Sexto aniversario del 11-s

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Sexto aniversario del 11-s
-Lecciones de tiempo atrás
-Greenspan y shocks

    Sexto aniversario de aquél fatídico martes  11 de septiembre del 2001. Aún muchas preguntas sin respuestas flotan en el aire y los archivos de investigación, junto con las cartas y documentos clasificados siguen acumulándose. Algún día nuestros nietos o bisnietos sabrán la verdad.
    Aquella mañana el mundo se estrenó como testigo mediático involuntario de un suceso de calibre digno de la Segunda Guerra Mundial, entonces surgió un paréntesis que marcó el final de una etapa donde la Guerra Fría, minada desde tiempo atrás, fue sepultada finalmente para dar paso a un mundo unipolar, sin contrapesos.
    Desde entonces, hace seis años, las volatilidades son más acuciantes y virulentas. Las expectativas rayan en lo irracional y si miramos bien a bien tenemos un ambiente de pre guerra. Algo muy malo o peor a lo acontecido en Estados Unidos, después en España y luego en Gran Bretaña puede suceder.
    Con la reciente crisis hipotecaria que trae bailando a los mercados financieros en el mundo, con tasas  imposibles de seguir subiendo, con tomas de ganancias en bolsas con un comportamiento ejemplar en momentos en que debieron reaccionar de forma distinta y tipos de cambio que vuelven a trastocarse, una sabia voz, la de Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, señala que  el momento actual tiene semejanzas con la crisis de 1987 y la asiática de los noventa.
    De hecho Greenspan recurrió al pasado, al siglo XIX para encontrar también algunas coincidencias con la actualidad.
    En sus declaraciones, Greenspan se mostró muy precavido para obviar cualquier tipo de comparaciones y remembranzas con la crisis de 1929, la que llevó a muchos financieros al suicidio, al piso  a los mercados financieros, a la parálisis económica a los países industrializados y propulsó a la derecha de entonces para extender el fascismo como respuesta a la falta de empleo, a la pobreza y las hiperinflaciones.
    Lo de 1929 tuvo mucho cariz para desatar factores que, con el tiempo, llevaron a la Segunda Guerra Mundial.
    Lo del 11 de septiembre del 2001, el efecto de las dimensiones globales no se cuantifica ni calcula  todavía, poco a poco con timidez surgen reacomodos en las piezas del ajedrez internacional. Surgen alianzas económicas, nuevos lazos financieros y comerciales.
    Dentro del tinglado lo más relevante es el enorme peso de poder económico, estratégico y político acumulado por tres nuevos actores mundiales: las multinacionales, las transnacionales y los individuos con personalidad económica.
    En los últimos años estos actores han ganado protagonismo al tiempo que, los Estados-Nación ceden en potestad mermados por el terrorismo, la xenofobia, el impacto del cambio climático, la falta de reacción eficaz para contrarrestar la inseguridad que golpea a la ciudadanía.
    A los factores mencionados se le añaden la lucha desatada por las multinacionales, transnacionales y los individuos con personalidad económica para apropiarse por los recursos naturales, energéticos, nucleares y militares llevando sus ambiciones, traspasando cualquier límite geográfico.
    El choque de intereses entre lo que estos grupos desean dominar encuentra en las células terroristas, los núcleos de sublevación, los radicales, globalifóbicos,  narcotraficantes y disidentes  a sus más acérrimos enemigos.
    Buena parte de esta pugna, entre quien jala más  fuerte la liga, desata la  virulencia de vivir con alto sesgo de incertidumbre.
    Al respecto, Greenspan reflexiona que los economistas no hemos encontrado respuestas para explicar por qué los seres humanos en su actividad económica y financiera no saben reaccionar apropiadamente a los shocks, ni formular con eficacia políticas reactivas a las burbujas  de todo tipo.
    Como economista podría añadir que en cierto sentido una parte de la actividad económica puede planearse y tomarse decisiones razonadas para tratar de alcanzar metas de ahorro e inversión. Empero, en otra buena parte de esa economía, sólo están personas especulando, apostando, inflando el papel y llenándose las manos de billetes.
    La economía al ser hecha por seres humanos no puede librarse de las dosis de nerviosismo que añaden hechos como los del 11 de septiembre, ni dejar de contaminarse por financieros que todos los días se preguntan si esto se pondrá cada vez peor o mejor. Es una ruleta. La propensión por el juego que lleva a muchos a los casinos y a las apuestas forma parte de esa economía que a escala mayor vibra con las altas y bajas de los mercados financieros.
A COLACIÓN
¿Quién gana y quién pierde en la política del miedo? Ganan los gobiernos fascistas para controlar a las masas, para utilizar la xenofobia como herramienta de protección, de seguridad. Ganan las empresas multinacionales ligadas con la carrera espacial y armamentista que le venden armas lo mismo al gobierno de Estados Unidos que al enemigo de éste. Gana la economía de guerra, los presupuestos bélicos, el espionaje, el gasto para defensa e inteligencia.
En cambio, pierde la población en sus derechos civiles más elementales, en su libertad de acción, de pensar, en la capacidad de construir un mañana más equitativo y menos violento.
Repasemos algunos números después del 11 de septiembre del 2001: entre 2000 y 2004, los fondos asignados al Pentágono aumentaron un 50 por ciento. El Centro para el Control de Armas señala que Estados Unidos gasta al menos 70 mil millones de dólares anuales para sostener la invasión de Afganistán e Irak.
En 2001, el mundo gastó 741 mil millones de dólares en armamento, Estados Unidos consumió tres cuartas partes.
Tras el 11 de septiembre del 2001, los mayores aumentos de presupuesto en Estados Unidos han sido par el Departamento de Defensa. Al menos han aumentado un 41% de 2001 al 2006.
Para el 2006, el presupuesto autorizado para el Pentágono fue de 419 mil millones de dólares. Los gastos exorbitantes de Washington en defensa, investigación militar, armamento y terrorismo han provocado que otros países como China encuentren un motivo para incrementar su presupuesto de defensa. China presupuestó para este año 35 mi 100 millones de dólares; en tanto que países como Irán y Corea del Norte siguen empeñados en desarrollar su potencial nuclear.
¿Qué hay para la salud, para la prosperidad, para reducir los desequilibrios globales y la pobreza? Únicamente bicocas. Empresas como Lockheed Martin Corporation, Boeing (Integrated Defense Systems) y Northrop Grumman engrosaron sus ganancias después del 11 de septiembre.

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