es el principal medio para transferir tecnología, la debilidad (o aparente debilidad) de los derechos de propiedad intelectual en los países en desarrollo a menudo inhibe la difusión de tecnologías específicas más allá del proyecto de que se trate.
    4) Analizar con más detalle el enorme potencial que encierra el comercio entre los países en desarrollo (comercio del Sur con el Sur) para el fomento de las energías inocuas para el medio ambiente. Tradicionalmente, los países en desarrollo han importado tecnologías limpias, mientras que los países desarrollados las han exportado.
Gracias al clima más favorable para los negocios que impera en los países en desarrollo y a su enorme base de consumidores, estos países están convirtiéndose en actores importantes en la fabricación de tecnologías inocuas para el medio ambiente. Estos acontecimientos anuncian una transferencia de tecnología del Sur al Sur muy dinámica en el futuro.

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