“Me gustas por guarra, amor”, un libro de Juan Hernández Luna sobre la soledad, la mentira y el sexo

El título, sin duda, atrapará
en las librerías a más
de un despistado
Foto: Cortesía 'Ediciones B'

Por Enrique Montañez
Reportero Azteca21

Ciudad de México. 2 de octubre de 2007. Juan Hernández Luna (México, D.F., 1962) ha ganado en dos ocasiones el premio “Dashiell Hammett” a la mejor novela policiaca escrita en español (1997 y 2007). “Me gustas por guarra, amor” (Ediciones B, México, 2005) disiente de las historias de crimen propias del género negro que el autor suele trabajar, al parecer, con mayor asiduidad y solvencia. La soledad, la vida matrimonial, la mentira y la verdad ficcional, las relaciones de pareja, el amor y el sexo son el sedimento narrativo por el que discurren las tres historias que estructuran el libro.

“Me gustas por guarra, amor” parece distante de la obra que le ha valido a Juan Hernández el reconocimiento de un sector de la crítica literaria española. El cariz técnico y formal de las narraciones carece de proposiciones que satisfagan plenamente. La emotividad ficcional que por momentos resplandece en algunas páginas pronto se disgrega y pierde fuerza porque Luna, consciente o inconscientemente, excede el límite entre autor y narrador.

Los remanentes de la lectura, es decir, la escritura como ejercicio de autoanálisis y de explicarse la vida, la ficción como un subterfugio para evadir de cierta manera los sinsabores cotidianos, escribir para saciar deseos personales vedados o remotos, que escribir es descubrir, que entre mentira y verdad impera la literatura, entre otros, no sorprenden por su originalidad.

Tampoco existe determinación de parte de Hernández Luna por subvertir estos, podríamos decir, convencionalismos enmohecidos. Mencionar las consideraciones concluyentes a las que llega Luna sobre las relaciones de pareja, el amor y el sexo sería engorroso porque no se expone nada diferente de lo ya consabido.

“Me gustas por guarra, amor” es un excelente título para cuestiones mercadotécnicas, pero poco o nada hay en la historia homónima, última del libro, que lo justifique. ¿A quién que haya leído a Sade escandaliza que una mujer guste, como muleta sexual, ver cagar a su pareja o defecar encima de ella?

El título, sin duda, debe atrapar en las librerías a más de un despistado, pero no cumple con las expectativas de los lectores que sabemos que Juan Hernández Luna ha escrito cosas más estimables y valiosas, y que aseguramos será uno de los esperados autores revitalizantes del género negro en México.

Comentarios a esta nota: enrique.montanez@azteca21.com

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