Cinco voces privilegiadas cimbran el recinto de la Sala Nezahualcóyotl

El quinteto recibió manifestaciones de
júbilo, flores y prolongados aplausos
Foto: Cortesía "Voz en Punto"

Por Darío González Moreno
Reportero Azteca 21

Ciudad de México. 17 de mayo de 2007. Poco más de una cuarta parte faltaba para que el público abarrotara la sala Nezahualcóyotl cuando sonó la esperada tercera llamada. Desde una hora antes, melómanos, universitarios, familias completas y hasta extranjeros esperaban ansiosos la llegada de cinco cantantes que por primera vez hacían su aparición en este recinto universitario como ensamble vocal.

Para Voz en Punto, el gusto de ver un enorme auditorio de una de las mejores salas de concierto del mundo se unió al de cumplir 17 años desde que naciera en la Escuela Nacional de Música de esta ciudad.

El concierto abrió con una chacona, danza y forma musical de origen mexicano y cuya fama trascendió a Europa por vía de España. Después siguieron “My bonny lass she smileth” y “Come again”, dos madrigales del Renacimiento europeo y procedentes de Inglaterra, la capital de la música coral.

Más adelante, el ensamble interpretó un villancico del portugués Gaspar Fernández (“Eso rigor e repente”) y otro de Juan García Céspedes (“Convidando está la noche”) con los que hicieron gala de su talento ante el público que, respetuoso, escuchaba atento al grupo que, con el único instrumento de su voz y a capella, los remontó en cuestión de instantes a tiempos coloniales y renacentistas.

El salto del pasado al mundo moderno y de Europa a nuestro México indígena y popular se hizo con un arreglo del director de Voz en Punto, José Galván, con la pieza “Nochpochtziné”, a la que le siguió una pirecua (“Jucheti Consuelito”) incluida en el penúltimo álbum del grupo: “México a capella”.

Después de Michoacán, el recorrido musical nacional siguió por Veracruz con el clásico tema de “La bruja”, con el que los cinco integrantes se dieron vuelo permitiéndose en el escenario la picardía y la gracia que los ha caracterizado. Continuaron con “El sinaloense” y “El tilingolingo”, piezas impregnadas de humor que el público agradeció y apoyó con prolongados aplausos.

De este modo concluyó la primera parte del concierto y vino un intermedio más necesario para los intérpretes que para los escuchas, quienes aguardaban impacientes a que terminara la pausa y volviera el grupo a deleitarlos con sus magníficas voces ensambladas.

Voz en Punto abrió la segunda parte del concierto con dos piezas del célebre cantautor de música para niños Francisco Gabilondo Soler “Cri-cri”: “Cucurumbé”, la cual aparecía en el programa y “Di por qué”, que a última hora decidieron añadirla al concierto como homenaje por el 100 aniversario del natalicio de “El grillito cantor”.

Siguiendo el recorrido melódico, el ensamble se trasladó a Estados Unidos para interpretar dos piezas de autores negros: “Nobody Knows” un canto espiritual y la conocida pieza de Ray Charles “Hit the road Jack”. A estas les siguieron otras dos canciones clave en el gusto del público, la composición mexicana más escuchada en el mundo: “Bésame mucho”, de Consuelito Velázquez, y “Te quiero”, el poema musicalizado más conocido del poeta uruguayo Mario Benedetti.

Con “Te quiero”, el auditorio quedó exaltado ante la soprano dramático Sonia Solórzano, quien, al final del caluroso aplauso, recibiera flores que, espontáneamente, algunas personas del público le obsequiaron acompañadas de felicitaciones y abrazos por su extraordinaria ejecución. Este momento fue aprovechado por el director y barítono José Galván para presentar a los demás miembros del ensamble: la soprano Olivia González, la soprano dramático Sonia Solórzano, el alto Alberto Rentería y el tenor Luis Eduardo Martínez.

El concierto continuó con tres canciones muy mexicanas: “La negra”, “Nereidas” y “Copitas de mezcal”, pieza esta última que titula el álbum más reciente del ensamble. Y terminó la programación con el swing “In the mood”, de Joe Garland y que, en su tiempo, Glen Miller pusiera de moda.

Como era de esperarse, el público no se quedó conforme con el final del concierto y pidió el regreso del ensamble, el cual interpretó dos últimas piezas: “el mambo # 8” de Pérez Prado y una composición de José Galván, quien se inspiró en el mexicano Salvador “Chava” Flores para impregnar picardía cultural y política mexicana a una temática navideña en la canción que llamó “El nacimiento”, con la cual acabó el concierto dejando al público sonriente y, ahora sí, completamente satisfecho. El ensamble salió del escenario entre manifestaciones de júbilo y prolongados aplausos.

Comentarios a esta nota: dario.gonzalez@azteca21.com

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