Indígenas: grupos vulnerables

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Indígenas: grupos vulnerables
-Integrar y apoyar para producir
-Metas difíciles de lograr ante el 2015

Hace tiempo argumentábamos que, tanto el avance de la tecnología como el de la globalización, han dejado a los grupos de población más vulnerables condenados en el olvido y sumidos en las peores condiciones.
Algunos estudios al respecto de la situación de los grupos indígenas los podemos encontrar en el Banco Mundial, el análisis más nuevo ha sido realizado por Gillette Hall y Harry Patrinos en “Pueblos indígenas, pobreza y desarrollo humano en América Latina: 1994-2004”, que evalúa la evolución de las condiciones sociales de la población indígena en cinco países: Bolivia, Ecuador, Guatemala, México y Perú.
El texto es realmente interesante, en primera instancia explica que a pesar de su creciente influencia política los pueblos indígenas de América Latina han avanzado poco en materia económica y social durante la última década y continúan sufriendo altos niveles de pobreza, menor educación y mayor incidencia de enfermedades y discriminación que otros grupos.
En la actualidad, los pueblos indígenas representan 10% de la población de la región siendo el grupo más desfavorecido de América Latina. En Bolivia y Guatemala, por ejemplo, más de la mitad del total de la población es pobre, pero casi tres cuartas partes de la población indígena lo es.
La pobreza entre los indígenas en Ecuador es cerca de 87% y alcanza 96% en las sierras rurales. En México, la incidencia de la pobreza extrema en 2002 era 4.5 veces mayor en los municipios predominantemente indígenas en comparación a los no indígenas, lo cual se encuentra por encima de la proporción de 3.7 en la década anterior. En tanto que de todos los hogares pobres en Perú, 43% son indígenas.
A COLACIÓN
De acuerdo con el Banco Mundial, durante la década de 1994 a 2004, los resultados en la reducción de la pobreza de ingresos entre los indígenas han sido escasos, dado que son el grupo que más lentamente se recupera de las crisis económicas; el que presenta una mayor brecha de pobreza; los que continúan teniendo menos años de educación; los que padecen por programas educacionales de baja calidad; los que tienen el menor acceso a servicios básicos –principalmente mujeres y niños.
En la opinión de Patrinos, los índices de pobreza entre la población indígena son más altos y disminuyen más lentamente, lo cual es particularmente una mala noticia para un continente que quiere cumplir con el objetivo de desarrollo del milenio de reducir a la mitad los índices de pobreza para el año 2015.
A fin de lograr mejores resultados, el Banco Mundial recomienda mejorar el capital humano centrándose en cuatro áreas específicas: 1) Proveer educación de mayor alcance y mejor calidad por medio de programas de educación bilingüe y bicultural para reducir la brecha en los años de escolaridad y mejorar la calidad de la educación. 2) Mejorar la rendición de cuentas en la entrega de servicios sociales para los pueblos indígenas involucrando más a los padres y a la comunidad, y estableciendo objetivos y visiones claras para el sistema. 3) Promover el acceso equitativo a servicios de salud para los indígenas mediante la implementación de programas centrados en la salud materno-infantil.
GALIMATÍAS
En los datos del Banco Mundial podemos encontrar que cerca de un 11% de los hogares mexicanos son indígenas. La población indígena es predominantemente rural y vive en comunidades con menos de 15 mil habitantes. Mientras sólo un 35% de la población no indígena vive en áreas rurales, más de un 72% de la población indígena lo hace.
Entre la población indígena de México, la pobreza disminuyó muy levemente en el periodo 1992-2002, al pasar de un 90% a un 89.7%, mientras que entre la población no indígena ésta ha disminuido de 49.1% a 46.7% durante el mismo periodo.
La disminución de la extrema pobreza también fue marginal durante el mismo lapso señalado en el estudio, pasando de 70.8% a 68.5% entre los hogares indígenas y de 18.7% a 14.9% entre los hogares no indígenas. La incidencia de la extrema pobreza en 2002 fue 4.5 veces mayor en los municipios predominantemente indígenas.
Por el lado del ingreso y el empleo, el mismo organismo señala que en México la población indígena participa en la fuerza laboral con tasas inferiores a las de la población no indígena (68% comparado con 74%) y recibe menos remuneración por su trabajo. Los retornos según el tipo de empleo son mucho mayores en las áreas indígenas: un trabajador no agrícola gana 179% más que uno que trabaja por su cuenta, y un trabajador agrícola gana un 106% más que un individuo auto-empleado.
En las deficiencias salariales, en 2002, un individuo que vivía en un municipio donde del 10% al 40% de la población es indígena tenía un ingreso promedio equivalente al 46% del ingreso de una persona que vivía en un municipio no indígena. De manera similar, un individuo en un municipio con mayoría indígena (más del 40%) tenía un ingreso equivalente a sólo el 26% de una persona en un municipio no indígena.
Cerca de 59% de la desigualdad entre los ingresos de los trabajadores indígenas y no indígenas puede ser explicado por diferencias de activos (recursos, bienes, propiedades, formas de producción y relaciones patronales). No obstante, los factores inexplicados tales como habilidad, calidad de la educación, cultura y discriminación del mercado de trabajo dan cuenta del 41% restante de la brecha en ingresos.
De estas cifras lo más acuciante tiene que ver con las políticas públicas y la calidad de los servicios dirigidos a los indígenas, todos señalados por su grado de deficiencia en materia de educación y de salud. Por esa razón los resultados son nulos.
Si en educación la mayoría no pasa de los tres años básicos es en salud donde las cifras son más dramáticas: “La tasa de mortalidad es significantemente mayor dado que sucede en 41% de cada mil nacidos vivos en comparación a 24% de cada mil nacidos vivos de los demás grupos de la población”. A esto hay que agregarle que son los niños indígenas los que presentan los grados de malnutrición (anemia, bajo peso y malnutrición crónica) más elevados respecto a los niños no indígenas.
Este breve panorama descrito sirve para recordar que no se puede hablar de éxitos en el terreno cuantitativo de la macroeconomía, en tanto existan  once millones de personas indígenas condenadas al olvido histórico, marginadas, ignoradas por los servicios públicos y ni qué decir de los servicios financieros. Ni México, en general América Latina, han logrado cumplirle a sus indígenas en valores de respeto, integración y ciudadanía.

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