China y México: 2008

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-China y México: 2008
-Cuotas compensatorias
-La poca ética del comercio

    Al cierre del año pasado, China se ubicó como el tercero con mayor capacidad exportadora en el mundo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
    En 2006, Alemania ostentó el primer lugar en exportaciones con 1.112 billones de dólares; le siguió Estados Unidos con 1.037 billones de dólares y China en tercero con 969 mil millones de dólares.
    Cabe mencionar que en la primera parte de la lista de las diez potencias exportadoras no figura México, síntoma de que contar con acuerdos comerciales firmados con más de una treintena de países, no ha significado gran cosa en la práctica y en el sentido estricto del comercio más que puro papeleo y protocolo acumulado.
    Lo deseable en México es replantearse sacarle provecho a los  acuerdos  existentes,  concebir programas sectoriales de beneficio exportador para no desperdiciar que por ejemplo se tengan negociaciones con Islandia y Liechtenstein y no logren reportarse grandes beneficios. Hay que pasar del  papel a la realidad, hacerlos que valgan la pena.
    Con China como jugador fundamental en el ámbito de la competencia externa (además de ser un peso pesado en el comercio es un imán para las inversiones foráneas)  deben convocarse esfuerzos mundiales para implantar reglas en la competencia donde un código de calidad y estándares de sustentabilidad puedan ser incorporados al mismo que tiempo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) convoque a acuerdos para aminorar la explotación laboral y la precariedad salarial.
    China, que estos días se ha convertido nuevamente en el ojo del huracán por el caso del plomo en los juguetes manufacturados a Mattel, no es ni mejor, ni peor que otros países, cuyos productores igualmente recurren a muchas formas de producción deleznables por la dudosa calidad de los insumos utilizados, la higiene, la explotación laboral de niños y niñas; la violación de acuerdos laborales y el establecimiento de jornadas donde el descanso para la mano de obra  y las fábricas es impensable.
    La culpa la tiene la ambición ilimitada por producir y obtener mayores  ganancias a costa de lo que sea. La práctica preocupa cuando lo hace China que es un país con una economía que ha ido ganando terreno global y con una población de mil 300 millones de seres humanos.
    Miles de millones de chinos produciendo de todo, día y de noche, de lunes a domingo y a un precio bajísimo de la mano de obra e inundando el mercado con productos  que lo mismo se compran en una tienda que en un puesto ambulante.
    En el seno de la OMC, en la parte dedicada a dirimir controversias y denuncias por malas prácticas comerciales,  empresas y productos chinos ocupan un lugar central ante el cúmulo de quejas presentadas principalmente por productores estadounidenses.
    Se tiene que hacer algo a nivel global para mantener estándares de producción y calidad, es imprescindible hacerlo, la guerra comercial no es virtual es real. Digamos que está librándose con todo tipo de artimañas, la víctima es el consumidor expuesto a la nocividad y toxicidad de alimentos y bienes que no deberían estar en el mercado.
A COLACIÓN
    De acuerdo con información de la Secretaría de Economía e Infoaserca, México fue el último país que llevó a cabo negociaciones bilaterales con China en el proceso de inserción de este último a la OMC.
    En términos del acuerdo bilateral alcanzado, China se comprometió a  rebajar aranceles gradualmente desde el año 2002 y hasta el 2006 para 266 productos mexicanos: carne fresca; carne congelada de res; pollo; pavo; pato; ganso; camarón; pescado fresco; pescado congelado; así como a  verduras, frutas tropicales, café, cerveza, tequila, cemento, productos químicos y petroquímicos, productos farmacéuticos, fertilizantes, textiles, vidrio, acero, televisores, refrigeradores, autopartes, vehículos, automóviles; entre otros más.
    El anexo 7 del documento del ingreso de China a la OMC, señala que los países que tienen restricciones con respecto al comercio con China se comprometieron a su eliminación.
Dentro de las cosas que México negoció con China no fueron eliminadas las cuotas compensatorias, éstas quedaron sujetas a la disciplina del protocolo de adhesión y al código antidumping de la OMC para un periodo de seis años.
A partir del primero de enero del 2008,  las cuotas compensatorias podrán ser llevadas a un  panel de controversia cuando China las considere violaciones de los compromisos que tiene México ante la OMC.
México en los últimos quince años ha recurrido a distintas estrategias arancelarias y aduanales a fin de elevar el precio de importación de varios productos chinos para evitar que, al ingresar al territorio mexicano, sigan ocasionando estragos en muchos sectores y subsectores productivos que fabrican productos que no pueden competir con el bajo precio de los artículos chinos.
Tenemos que la industria juguetera mexicana, a mediados de la década de los noventa, las autoridades mexicanas impusieron cuotas y aranceles a los juguetes chinos importados hasta por un 3 mil por ciento. Para  la mercancía de contrabando que entra a la economía informal obviamente pasa de largo y es allí donde surge buena parte del daño ocasionado a la industria juguetera nacional.
La industria del calzado y la textil enfrentan ahora una crisis similar, la reacción es mediante establecer cuota compensatorias, nuevamente señalamos que el contrabando de calzado y de textiles pasa de largo.
Hasta 2004,  México contaba con cuotas compensatorias en 1 mil 300 fracciones arancelarias para productos textiles, de confección, zapatos, juguetes, del sector químico.  Para el primero de enero del 2008 el panorama puede cambiar porque los productores chinos podrán solicitar a la Secretaría de Economía una revisión de las cuotas o bien recurrir a un  panel ante la OMC.
Urge una reacción en doble vía para evitar que se siga colando la importación de mercancías de pésima calidad y de granos y otros insumos para la alimentación que ocasionan daños en la salud.
Con el NAFTA-TLCAN el mercado mexicano se ha llenado de maíz amarillo utilizado para piensos en animales en Estados Unidos que en México sirve para hacer tortillas. Las denuncias de importación de maíz transgénico son una alerta.
Con China, la nueva amenaza es la soya o soja de producción también dudosa, señalada en parte de transgénica. La soya o soja está ganando cuotas de mercado en México utilizada para fabricar bebidas, lácteos, postres, yogures y jugos.

Redacción Azteca 21

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