“Expediente del atentado”, la novela de Álvaro Uribe que toca una etapa de la vida de Porfirio Díaz

Portada de una novela que una
vez iniciada, es difícil dejar, por
la pasmosa facilidad con la que
su prosa y su historia
atrapan al lector
Foto: Cortesía Tusquets Editores

El escritor mexicano, al que quién sabe si le agrade o moleste compartir nombre y apellido con el actual presidente colombiano, recrea en su última novela los pormenores del atentado que sufriera Porfirio Díaz en la Alameda de la ciudad de México la mañana del 16 de septiembre de 1897.

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 7 de noviembre de 2007. Como un auténtico artífice de la prosa y de la trama, Álvaro Uribe va tejiendo puntual y deleitosamente la historia de Arnulfo Arroyo a través de los ojos de un narrador inicial que poco a poco se va desvaneciendo ante las voces narrativas de otros personajes. Sin embargo, desde el comienzo de la novela, el hechizo del ritmo y de la significación de las palabras –con sabor a los grandes clásicos del idioma– ha surtido efecto en el lector: ya no podrá dejar de leer la historia de este “hombre endemoniado”, que detesta profundamente a Porfirio Díaz y es capaz de ascender al cielo y descender al infierno en menos de lo que canta un gallo.

Así es, esa mañana patriótica, Arroyo, promisorio estudiante de Leyes devenido en perdulario, impulsado por hombres torvos y anónimos animados de oscuros intereses políticos, sale de una cantina dispuesto a acabar con la figura autoritaria y diuturna del dictador mexicano. Pero la suerte y la historia no le tenían reservado un lugar de honor: fracasa en su intento de magnicidio, es controlado por los guardias del militar y político oaxaqueño y encarcelado. Posteriormente, es linchado, dando pie al desarrollo de las otras historias paralelas que confluyen con la suya, aunque sea sólo de rebote.

Básicamente, con esos elementos, Uribe urde una gran novela en la que van desfilando, mediante las carpetas que forman el expediente de los principales inculpados en el atentado y linchamiento, las voces y puntos de vista de los involucrados, sobre todo de FG (personaje central que es testigo de los sucesos, involuntario protagonista y escritor de la no novela inserta en el “Expediente…”), iniciales que, sin nombrarlo explícitamente, aluden al escritor Federico Gamboa; Eduardo Velázquez (autor intelectual o la punta del iceberg de un complot sugerido en la novela), Cordelia, la madre de Arnulfo Arroyo, el criado de Velázquez…

Además, cabe destacar el entrecruzamiento –verdadera imbricación– de géneros literarios y la construcción de voces, de tonos narrativos convincentes y eficientes, aspectos resueltos de manera brillante por Uribe. En este sentido, el talento narrativo del escritor se despliega por la epístola, el diario, la obra de teatro, el acta legal, la circular administrativa, la nota informativa… Lo mismo sucede en la creación de las voces narrativas o de personajes, puesto que el autor nos los da a conocer a través de su propia voz. De este modo, conocemos a Arnulfo Arroyo, al timorato y contradictorio FG, a su amante Cordelia, a la madre de Arroyo, a Eduardo Velázquez, a su criado Cándido, a los militares encargados de levantar el acta contra Arroyo, al guardia que custodia a éste, a… Una galería de personajes que corroboran que su demiurgo es uno de los escritores más importantes en la historia de la literatura mexicana. Asimismo, “Expediente del atentado” (Tusquets Editores, México, 2007) lo confirma como uno de los mejores novelistas de la actualidad en nuestra lengua.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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