¿Con estos truenos, quién duerme?…

COSAS VEREDES MIO CID
Roberto Montes Vázquez.

¿Con estos truenos, quién duerme?… «Son “sicológicas” las preocupaciones vertidas por representantes del sector agropecuario por la apertura total de los mercados de México y Estados Unidos en 2008, en el contexto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte», dijo con aplomo, como si de veras supiera a qué saben los elotes, Blanca G. Villarello, la Coordinadora General de Promoción Comercial y Fomento a las Exportaciones  de la Secretaría de Agricultura (Sagarpa).

El Banco Mundial ha advertido que el sector agropecuario nacional no está en condiciones de competir en el mercado que se generará a raíz de la liberación de aranceles, debido a que a lo largo de 20 años ha sido objeto de políticas sin resultados positivos.

La Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados elaboró el estudio «¿Cuánta liberalización aguanta la agricultura? Impacto del TLC en la agricultura mexicana», y en él se subraya que al liberar de arancel las importaciones de maíz y de otros productos, como el frijol, el gobierno mexicano regaló 2 mil 140 millones de dólares a las trasnacionales importadoras y productoras de nuevos granos. El impacto ha sido también drástico sobre otros cultivos: a partir del TLC, la producción de trigo se redujo en casi un tercio y la superficie cultivada cayó 43 por ciento; la soya, que llegó a ocupar 500 mil hectáreas, ahora sólo es sembrada en 88 mil.

Los dirigentes campesinos, que no andan en la grilla por agarrar una delegación ahora que las está repartiendo la CNC y sí están preocupados por su sector, señalaron que: Para la Sagarpa, el TLCAN no significa ningún problema porque está fuera de la realidad. En este primer semestre el valor de las importaciones agroalimentarias se incrementó en 50 por ciento y los productores mexicanos son 2 millones menos que al inicio del acuerdo. La polarización social en el campo es creciente; la migración de la población rural llega a 300 mil personas por año en condiciones inhumanas; más de un mexicano muere cada día al tratar de cruzar a Estados Unidos, y esa realidad no la quiere reconocer la Sagarpa porque su único interés es servir a las corporaciones del sector agroalimentario.

Maximiliano Silerio Esparza, ex gobernador de Durango, estado agrícola, dice que  es urgente que el Gobierno Federal aumente los subsidios al campo, para que pueda tener los niveles de competitividad necesarios cuando entre en su totalidad el Tratado de Libre Comercio (TLC) y evitar situaciones delicadas. Sin embargo, indicó que también ha dañado al campo la corrupción y subejercicio de los recursos, pues aunque se aprueban los presupuestos en ocasiones no se ejercen, «lo que es peor, por… la incapacidad». Agregó con preocupación que para el presupuesto de egresos del 2008, el Gobierno Federal se debe concentrar, «ponerse las pilas», en otorgar mayores recursos al sector agropecuario ante el inminente TLC que dañará la economía de los productores mexicanos por falta de competitividad.

Felipe Calderón y el alpargato Muriño, también están muy preocupados, pero porque se diluya cuanto antes el caso de los dólares del chino cochino, y con dudas de todo tipo de los miembros del Foro Mexicano, antes de que se hagan más olas el gobierno de la República repartió en tres (la PGR, la SSA y el Poder Judicial), partes iguales los 205 millones de dólares decomisados al oriental, dinero escondido en una residencia ubicada en Las Lomas de la Ciudad de México.

Nunca se les ocurrió voltear a ver el campo y calcular la inminente entrada en vigor del TLC. El de los fanales de ojal, quiere entrar en contacto con Lino Korrodi, para que lo asesore y escribir un libro como los «best sellers» del tamaulipeco al que le dio cuello y lo tiró por la borda el grandote que navegó con bandera de tarado, en el proceloso mar de las recaudaciones voluntarias, en las que dicen Martha se cambió el apellido para el despiste y se puso Robinsón en lugar de Morgan, sólo le faltó ponerse un parche de pirata y un garfio bien manicurado.
 
Cristina Barros, vocera de la campaña nacional en defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo mexicano, Sin maíz no hay país, pon a México en tu boca,  y colaboradora de La Jornada, dice: «Se reúne por vez primera a más de 300 organizaciones del campo, ambientalistas, sociedad civil y académicos, busca crear conciencia entre los consumidores sobre la crítica situación que enfrenta el campo mexicano y el adverso escenario que se espera a partir de la apertura total de fronteras prevista para enero de 2008, con el Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN), que igual amenaza a los productores de fríjol, azúcar y leche».

La meta de la campaña Sin maíz no hay país, pon a México en tu boca, pretende, además de que se siembren plantas en casas, camellones y parques; recabar un millón de firmas, enviarlas al Congreso y al gobierno federal, «para sacar al fríjol y al maíz del capitulo agropecuario del TLCAN».

Dados que somos a dejarnos llevar por la mala, los traviesos son capaces de agregarle a la siembra del maíz citadino, algunas semillitas de la «Golden cola de borrego» y echarle a perder sus jardines a Marcelo, que tanto se empeña en tenerlos frondosos. Manuel Espino y Elba la fea, en su perversidad, dicen, son capaces de armar una campaña paralela que pueden llamar poéticamente «Verde que te quiero verde». Pero cuidado, Rafa Caro Quintero, todavía padece el seguir al pie de la letra el eslogan del inefable López Portillo: «Que sólo los caminos se queden sin sembrar».

Siembra chinos y al cosechar, les das cuello…

Redacción Azteca 21

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