La convalecencia de EUA

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-La convalecencia de EUA
-Nerviosismo y volatilidad
-México: mejor situación

“Dime dónde inviertes y te diré que riesgos corres” es una frase apropiada para la nueva turbulencia financiera exportada desde Estados Unidos hacia los países más industrializados del orbe que en los últimos años, tanto empresas privadas como gobiernos, han mantenido apuestas inversoras en mercados de capitales con fondos e instrumentos ligados con el sector hipotecario subprime en Estados Unidos.
    El contexto actual permite remarcar la enorme responsabilidad depositada en las manos de los intermediarios financieros bancarios y no bancarios, por millones de personas que en conjunto suman un amplio volumen de dinero constante y sonante, sea en la divisa que sea.
    La ambición desatada por ganar en rendimientos lo quintuple que ofrece el mercado tradicional lleva a instrumentos de inversión que pagan alto y que significan al mismo tiempo un riesgo alto.
    De la lección actual, a la  Consar pedimos  prudencia  en materia de no abrir de forma indiscriminada la inversión en fondos que con el tiempo pueden resultar peligrosos para los ahorros de los trabajadores.  
    En el mercado financiero siempre está presente el riesgo, en menor o mayor magnitud, una veces de forma más volátil, especulativa y hasta irracional.
    La crisis inmobiliaria de la Unión Americana  implica que muchos bancos, empresas de inversiones y fondos, sufren las consecuencias negativas con el preludio de un tercer trimestre con  pérdidas que asustan a su vez a los inversionistas.
    ¿Y los clientes? Obviamente hay temor, los  anuncios de fondos de inversión golpeados  por el subprime involucra a grandes corporaciones.  Por ejemplo, en España  trece fondos  y sociedades de inversión anunciaron que  tienen dinero invertido de sus clientes en cinco fondos extranjeros ligados con las hipotecas.
    En la medida en que van destapándose las entidades inversoras afectadas, la  crisis de confianza hace mella  tanto en consumidores como en inversionistas.
Hacia la recta final del 2007 todo apunta a que persistirá la inestabilidad en el mercado global de capitales; en los  mercados financieros el  dólar podría cotizar cada vez más debilitado frente al euro; las tasas de interés se ajustarán a la alza para detrimento de la liquidez financiera internacional, de los créditos y endeudamiento adquirido por gobiernos, empresas públicas y empresas privadas.
    El cierre de año no viene fácil, ayer Deustche Bank, uno de los bancos más importantes del orbe advirtió que la crisis de los préstamos hipotecarios de riesgo en Estados Unidos (subprime) tendrá un impacto  en su caja por aproximadamente 2 mil 200 millones de euros en el tercer trimestre.
A COLACIÓN
    A diferencia de la década de los noventa la inestabilidad actual no proviene de los mercados emergentes,  ni de México o de otro país de América Latina, ni de ningún emergente de Asia. Esta crisis es propiciada por un jugador fundamental en lo económico y financiero como es Estados Unidos.
    ¿México tiene que preocuparse por ello? Creo que hay que poner las cosas en su justa dimensión para no provocar situaciones desproporcionadas.
    La correduría Standard & Poor´s señala que ningún país de América Latina ha sido afectado por el subprime, dado que las posturas de inversión analizadas son ajenas a los cinco fondos de inversión estadounidenses paralizados.
    En concordancia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) avala que la región de América Latina y el Caribe se encuentra menos vulnerable que en momentos anteriores, gracias a los  excedentes en cuenta corriente, amplias reservas internacionales, menores niveles de endeudamiento externo, mayor solidez fiscal y políticas cambiarias más flexibles.
    En opinión de la Cepal: “Este escenario global dinámico favorece el comercio internacional de América Latina y el Caribe, ya que durante 2007 sus exportaciones crecerían 13% en términos de valor”.
    El organismo latinoamericano mantiene su apuesta porque el ritmo del comercio y el flujo de inversiones permitirán que la región no se contagie.
    Todo lo contrario sucede en Europa, las economías de la Unión Europea (UE)  empiezan a reconocer el parte de daños financieros al tiempo que evalúan sus expectativas macroeconómicas y de política monetaria conforme Estados Unidos y sus indicadores revelan una desaceleración.
    En la Unión Americana, en el segundo trimestre del año, el crecimiento del PIB se ubicó en 3.8 por ciento. No obstante, sigue cayendo la confianza del consumidor: el Conference Board reportó en enero del año en curso un indicador del 110.2, para  septiembre bajó hasta 99.8, un signo pesimista.
    Por si fuera poco los datos indican además menores ventas al mayoreo, en casas usadas  y nuevas. Las ventas de la industria automotriz oscilan con ligeras variaciones en un rango aceptable.
SERPIENTES Y ESCALERAS
    De acuerdo con Estudios Económicos y Planeación Estratégica, de Scotiabank Inverlat  “es de esperarse que la volatilidad continúe en las próximas semanas ante el difícil panorama inflacionario que se está presentando”.
Por su parte, Estudios Económicos de Banamex destaca que “como ha ocurrido en otras ocasiones en que hay desconfianza sobre los precios de activos financieros de un tamaño relativo importante, se producen ventas masivas de títulos para adelantarse a los demás participantes y conseguir mejores precios”.
En las próximas semanas prevalecerán las ventas en títulos y algunas acciones, lo que dará una corrección de precios en el mercado bursátil en tanto que serán reorientadas las posturas de inversión, posiblemente en valores refugio, títulos y bonos más confiables, así como en metales.
Específicamente la posición de  México es bastante más peculiar que la de cualquier otro país de la región de América Latina, a pesar de que  la economía goza de una mejor situación fiscal, financiera, monetaria y macroeconómica que hace una década cuando en 1997 surgió la inestabilidad financiera del  Sudeste Asiático y Rusia.
    No podemos soslayar que la crisis tiene su seno en Estados Unidos, notablemente el primer inversionista en México, el socio comercial más importante para las exportaciones mexicanas y con el que muy en línea sintonizan los mercados financieros.
Si algo pasa en Wall Street llega con efecto al  piso de remates de la Bolsa Mexicana de Valores. Si el dólar va de picada frente al euro, el peso se deprecia considerablemente respecto a la moneda única. Existe una hermandad económica y financiera que no debe llevar a porfiarnos del todo.

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