Tomás Gómez Valdelamar celebra 50 años de huapanguero con el disco “Mis Huapangos”

Gregorio y Diego René Solano Hernández,
quinta huapanguera y jarana
respectivamente, acompañaron en su
presentación al profesor Gómez Valdelamar
Foto: Gregorio Martínez M./Azteca 21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Huauchinango, Puebla. 28 de julio de 2007. Con el marco de un día magnífico, lleno de sol y luz transparente, el foro de la Plaza Cívica, con su enorme enlonado y buena asistencia de público, que reconoce en él a un gran huapanguero, el profesor Tomás Gómez Valdelamar presentó a partir de las 11 horas “Mis huapangos”, disco compacto que incluye doce temas de su propia inspiración.

Emocionado, a pesar de algunos problemas de sonido, mientras unos camarógrafos de una televisora local graban su actuación, el profesor expresa: “Me gusta mucho esto, es mi vida… Voy a cantarles un huapango, es uno de mis favoritos, es una de mis composiciones, se llama ‘Cantante pregonero’: Soy un cantante pregonero, soy huasteco, trovador y huapanguero…”.

Ya para despedirse, anuncia que interpretará “El huauchinanguense”, otra de sus composiciones, de la cual repartió una hojita impresa con la letra: “Huauchinango, Huauchinango, no sé cómo olvidarte, Huauchinango a ti te gusta el huapango, y a mí me gusta cantarte…”. Al concluir, la gente adquiere sus discos y el profesor Tomás los autografía con gusto.

Heredero y continuador de una tradición familiar que viene de principios del siglo XX, de su abuelo Francisco Gómez Valdelamar, preservada por su padre, Hermilo Gómez Ochoa, el profesor Tomás es veracruzano, pero lleva ya 43 años en Tamaulipas y también grabó un disco con el ya inmortal Heliodoro Copado y Los Camperos de Valles. “Es una tradición familiar, no es algo propio mío, es que mi papá y mi abuelo son huapangueros, todos mis tíos son huapangueros, entonces yo soy huapanguero de tradición familiar. Mi papá todavía toca en El Molino, municipio de Pánuco, se llama Hermilo Gómez Ochoa, y mi abuelito se llamaba Francisco Gómez Maldonado, violinista de principios del siglo XX. Para nosotros es conocimiento de familia, yo le robaba en ratos el violín a mi papá, él al suyo, y así aprendimos de familia. En aquellos años no eran tan populares estas fiestas, no como ahora, tocaba uno porque lo invitaban a tocar en un ranchito, ahora es todo un acontecimiento social”, comenta.

Hombre de muchas iniciativas y amplio conocimiento de la música y los músicos huastecos, Tomás Gómez Valdelamar este año cumple cincuenta años de huapanguero y qué mejor manera de celebrarlo que con “Mis huapangos”, donde da muestras de su domino del violín y de la pasión que siente por la música huasteca. Siendo que Ludivina Nieto Ornelas, conductora del programa “Atardecer Huasteco”, en Ciudad Victoria, le ha presentado anteriormente el disco en Tamaulipas al profesor, en esta ocasión Tomás se encargó de comentarlo, tocar y cantar.

“Inicié con composiciones a Ciudad Valles, a Pánuco, a Huauchinango… Así se fue prendiendo en mí la idea de hacer un disco, componía algo y lo consultaba con la gente, me decían ‘Está bueno’. ‘Que suene mi jaranita’ lo hice con el afán de completar el disco que estamos presentando. Entonces pedí el apoyo a Conaculta y me dieron la oportunidad de grabarlo, hice mil discos y ya están a punto de acabarse, voy a tener que hacer otro”, explica contento el profesor, quien vende su disco a 60 pesos, mucho más asequible que los demás, cotizados en general en 100 pesos, sin tener, en muchos casos, la misma calidad y relevancia.

“Estas fiestas se están haciendo como si fueran las olimpiadas, cada año, para uno es muy grato acudir a estos lugares donde todavía se puede disfrutar la fiesta huasteca, cosa que no sucede en muchos lugares de Tamaulipas. Yo vivo en Ciudad Victoria, pero me mantengo porque toco en un mariachi, pero si voy a Tampico ahí sí me mantengo con el huapango. Qué bueno que aún se hacen estas fiestas que contrarrestan la aporreada que nos sigue dando la penetración cultural estadounidense”, agrega el profesor de Educación Musical de nivel medio básico ya retirado.

En el interior de la portadilla del disco se incluyen agradecimientos a J. Isabel Monroy y a Luis Monroy, así como una dedicatoria, que reproduzco a continuación, porque suena a pronóstico y profecía, y deseo que se cumpla, para el enriquecimiento de esta expresión musical: “Agradecimiento al decidido apoyo de la gente que de alguna manera me ha inspirado a dedicarme a componer mis huapangos. A ellos dedico, con cariño y respeto, esta obra, que espero que sea de su completo agrado y tenga la aceptación que un humilde servidor espera y que servirá para que en el futuro siga en el medio de la composición de la bella música huasteca”.

Además, acompañan al profesor Tomás Gómez Valdelamar dos jóvenes hijos de otro gran músico, Gregorio Solano Medrano, jaranero y trovador de Los Camperos de Valles. Se trata de Gregorio y Diego René Solano Hernández, quinta huapanguera y jarana, respectivamente, quienes también forman parte del trío Oxitipa, en Ciudad Valles, San Luis Potosí.

“Mis huapangos” fue realizado por Producciones Monroy, no tiene fecha ni lugar de la edición, aunque se puede inferir o suponer que se hizo en 2007, y quizás se grabó en Ciudad Victoria o Tampico, fue patrocinado por el CONACULTA, el Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes, el Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca y la Secretaría de Desarrollo Social, Cultura y Deporte del Gobierno de Tamaulipas.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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