Inauguran exposición “Cien acuarelas y algunas más” del artista plástico Pedro Friedeberg

Friedeberg afirma ser feliz en
México con sus 50 tipos de mole,
que se siente más mexicano
que europeo y que México es
un país donde se respira libertad
Foto: Cortesía
Jorge Vargas/CONACULTA

Ciudad de México.- 30 de octubre del 2007.-(Alfredo Camacho/CONACULTA) “Yo soy un pintor de la alegría, del humor, pero también de la ironía y el sarcasmo; me burlo de todo y odio la burocracia”, afirmó el artista plástico Pedro Friedeberg en el marco de la inauguración de su exposición Cien acuarelas y algunas más, que desde ayer y hasta el 18 de noviembre se exhibe en la Galería Berta Pietrasanta del Museo Nacional de la Acuarela “Alfredo Guati Rojo”.

El maestro de origen alemán, nacido en Florencia en 1937 y que llegó a nuestro país a los tres años de edad, destacó: “Vivo feliz en México con sus 50 tipos de mole, y de tantos años de vivir aquí, me siento más mexicano que europeo. México es un país donde se respira libertad”.

 Entrevistado durante el recorrido de la vasta muestra, Friedeberg comentó que “el arte es un oasis que nos lleva a la belleza de una vida bien llevada”. Con gran sentido del humor respondió a pregunta expresa sobre el tiempo que le llevó hacer más de cien acuarelas: “Me tardé más o menos como 15 minutos”, y soltó una sonora carcajada.

El sarcasmo y el buen humor permearon la breve entrevista: “¿Que cómo veo el arte expresado en estas acuarelas? No sabría que responderle, ¡porque ni yo mismo me entiendo! ¿Que cuál es el premio más importante que he recibido? Le diré que la creación es una forma de diversión, es su gozo, ese es mi gran premio”.

Respecto a los pintores que admira, Pedro Friedeberg citó al inglés Autrey Beardsleg, Julio Ruelas, Saturnino Herrán y al arquitecto Juan Segura.

u admiración por México vuelve a brotar de manera espontánea: “Me marcaron los dibujos de Mitla y la iglesia de Tonanzintla, en Puebla. México es un país maravilloso, lleno de contrastes”.

Su visión del mundo y sus habitantes lo trazó de una pincelada: “Si se impartiera más arte y cultura en las escuelas, no estaríamos llenos de asesinos, drogadictos y paidófilos. Falta una buena educación para evitar que la gente se llene de modas, estupideces y vacíos que acaban en su propia autodestrucción; por eso insisto en que el arte es un oasis que nos lleva a la belleza de una vida bien llevada”.

Antes del corte inaugural de la exposición, la directora del Museo Nacional de la Acuarela, Beatriz Gaminde, expresó que Pedro Friedeberg es uno de los pintores más reconocidos a nivel mundial y ocupa un lugar de primera importancia dentro del panorama artístico internacional.

Precisó que sus obras además de ser subastadas por las prestigiadas galerías Christie’s y Sotheby’s, han sido expuestas en los principales museos de los Estados Unidos y Europa.

Beatriz Gaminde dijo que el maestro Friedeberg estudió arquitectura en la Universidad Iberoamericana, donde fue discípulo de Mathias Goeritz, pero luego decidió dedicarse de lleno a la pintura y al diseño.

Redondeó que su creación abarca obra escultórica, pictórica y mobiliaria. Muy joven trascendió a la fama al diseñar la famosa silla en forma de mano en 1964. Sobre ella, el artista manifestó: “Odio el funcionalismo, me quise burlar del mueble moderno al que le falta alma”.

Mención especial merece la joven virtuosa flautista mexicana Aura Rascón, que amenizó el acto y dio calor al frío domingo con sus interpretaciones con flauta. Ella toma clases en el Conservatorio de Rotterdam y en Bulgaria, y actualmente radica en Holanda. El público la ovacionó de pie y el artista expositor la felicitó.

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