“Sendebar para estudiantes…”, nueva revisión al libro medieval de los engaños y maldades femeninas

Los lectores tienen a su disposición
el “rescate” de una de las
composiciones cumbres
de la prosa medieval
Foto:
Cortesía Facultad de FyL de la UNAM

Enrique Montañez
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 18 de junio de 2007. La Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México recientemente auspició la publicación de una versión modernizada de “Sendebar”, también conocido como “Libro de los engannos e assayamientos de las mugeres”. El título completo del material que nos presenta la UNAM es “Sendebar para estudiantes. Un modelo de las colecciones de exempla del siglo XIII”, la coordinación de la obra estuvo a cargo de Graciela Cándano Fierro y la versión al español moderno es de Artemiza Téllez.

Posiblemente de origen persa, como nos informa Cándano Fierro en el excelente aparato crítico que precede al texto formal, “Sendebar” es producto de la evolución de las parábolas búdicas y básicamente está compuesto por pequeñas historias o “exempla” para la formación e instrucción moral, espiritual y la enseñanza de las virtudes sapienciales, la sensatez y el buen juicio de los príncipes y soberanos que heredarían el poder patriarcal.

“Sendebar” sobresale de los “espejos de príncipes” tradicionales en la Edad Media por su solvencia literaria, tal vez el escrito más importante de la prosa prealfonsí –indica Graciela Cándano-, y por su característica menospreciativa hacia el género femenino: “pone de manifiesto la naturaleza sagaz y poco confiable de la mujer en general. (…) Los relatos denuncian las malas artes de las mujeres, razón por la cual produjo una fuerte corriente antifemenina en la literatura medieval”, expone Fierro.

La historia vertebral de “Sendebar” es la siguiente. El hijo del rey Alcos se niega a cumplir las solicitudes sexuales de su madrastra. Ante el desdén, ésta trastoca los hechos y lo calumnia: le informa al rey que el príncipe “la requirió de amores”. Por tal motivo, Alcos condena a su propio hijo a la pena capital. Muy al estilo de “Las mil y una noches”, los siete privados del rey deciden contarle varias historias o “exempla” para prorrogar la inminente muerte del príncipe, pero principalmente para que Alcos retome el buen juicio y no se deje engañar por esa “harpía, mujer adúltera, difamadora, exterminadora del poder masculino (en este caso de su honra, de su linaje) y burladora de su cognición”.

Los “exemplum” que los privados narran versan sobre las consecuencias de juzgar y condenar por ofuscación, del gran arrepentimiento que acarrea actuar llevado por las pasiones; pero, de manera primordial, de la astucia femenina para ocultar sus múltiples adulterios. Exhiben la lujuria, codicia, ruindad, venganza, rencor, deslealtad y maldad de las mujeres, de acuerdo con el ideario misógino clerical que consideraba a las féminas “más que un sujeto pecador, un modo de pecar ofrecido al hombre”.

La madrastra, personaje arquetípico de la “mala mujer”, cuya incontinente lascivia impele la historia central o “el cuento de cuentos”, también interviene en la exposición de ejemplos para conseguir que el rey ejecute el filicidio y, así, su acto “lixioso” quede impune. Se defiende en esta rebatinga literaria por la vida del príncipe citando casos de hombres comunes y extraordinarios que por perdonar la iniquidad terminaron consumidos por ésta. También le comparte a Alcos historias de perfidias y traiciones que hasta los privados más leales suelen cometer contra sus señores.

La efectividad de los “exempla” que le transmiten sus privados y su amada segunda esposa inducirán al rey a que tome la determinación más importante a la que se ha enfrentado durante su reinado. La mayoría de los ejemplos narrativos, como ya lo afirmábamos, son memorables por sus cualidades literarias; se constituyen, incluso, como obras perfectas en sí mismos. Algunos muestran distintivos de lo fantástico, de la fábula; otros, del cuento cruel, sangriento, sin olvidar los elementos de humor negro y el fino sarcasmo.

“Sendebar para estudiantes…” ofrece el “rescate” de una de las composiciones cumbres de la prosa medieval, con una contextualización histórica y literaria magistral por parte de Graciela Cándano, que debe resultar de considerable importancia no sólo para los interesados en el periodo del medioevo, sino también para los lectores atentos a las evoluciones de los paradigmáticos tópicos ideológicos, éticos y estéticos que aún nutren la literatura moderna.

Comentarios a esta nota: enrique.montanez@azteca21.com

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