El lastre financiero en A.L
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
-El lastre financiero en A.L
-Baja bancarización regional
-Remesas aprovecharse mejor
En el marco de la XLI Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (Felaban) fue emitida una conclusión por demás sombría “los promedios latinoamericanos en 2007 con respecto a la cobertura bancaria mediante sucursales y ATMs no alcanza ni un tercio de los indicadores correspondientes para el promedio de los países industriales en 2004”.
El desafío para el sistema financiero en América Latina es el de fomentar la bancarización no sólo mediante la expansión de más sucursales sino también a través de ATMs o cajeros automáticos como les conocemos.
De hecho Liliana Rojas, analista y autora de uno de los trabajos presentados en el marco de la reunión de la Felaban en Miami, advierte que “aún queda un largo camino por recorrer en Latinoamérica con respecto a la bancarización”.
El ensayo de Rojas realizado a partir de una serie de encuestas con distintas muestras en países latinoamericanos revela varios resultados importantes: el primero aduce a la baja cobertura bancaria mediante sucursales y ATMs; el segundo a las diferencias muy importantes entre los países de la región y esas diferencias se han acentuado. Por ejemplo, Brasil y Chile no sólo destacan como los dos países con mayor número de ATMs por cada 100 mil habitantes tanto en 2004 como en 2007, sino que la brecha en la utilización de estos canales en estos dos países con respecto a otros países, tales como Bolivia, Perú y El Salvador, va agrandándose; y en tercer lugar, es claro que la mayoría de los países de la región prefieren expandir la provisión de servicios financieros mediante ATMs que mediante sucursales.
En este punto Rojas destaca varios casos entre estos a Colombia, en tanto que el incremento de sucursales sólo muestra un ligero aumento entre 2004 y 2007, el aumento mediante ATMs fue de 65% en el mismo periodo.
La situación es similar en México y Brasil, en donde el incremento por ATMs por cada 100 mil habitantes creció 52% y 30% respectivamente entre 2004 y 2007.
El estudio indica que con menor dramatismo, este resultado es similar en casi todos los países de la región (la excepción es Venezuela en donde la proporción de ATMs por cada 100 mil habitantes se ha mantenido prácticamente constante en los últimos cuatro años).
Analizando de forma particular a México, hace algunos días comentamos en esta columna que en el país existe una sucursal bancaria por cada 12 mil 160 habitantes, si se compara por ejemplo con España encontramos una sucursal por cada 1 mil 117 habitantes.
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) con datos reportados al segundo trimestre del año señala que hay 39 instituciones bancarias con un número de sucursales de 8 mil 717 oficinas a junio de este año.
En cuanto a puntos ATMs, según datos de la Condusef, a diciembre del 2006 encontramos un total de 25 mil 655 cajeros, de los cuales 16 mil 412 equipos (el 64%) se ubicaban fuera de sucursal.
La razón sucursales y cajeros automáticos entre la población no hace más que revelar el descuido del sistema financiero por expandir sus servicios, apostar por llevar sucursales y cajeros automáticos más allá de determinadas ciudades.
Si le ponemos números a esta falta de atención tenemos que el 85% de los hogares mexicanos no tienen acceso a servicios financieros, de acuerdo con declaraciones de Alejandro Werner, subsecretario de Hacienda.
Por otro lado, la encuesta de la Felaban fue respondida por casi todas las Asociaciones Bancarias de la región e incluye los siguientes 17 países: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
En lo que respecta a la provisión de servicios financieros en la banca privada respecto a la banca pública, Rojas afirma que la atención a las poblaciones rurales está altamente cubierta por la banca pública.
“Por ejemplo, en Colombia, aproximadamente el 50% de sucursales bancarias establecidas en zonas rurales pertenecen al Banco Agrario. En un extremo se encuentra Bolivia, donde no existe banca pública comercial; en el otro extremo, en Costa Rica las sucursales de la banca pública constituyen más del 60% del total de sucursales bancarias”.
En Argentina, Brasil y Perú, esta participación se encuentra entre el 30% y 40% aproximadamente. La desagregación de sucursales en público/privado para la región es información novedosa derivada de la encuesta.
SERPIENTES Y ESCALERAS
La Banca en América Latina pone énfasis en un tema otrora olvidado como es el de expandir los servicios financieros, llevar sucursales y cajeros automáticos allá a donde hace falta.
Sin embargo, esta preocupación actual no es fortuita obedece a un grupo de razones, dos básicas: en los próximos años se ampliará la base de consumidores además de en la región en el mundo, se espera una clase media más amplia; segundo, las remesas llevan una década creciendo de forma sostenida proporcionando un poder adquisitivo para una población ubicada en los déciles más bajos de ingreso y acostumbrada a los subsidios.
La propia Felaban indica que entre el 55% y 56% de las remesas son operadas por bancos, el resto utiliza otros canales, algunos informales.
Los bancos quieren ponerle el ojo a ese segmento y explora captarlos en momentos en que primordialmente gastan las remesas que reciben en alimentación, ropa y algunos electrodomésticos.
Entonces la pregunta es cómo hacer que esos recursos puedan verdaderamente contribuir a un cambio, convertirse en un instrumento para el desarrollo económico local.
Los bancos están retomando un papel postergado por años de crisis, fusiones, liquidaciones de la mano del movimiento privatizador y luego pro extranjero.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) alienta al sistema bancario regional a canalizar el creciente flujo de remesas que llegan a México y Centroamérica en oportunidades de desarrollo.
De acuerdo con el estudio “Remesas en Centroamérica”, que se realizó entre más de 3 mil 400 personas en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, el 56% de los receptores de remesas reciben el dinero a través de un banco pero no es utilizado para obtener todas la ventajas que ofrece el sistema financiero.
El 53% de los encuestados afirmó que le gustaría utilizar las remesas que recibe para abrir una cuenta, un 44% dijo que deseaba comprar un seguro de salud o de vida, mientras que un 38% se mostró a favor de pedir un crédito para un negocio pequeño.