“La Noche de los Alebrijes” generó un ambiente de carnaval en pleno otoño en la Ciudad de México

Un gran ambiente y curiosidad
entre los miles que
presenciaron el peculiar
desfile artístico
Foto: Cortesía
Fco. Segura/CONACULTA

Ciudad de México.- 22 de octubre del 2007 .- (Ángel Trejo/CONACULTA) Con música de banda, a paso de danza y dividido en alegres comparsas, el desfile de La Noche de los Alebrijes generó un ambiente de carnaval en pleno otoño en el Centro Histórico de la Ciudad de México con un recorrido que cubrió el lado sur de la Alameda Central, Madero, el Zócalo, 16 de Septiembre e Independencia, hasta regresar a la sede del Museo de Arte Popular (MAP), en Revillagigedo.

 

Fue una fiesta-homenaje a la plástica popular mexicana, en especial a la cartonería. Construidos a escala dinosáurica, los modelos de Pedro Linares cobraron una dimensión monumental que hicieron más ostensible los elementos mitológicos prehispánicos, europeos, asiáticos y africanos que participan en su concepción híbrida original, causando un impacto extraordinario en la gente.

 

El público los esperó, aplaudió y obligó a bailar, junto a sus artesanos y constructores, quienes debieron jalarlos, empujarlos o cargarlos en grupo porque en algunos casos llegaron a medir hasta ocho metros de altura, tres metros de ancho y diez de largo. Uno era tan grande y pesado que sus hacedores no pudieron llegar a tiempo al MAP, quedándose sin participar en el desfile.

 

Una tercera parte de los 38 modelos en procesión fueron del tamaño de los toritos de pirotecnia que porta una sola persona sobre cabeza y hombros para corretear a la gente en las fiestas patronales. La Comparsa Falfán llevó 12 con figuras de tigre, venado, lobo, perro, gato, armadillo, pescado, etcétera, sin la tarea de espantar a la gente, la que a cambio les exigió bailar y “darse la vuelta”.

 

Otro de los modelos que no desfiló fue Cholo, hecho de madera, con figura de perro prehispánico zapoteco pintado de amarillo verdoso. Pequeño, delicado, protegido dentro de una vitrina especial, Cholo no correteó en el carnaval de otoño porque es una pieza especial: su autor es Francisco Toledo, el gran artista plástico oaxaqueño, y se exhibirá de manera permanente en el MAP.

 

La animalia fantástica de La Noche de los alebrijes reunió en certamen a más de 25 artesanos y grupos artísticos de centros culturales de diferentes delegaciones del Distrito Federal. Algunos fueron apoyados por instituciones como el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del programa Alas y Raíces a los Niños; el Taller Los Olvidados, El Faro de Oriente, Arte en Papel, Centro Cultural Xavier Villaurrutia, Librarte, Arte Mexicano para el Mundo, y la Secretaría de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.

 

Participaron artesanos como Arturo Caballero Arroyo, Ricardo Hernández, Esteban G. Vargas, Laila Yamille Sabag, Enriqueta Landgrave Zamora y Fabián Hernández, las fundaciones Fomento Cultural Banamex, Banamex Arte, BBVA así como Bancomer y Jorge Burillo Azcárraga, y empresas como Aceros Trefilados, Star Paper de México, Cerveza Sol y Productos Alimenticios y Dietéticos, entre otras.

 

La  zoología fantástica de La Noche de los Alebrijes fue una mezcla de monstruos con partes de coyote con alas de murciélago y patas de reptil, jaguares, insectos, gusanos, dragones, diablos, etcétera. Desfilaron también La Catrina de Posada y otras figuras de la parafernalia propia del Día de Muertos, así como el judas de Sábado de Gloria, del que fue especialista su inventor, Pedro Linares.

 

Los nombres que sus constructores pusieron a los alebrijes fueron sugerentes: La carreta de la imaginación, Dragón, El malévolo, Señor Mariposa, Tepitecac, Xólotl, Libeluloide, Ehécatl, Alequije, Cra Cri, El Negao, Bonpao y yo, Libertad alebrije y Los guardianes de la vida, representados por los dioses de la muerte nahuas.

 

El desfile cubrió aproximadamente 5.5 kilómetros marchando al frente la Banda de Música de la Secretaría de Marina, seguida por un grupo de payasos de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), el alebrije de Alas y Raíces a los Niños y las comparsas integradas con luchadores enmascarados, disfrazados, tamborileros, danzantes y porristas que en todo momento gritaron a favor de sus modelos.

 

Los  espectadores, entre los que predominaron niños y padres de familia, se aglutinaron a lo largo de todo el recorrido y su número sumó varios centenares de miles de personas.

 

Al término del recorrido los organizadores –Museo de Arte Popular, secretarías de Cultura y Turismo del Gobierno del Distrito Federal y la Asociación de Amigos del MAP– entregaron a Ricardo Linares (Universidad del Claustro de Sor Juana), Hugo Peña (Faro de Oriente) y al Colectivo Última Hora, de Arte Mexicano para el Mundo, los tres primeros premios del concurso, que estuvieron dotados con 50, 30 y 20 mil pesos, respectivamente.

 

También se premió a los ganadores de los tres primeros lugares del Concurso de Cuento sobre Alebrijes que organizaron las mismas instituciones y que contó con la participación de 44 trabajos literarios. Los montos fueron de 40, 30 y 20 mil pesos, respectivamente. En los dos concursos se otorgaron más de una docena de menciones honoríficas.

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