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Por la Espiral - July 18, 2007

Aduanas de la corrupción

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Aduanas de la corrupción
-Contrabando aumenta
-Liberalización comercial

    El contrabando de juguetes made in China terminó quebrando la industria del juguete en México, la amenaza se cierne ahora en la industria textil nacional que no podrá sostener la competencia desleal de prendas de tan bajo precio y de toneladas de ropa usada que ingresa por las fronteras.  
Las  exportaciones chinas de textiles a México han desplazado a los productores nacionales que no han podido competir con los bajos precios de los productos chinos. La corrupción y el contrabando de mercancías han agravado esta situación al aumentar el mercado ilegal de estos productos.
    Las aduanas en lugar de funcionar como filtros para asegurar la vigilancia de los tratados, acuerdos y códigos vigentes, sirven  como coladeras para desplazar todas la mercancías legales, ilegales y las que no cumplen con los estándares de calidad ni con los códigos de comercio, hacia los canales de distribución en la República Mexicana.
    Por las aduanas ingresa la competencia desleal a México. Resulta inexplicable que los trailers que descargan mercancías, a plena luz del día en las calles aledañas al centro de la ciudad de México,  cuyo destino son los vendedores ambulantes nunca sean detectados por agentes aduanales ni por ninguna otra autoridad en su trayecto hacia las ciudades destino.
    Hasta antes de la liberalización comercial que inició México al insertarse  al GATT en 1986, el proteccionismo imperante fue  un pretexto para el auge de la fayuca, ese mercancía pasada de contrabando desde Estados Unidos para ponerla a la mano de los consumidores que deseaban conocer las novedades electrónicas que se usaban en la Unión Americana.
    Ese mundillo de la fayuca vendió millones de televisiones y video caseteras Beta y VHS a riesgo del consumidor de no contar con una factura para reclamar cualquier desperfecto. No obstante, la gente corría el riesgo. El trasiego de los fines de semana hacia Tepito fue abarrotándose de gente que acudía  a comprar el video de moda y de paso las películas; las familias incluso llevaban a sus hijos para  enseñarles los juguetes traídos desde el  otro lado.  Las colecciones de Hello Kitty fueron masificándose  desde esa plataforma del contrabando.
    Después de la liberalización comercial en una primera fase de desgravación arancelaria en 1986 y luego con el NAFTA-TLCAN en 1994 con los acuerdos de una eliminación calendarizada de aranceles entre México, Estados Unidos y Canadá, la circulación de las mercancías experimentó un auge nunca antes visto podemos corroborarlo en la cifras del INEGI de la balanza comercial de México a partir de 1994.
    Ha sido un crecimiento explosivo y en esa medida, la exposición al riesgo para muchos sectores del país, cuya producción ha visto ingresar casi de forma exponencial millones de mercancías de dudosa calidad, de bajísimo precio, que llegan por las aduanas, garitas y puestos de control desde las instalaciones fronterizas,  puertos y aeropuertos.
    La caída en la muralla de aranceles y la aceleración comercial coinciden en el tiempo con el aumento de la corrupción en México, el auge incontenible de la economía informal; los incrementos del contrabando; el tráfico humano; la virulencia del narcotráfico y los cargamentos de armas.
    La corrupción que se ha anidado en las aduanas nos lleva a la reflexión de que México no estaba preparado para una acelerada apertura de sus fronteras sin contar primeramente con modernas garitas y un personal de alta calidad. La ausencia de códigos de ética, la falta de juramentos de lealtad y de asumir una responsabilidad que no permite flaquear ante los sobornos han hecho mella con el  tiempo. Deberá aguardarse hasta 2008 para la anunciada modernización.
    Todo lo malo que le ha pasado al país coincide con la puesta en vigor del NAFTA-TLCAN. Es increíble, pero en doce años México y los mexicanos somos totalmente diferentes, los males como el contrabando y el narcotráfico dominan en conjunción con las bandas criminales, el tráfico de personas y de indocumentados pasan por los mismos canales por los que entran las mercancías legales, ilegales y las no declaradas. Nuestras prioridades incluso hoy en día son distintas.
A COLACIÓN
    Nos inunda la piratería. Distintas organizaciones y cámaras del sector privado señalan al consumidor (que puede ser de cualquier nivel social, con cualquier tipo de ingreso) como culpable del aumento del contrabando y de la piratería. El año pasado México ocupó el cuarto lugar mundial en la venta de contrabando y piratería.
 La justificación más fácil es recurrir a las fuerzas del mercado, pero pocas veces se señala la necesidad de controlar el punto de procedencia y de traslado  de las mercancías.
    Casualmente el sector privado no se manifiesta porque el gobierno refuerce las aduanas y cambie a su personal; ni porque el Servicio de Administración Tributaria (SAT) endurezca las sanciones por la subfacturación, doble facturación o alteración de las declaraciones de mercancías en las aduanas.
    El Área de Estudios Sociales de la Cámara de Diputados revela que en el Programa para la Competitividad de la Cadena Fibras-Textil-Vestido “el 58% del mercado nacional de prendas de vestir es abastecido por canales ilegales (contrabando, robos y productos confeccionados en México sin el pago de impuestos). La producción nacional suministra el 20 por ciento”.
El contrabando se afirma incluye tanto el contrabando “bronco” (introducción de mercancías extranjeras al país, sin pasar por las aduanas), como el contrabando “documentado” (introducción de mercancías mediante falsa
declaración de origen, subvaluación, clasificación arancelaria incorrecta o mal uso de los programas Pitex, Maquila y Prosec, para evadir el pago de impuestos o cuotas compensatorias correspondientes, entre otros).
    ¿A quién se debe recurrir para exigir mayores controles? Al SAT. Esta problemática es profundamente conocida por los propios funcionarios que lo encabezan y por  la Secretaría de Hacienda. El año pasado, en el 67 Congreso Nacional de Agentes Aduanales, Francisco Gil Díaz, entonces secretario de Hacienda, reconoció que en materia de comercio exterior las aduanas y agentes aduanales no declaran aproximadamente 472.27 millones de dólares.
    El año pasado, el SAT aceptó que la percepción sobre la corrupción en las 49 aduanas de la República Mexicana aumentó en cinco puntos porcentuales y reconoció sobornos y amenazas de la delincuencia organizada en los agentes aduanales. ¡Vaya panorama!
   

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