Un mundo joven

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Un mundo joven
-Excluidos y desempleados
-El presente y el futuro

The World´s Youth 2006 señala que en el mundo habitan 1 mil 773 millones de jóvenes con edades comprendidas entre los 10 a los 24 años. En México la población joven, de ese rango, representa a 30 millones de personas.
    La juventud actual está inmersa en una vorágine de cambios tecnológicos, de estructuras morales cimbradas, patrones sociales y familiares alterados.
    Su mundo gira muy de prisa al ritmo del mail, chat, IPod. Forman parte de la Sociedad de la Información, la red los ha dejado sin barreras aunque tantas facilidades han hecho que pierdan el temperamento para darle  tiempo a la investigación, a husmear entre los  libros, ir a bibliotecas.
    De acuerdo con el texto los “Jóvenes en un mundo globalizado” elaborado por Rachel Nugent, más de una de cada cuatro personas en todo el mundo son jóvenes  y dicha proporción se espera que baje al 23% para el 2025, principalmente por la reducción en la fecundidad (el número de partos  por mujer) en décadas recientes.
En los países en desarrollo los jóvenes constituyen alrededor del 29% de toda la población, y se espera que la proporción del total disminuya, aunque continúe aumentando el número en términos absolutos, lo que cambia la situación respecto a muchas cuestiones normativas sociales y financieras.
Tanto las políticas públicas como los programas elaborados por las instituciones financieras privadas tienen que expandir su radio de acción para adaptarse a las condiciones imperantes de ese mundo joven con sus particularidades propias para ser atendidos en programas de financiamiento universitario, estudios  de posgrado, movilidad internacional e investigación doctoral; líneas de crédito hipotecario, financiamiento empresarial, planes de pensiones.
Me atrevo a decir que por más que busco, no encuentro ni en México, ni en otro país, una reacción positiva en políticas públicas y mucho menos en la parte privada del sector financiero para coadyuvar al desarrollo  de esa masa de jóvenes rodeados de tanta competencia, de un entramado laboral que absorbe nueva mano de obra con contratos temporales, sin prestaciones y sueldos caídos.
En España, por ejemplo, se han instalado programas por demás absurdos para justificar que el gobierno en cuestión atiende a los jóvenes, se opta  por encadenarlos  de por vida para  pagar  una hipoteca. Para los jóvenes “mileuristas”, esto es,  los profesionistas que perciben al mes mil euros, a duras penas terminan el mes con tantos gastos y las hipotecas privadas son inalcanzables.
Para ellos el gobierno ideó hipotecas a pagar en 50 años para comprar pisos de 20 m2 a 50 m2.
A COLACIÓN
Cada nueva generación enfrenta su propia amalgama de retos de acuerdo al tiempo y a las circunstancias del momento. Aunque carezco de un parámetro exacto para determinar a qué generación le ha ido mejor en comparación con alguna otra, me atrevo a afirmar que los escenarios actuales son cada vez más difíciles para nuestros jóvenes.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas en México informó en julio del año pasado de la existencia de  238 millones de jóvenes en todo el mundo sobreviviendo con menos de un dólar diario, y que cerca de 96 millones de mujeres y 57 millones de hombres jóvenes son analfabetos; mientras que 88 millones no lograron emplearse.
Si bien el Banco Mundial señala que en la actualidad existen avances más certeros en materia de accesibilidad a la educación y a la salud entre los jóvenes de 15 a 24 años, el mismo organismo reconoce que falta mucho por hacer a favor de cerrar la brecha en la falta de oportunidades en materia laboral, y en el establecimiento de políticas públicas incluyentes para chicos con problemas de HIV, Sida, embarazos no deseados, abortos riesgosos, drogadicción, víctimas de violación, violencia de género, prostitución. Todos  factores reflejo de una descomposición que no nos permite ser una mejor sociedad.
En este sentido,   el análisis de Nugent refiere que los  jóvenes entre 15 y 19 años tienen muchas menores probabilidades de usar anticonceptivos modernos que las de 20 a 24 años.
Persiste una gran disparidad en el uso de anticonceptivos entre las adolescentes sexualmente activas, en comparación con las mujeres de veinti-pocos años de edad.
La falta de acceso a los métodos de planificación familiar que se desea utilizar continúa siendo especialmente alta entre los segmentos de la población más pobres y menos educados en los países en desarrollo, pero el conocimiento de los métodos anticonceptivos y su uso se está elevando.
 Los datos de las Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) en años recientes  demuestran que nueve de cada 10 mujeres jóvenes  conocen por lo menos un método anticonceptivo, y su uso está creciendo, despacio en África subsahariana y rápidamente en América Latina.
GALIMATÍAS
Vaya herencia para nuestros jóvenes: tienen el reto de trabajar el doble que sus abuelos y el triple que sus padres para lograr un cierto nivel de vida.
Asimismo los contratos de trabajo cuentan con  menores prestaciones por las que lucharon sus bisabuelos, y que gozaron sus abuelos y sus padres pero que, ahora ellos, no podrán ni conocer. Les hemos heredado un mundo en constante conflicto, los jóvenes son los más afectados por los conflictos bélicos; los jóvenes son los que más padecerán la contaminación ambiental y tendrán, en quince años, que vivir bajo políticas de racionamiento de agua, luz y energía. Ellos pagarán las consecuencias.
Las propias encuestas EDS indican que el número de jóvenes que viven en pobreza extrema (definida como menos de un dólar diario) en el mundo en desarrollo se redujo de 350 millones a 325 millones entre 1987 y 1998, pero aún así no es del todo suficiente.
Los mayores índices de pobreza en dicho periodo sucedieron   en África subsahariana (48% con menos de un dólar) y Asia meridional (40% con menos de un dólar).
 Los índices de pobreza en África subsahariana y partes de Europa y Asia aumentaron,  lo que, junto con el crecimiento demográfico, dio lugar a un incremento en el número de jóvenes pobres en dichas regiones.
Todos tenemos que transitar por el hermoso ciclo de la vida que es la juventud donde se construyen los sueños y los retos, donde el mundo parece pequeño y conquistable. Donde alguna vez nos sentimos marxistas, antiyanquis y pugnamos por un mundo mejor sin pobreza. Esta generación debe entregar una mejor estafeta a esos jóvenes cargados de ilusiones y deseosos de oportunidades.
Ellos forman nuestro patrimonio, son el tejido social que hará que nuestras esperanzas se hayan cumplido o que el mundo definitivamente no tenga cauce.

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