Bailadora de flamenco Lila Zellet Elías afirma que los gitanos son un pueblo indígena más de México

Lila es mexicana, gitana árabe
o egiptana, además es
cantante, bailadora de
flamenco, fundadora y directora
de la Escuela de Danzas
Orientales 'Almosharabia'
Foto: Cortesía
Osiris Aquino/CONECULTA Chiapas

San Cristóbal de las Casas, Chiapas.- 28 de octubre del 2007.- (CONACULTA) “Los gitanos somos un pueblo indígena más de México”, dijo Lila Zellet Elías al sorprendido público de la Plaza de la Paz de San Cristóbal de las Casas, que se mostraba escéptico de que fuera mexicana esa mujer alta, extremadamente blanca, de ojos verdes esmeralda, nariz aguileña y vestida como princesa oriental.

 

La incredulidad de los cristobaleños y los turistas acaso fue mayor cuando escucharon las primeras piezas interpretadas por el ensamble de música y danza oriental Egiptanos –Flamas y bendición del pan– y se remontaron hasta Rusia con voces de violín, acordeón y pandero, que poco se parecen a los sonidos de la marimba, el tamborcito y las chirimías locales.

 

Todo cambió cuando Lila dejó el micrófono con el que había estado cantando para ponerse a bailar y acercarse más a la gente. La calidez de sus movimientos y su voz, su habla de tonalidad netamente mexicana cuando daba antecedentes de las canciones, borraron toda distinción identitaria pese a que el repertorio continuó siendo de música gitana en turco, árabe y romaní.

 

La magia de la danza, la música y la personalidad de Lila lograron revertir el escepticismo inicial para convertirlo en una relación de estrecha comunicación entre los Egiptanos y el público del VI Festival Internacional Cervantino Barroco de San Cristóbal de las Casas, cuyo arranque no pudo ser impedido pese al intenso frío y la lluvia de chipichipi de los primeros dos días.

 

¿Indígenas los gitanos de México?

 

“Sí, porque también somos un pueblo pobre y marginado; porque nacimos aquí y somos iguales que cualquier mexicano. Nadie se parece a un mexicano ebrio como un gitano borracho. Porque en las carabelas de Cristóbal Colón debieron llegar a América los primeros gitanos junto con judíos, musulmanes y otros parias corridos de España por Isabel la Católica en 1492”.

 

Lila Zellet Elías enumeró también la posible presencia de algunos gitanos entre los 500 soldados españoles de Hernán Cortés y la afluencia permanente, de entonces a la fecha, de gitanos a América y a México. En periodos de mayor flujo migratorio a causa de las guerras en Europa el único referente de tierra prometida al tomar el barco era la palabra América, ajustada exclusivamente a Estados Unidos.

 

“Pero en lugar de llegar a Nueva York, llegaban a Veracruz, y de ahí se diseminaban al resto del país. Veracruz fue siempre la puerta de entrada de la gitanería de todas las etnias provenientes de Europa, Asia y África”, apuntó la artista, quien dice que de acuerdo con cálculos extraoficiales, la población de gitanos con ascendencia gitana es de “cientos de miles y quizás varios millones”.

 

“No hay datos oficiales porque jamás ha habido interés en censarlos, como ocurre en Brasil. Pero el número es muy superior al que la gente y las instituciones se imaginan”, dijo Lila, quien resaltó que la idea que se tiene de los gitanos es parcial y demasiado genérica, pues se piensa que sólo se dedican a leer las cartas, bailar flamenco o a hacer la legua en carpas ambulantes.

 

Hoy, los gitanos de México se dedican a las mismas profesiones y oficios a que se dedican todos los mexicanos, la mayoría viven arraigados en ciudades y casas habitación estables. El nomadismo no es ya una forma de vida exclusiva del ser gitano, sino también la pertenencia a una “patria emocional que sentimos fluir en la sangre, en nuestros cantos y danzas, y un ansia de libertad y autonomía”.

 

El ensamble Egiptanos fue creado por Lila Zellet en 2003, precisamente para reivindicar y difundir esta ascendencia cultural que ella y sus seis compañeros de grupo tienen. Es una propuesta musical y dancística dedicada a recoger todas las expresiones de la gitanería europea, oriental, africana, americana y mexicana, no exclusivamente la española  o flamenca.

 

“No todos los gitanos son flamencos y muchos flamencos no son gitanos”, afirmó la cantante, quien insistió en resaltar que éstos tienen origen común en la India, de la que hace muchos siglos partieron en distintas épocas hacia Occidente siguiendo dos rutas: una sobre el Cáucaso, que vertió en Europa Central (Rumania, Hungría, Polonia, Alemania), y otra que avanzó por Asia Menor (Turquía, Persia, Medio Oriente y Egipto.

 

El primer afluente derivó en la configuración de diversas etnias gitanas centroeuropeas conocidas genéricamente como cíngaros, y el segundo en una extensa corriente migratoria que vertió en España hacia el siglo XV después de recorrer el norte de África (Libia, Túnez, Marruecos, Argelia) tras un asentamiento relativamente estable en Egipto, donde cobraron el nombre de egiptanos o gitanos.

 

“Nuestras danzas y canciones tienen el propósito de recoger la rica tradición multicultural y multinacional de los gitanos en ese peregrinaje, y el americano, incluido el de nuestro propio país”, puntualizó Lila, cuyo grupo está integrado por Hebert Clavel (acordeón), Gabriel Elizondo (guitarra), Patricio Osorio (violín), Francisco Bringas (percusiones, castañuelas y pandero), Ricardo Rubio (bailaor) y un operador de sonido.

 

Lila Zellet Elías, mexicana, “gitana árabe o egiptana”, es nativa del Distrito Federal; tiene maestría en artes visuales, es cantante, bailadora de flamenco, fundadora y directora de la Escuela de Danzas Orientales Almosharabia, y a partir de este año becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, cuyo patrocinio le permitirá grabar su primer disco.

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