Altar dedicado al Gral Pedro María Anaya y los valientes soldados irlandeses del capitán John Riley

En el 'Museo de las Intervenciones',
son recordados el General Anaya
y el capitán John Riley a cargo
del 'Batallón de San Patricio'
Foto: Cortesía INAH

Ciudad de México.- 1º de Noviembre del 2007.- (Milenio) El altar dedicado a los fallecidos en la Batalla de Churubusco en 1847 estará abierto a todo el público a partir del 1 y hasta el 9 de noviembre del año en curso, en las instalaciones del MNI, ubicadas en calle 20 de Agosto y General Anaya, colonia San Diego Churubusco.

Pedro María Anaya, el general Pérez, los integrantes de las tropas a su cargo y los valientes soldados irlandeses al mando del capitán John Riley que habían desertado del ejército norteamericano para unirse a las fuerzas mexicanas ya que habían cobrado conciencia del abuso que ejercían los invasores, serán los personajes de la historia a los que se les rendirá el homenaje.

La tradición de montar altares a los fieles difuntos se remonta a siglos de existencia en la sociedad mexicana, generalmente se realiza honrando a un personaje de la historia o, particularmente, a un familiar que ha dejado de existir, el cual se cree, vendrá de ultratumba a disfrutar de las viandas ofrecidas por sus seres queridos.

En esta ofrenda intentamos mostrar lo más representativo de diferentes regiones del país, reuniendo expresiones propias de ciertos estados como Michoacán y Jalisco, sin dejar de resaltar los valores patrióticos de los homenajeados, mencionó el historiador Raymundo Alva Zavala, responsable de la curaduría del altar.

Si bien el general Anaya y el capitán Riley no murieron en la batalla, debido a su carácter de héroes nacionales se les dedica esta ofrenda, enmarcada en la celebración del 160 aniversario de los acontecimientos, agregó el especialista.

En los fragores de la batalla, el general mexicano Pedro María Anaya, después de un fuerte enfrentamiento con los invasores en un rancho cercano a la capital de nombre Padierna, pide ayuda a los generales Pérez y Santa Ana viéndose rodeado por el enemigo.

El auxilio del primero llegó, batiéndose de manera valiente con los contrarios, hecho que contrastó con la actitud asumida de Santa Ana, quien de manera insolente actuó como espectador retirando su tropa a San Ángel el 20 de agosto.

Preocupado por la situación, Anaya opta por la retirada y repliega sus filas a Churubusco, en donde pudo replantear el enfrentamiento redundando en un acto de dos etapas: la primera en el puente del mismo nombre donde las tropas en retirada intentaron detener a los enemigos tratando que la mayor parte del ejército mexicano llegara a la Ciudad de México.

La segunda etapa se concreta en el entonces convento, lugar donde se libra la batalla más significativa y por un accidente las municiones destinadas a defender la soberanía nacional explotan dejando sin recursos a los combatientes mexicanos, derivando en la toma del edificio por parte de los invasores.

El general Anaya sufre fuertes quemaduras en el rostro y manos al tiempo que es apresado.

Decenas de soldados irlandeses son colgados y fusilados acusados de alta traición.

Dando cuenta de los hechos que nos deja la historia, ofrendar a personajes que fueron partícipes de la misma sirve para crear conciencia en las nuevas generaciones de los hechos suscitados en el pasado de México.

Rescatar acontecimientos como los descritos anteriormente preservará la memoria de los protagonistas que dieron su vida por defender la soberanía nacional.

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