La exposición “Nacimiento de un Pintor” muestra al artista niño y joven que fue Diego Rivera

Bocetos pertenecientes a la
libreta del viaje que Diego
Rivera hizo en barco a
Europa en 1906
Foto: Cortesía Fco. Segura/CONACULTA

Ciudad de México.- 21 de Noviembre del 2007.- La exposición Diego Rivera, nacimiento de un pintor, que se inaugurará hoy a las 19:00 horas en el Museo Mural Diego Rivera, está integrada con 65 dibujos, bocetos, ilustraciones y cuadros al óleo que el artista mexicano creó en su etapa de formación entre los 11 y los 19 años de edad, de 1897 a 1906, poco antes de viajar a Europa.

 

“La muestra permite ver a un Diego Rivera diferente: el niño y el joven inquieto, disciplinado y ansioso de absorber todo tipo de aprendizaje plástico. Un Diego con mucho talento, cercano a sus maestros y que gana varios concursos en la Escuela de San Carlos, donde se formó de la mano de los grandes pintores mexicanos de finales del siglo XIX”, dijo Susana Pliego Quijano, investigadora y curadora de la exposición.

 

Integrada con 65 piezas, la colección incluye dos libretas de apuntes, una probablemente pergeñada en Querétaro en 1906 y otra con los bocetos que hizo en su viaje en barco a Europa ese mismo año; varios cuadros al óleo de sus maestros Santiago Rebull, José María Velasco, Félix Parra, José Salomé Piña, Andrés Ríos, Julio Ruelas y Germán Gedovius; y de algunos de sus compañeros como Roberto Montenegro, Francisco Goitia y Saturnino Herrán.

 

El propósito de la muestra es aportar al público el contexto en el que se formó el joven Rivera y dar a conocer los momentos clave de este periodo, en los que ya apunta su extraordinario talento, dijo por su parte Carmen Gaitán Rojo, directora del Museo Mural Diego Rivera, el cual, a partir de esta noche, ofrecerá importantes cambios museográficos y logísticos para mejorar sus servicios.

 

De acuerdo con Susana Pliego, la colección Diego Rivera, nacimiento de un pintor contiene varias novedades adicionales a la propuesta general de ofrecer una imagen cercana de su etapa de formación: el derribo de la Venus de Rebull; la Cabeza clásica de Rivera y las dos libretas de apuntes, tanto la que presumiblemente hizo en Querétaro como la que utilizó en su travesía allende el Atlántico.

 

A mediados del XIX Santiago Rebull, futuro maestro de Rivera, dibujó la escultura de la Venus de Milo con base en una de las réplicas en yeso que hay en la Academia de San Carlos con intención  ornamental y didáctica. En 1903 el joven Rivera, a la sazón alumno de Julio Ruelas en la clase de dibujo, copió la estatua pero en lugar de mantenerla enhiesta, la “tira y la traza sobre el piso, en escorzo e iluminada con luz eléctrica”.

 

“Este es el momento que puede considerarse como el nacimiento del artista Diego Rivera. Es decir, cuando rompe con las convenciones artísticas vigentes y con la sacralización de lo clásico. Este dibujo manifiesta un cambio de mirada y de postura ante el clacisismo, la educación académica y la norma. Es en este momento cuando el joven de 17 años está dispuesto a cuestionar lo establecido, experimentar y buscar su propio camino”, dijo la investigadora.

 

Ambos dibujos, la Venus de Rebull y la Venus de Diego abren la muestra que está instalada en la parte alta del Museo Mural.

 

Pero un año antes, en 1902, Diego Rivera había realizado un homenaje al arte clásico, cuando del retrato de Don Jerónimo Antonio Gil, fundador de la Academia de San Carlos, copia un busto de la imagen de un hijo de Lacoonte y la reproduce al óleo. Esta obra simboliza su relación con el momento fundacional de la Academia y la tradición renacencista representada por Rafael Ximeno y Planes, autor del cuadro en 1793.

 

En la libreta de apuntes de 1906, Rivera registra diseños para mobiliarios, vitrales, herrería, una estructura romboidal y una serie completa de cuadros del viacrucis con las 14 estaciones. Estos bocetos son unos de los pocos ejemplos de plástica religiosa en el autor guanajuatense y son expuestos en el vestíbulo del Museo Mural en forma de espiral, con cada una de las páginas escaneadas y prendidos del techo, además del cuaderno original en una vitrina.

 

En el cuaderno de viaje a Europa, el joven pintor mexicano traza un dibujo que Susana Pliego bautizó como El mareado, pues el boceto describe a un hombre en posición sedente con la cabeza cuadrada y demás partes del cuerpo dividido en cubos. Para la investigadora, esta “geometrización” de las líneas y espacios prefigura el cubismo años antes de incorporarse a esta escuela y conocer a Pablo Picasso.

 

La apertura de la exposición Diego Rivera, nacimiento de un pintor, abierta al público hasta marzo de 2008, dará ocasión a una remodelación integral del Museo Mural, que a partir de hoy estrenará mobiliario, una pantalla de televisión panorámica, cédulas en Braille en la sala dedicada al mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, y una tienda de artesanías y libros Educal.

 

“La restauración ha sido completa e incluye el despeje de su área frontal para verla mejor, porque antes estaba un poco oculto. El propósito es convertir el museo en la joya de la Alameda Central, junto con el mural de Diego Rivera dedicado a esta parte de la ciudad”, dijo Carmen Gaitán Rojo, directora.

 

La muestra estará acompañada de varias charlas sobre Diego Rivera que darán Carlos Philips Olmedo, el 24 de noviembre; Guadalupe Rivera Marín (hija del artista) el 1 de diciembre; Susana Pliego Quijano, investigadora de la obra del pintor, el 8 de diciembre, y Eduardo Hurtado, el 15 de diciembre.

 

La ceremonia inaugural de la muestra está prevista para hoy a las 19:00 horas en la sede del Museo Mural Diego Rivera: Balderas y Colón sin número, Centro Histórico, en el costado poniente de la Alameda Central.

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