“El Rey de los Coleaderos” en el “Museo de Culturas Populares”

 “El Rey de los Coleaderos” en el “Museo de Culturas Populares”
Héctor Hernández ofrece sonriente su
trabajo, una cinta que
merece mejor suerte
Foto: Gregorio Martínez M./Azteca 21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Ciudad de México. 16 de julio de 2007. En 2004 tuve la oportunidad y el gusto de conocer a un joven cineasta cuyas raíces familiares están en Jerez, Zacatecas. Lo entrevisté acerca de su primer largometraje: “El rey de los coleaderos. La fe vale más que la suerte”, documental basado en la extraordinaria habilidad de salir adelante del zacatecano Juan de la Torre.

Aquella ocasión hablamos en las oficinas de una de las instancias productoras o que apoyaron el filme y sólo pude ver un tráiler de éste, pero desde esa ya lejana mañana me volví admirador de don Juan por su convicción, por su tenacidad y sobre todo por su profundo amor a sus raíces, a su tierra, a México. “Me entiendes, ¿no?”

Ha pasado el tiempo y Héctor ha codirigido otra película, “Los pajarracos”, que ha corrido con desigual fortuna tanto de crítica como de público. Lo he vuelto a ver en dos ocasiones muy próximas: el domingo 8 en el Rancho del Charro, durante el homenaje que la Asociación Nacional de Charros le hizo a Pedro Infante, y ahora el viernes 13 en el Museo Nacional de Culturas Populares, en Coyoacán, en el marco de la Presencia de Zacatecas en este recinto cultural. En ambos casos, con su mochila a la espalda y su “El rey…” en las manos, ofreciéndolo a la gente.

Hablé brevemente con él de sus dos filmes y de su faceta de director de películas y vendedor ambulante de la primera, que en México no encontró distribuidor interesado en hacerla llegar a más público, a pesar de que el tema es netamente mexicano: la vida de un charro que se ha vuelto legendario y que, gracias al séptimo arte y a la pasión de Héctor por lo nuestro, también ya forma parte de la historia fílmica de nuestra nación.

Por fin, ya vi la película –Héctor me la vendió a un precio especial– y considero necesario apoyarlo en su peregrinar de vendedor: estamos ante una película que toca las raíces de todo aquel mexicano que ha nacido en el campo, que sabe de las dificultades para hallar su lugar en el mundo y que ha tenido que emigrar para lograr el sustento y progreso económico de su familia.

Sí, sé que seguramente no faltará quien diga –o ya lo haya dicho– que Juan de la Torre no es el rey de los coleaderos; de hecho, él mismo acepta esa posibilidad en el documental. Lo cierto es que Juan de la Torre ha hecho lo suficiente para figurar en una película, la suya, y que Héctor sigue luchando para hacer más proyectos fílmicos.

Así, recomiendo ampliamente “El rey de los coleaderos” e invito al lector a comprar este “video original, más de cien horas de grabación, de Zacatecas a Estados Unidos”, dice Héctor como parte de su labor de ventas, para tomar el ejemplo de hombres –como el señor Juárez que transmite a sus hijos un amor inmarcesible a sus hijos por esta tierra que nos ha visto nacer y nos hace quererla aunque sólo sea “un montón de piedras”–, de mexicanos que con su vida y sus actos nos muestran que siempre podemos hacer algo por ser mejores día con día. Puede escribirle a este singular cineasta al correo electrónico hector@lospajarracosthemovie.com.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

Redacción Azteca 21

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