Homenaje a Arcelia Ramírez en el Festival Internacional de Cine de Acapulco 2007

Arcelia ha sido reconocida
sobre todo después
de coprotagonizar
'La mujer de Benjamín'
Foto: Cortesía FICA

Por Julieta Sánchez y Javier Pérez
Reporteros Azteca 21

Taxco, Guerrero. 3 de mayo de 2007. En su tercera edición, el Festival Internacional de Cine de Acapulco ha elegido a Arcelia Ramírez como la personalidad a la que se le reconocerá por sus aportaciones y carrera en la cinematografía nacional.

Con una trayectoria iniciada a los 18 años de edad (cuando participó en el casi mediometraje “El centro del laberinto”, de Manuel López Monroy), la actriz defeña asegura sentirse contenta y agradecida por el homenaje a una carrera que le ha dejado cuatro nominaciones al Ariel (una de ellas convertida en premio, “Perfume de violetas”).

“Para mí es un honor recibir este reconocimiento, el cual me responsabiliza a hacer una evaluación, necesaria después de este recorrido de mi trayectoria”, confiesa en entrevista.

Reconocida a partir de su participación en “El secreto de Romelia” (Busi Cortés, 1988), pero sobre todo después de coprotagonizar “La mujer de Benjamín” (Carlos Carrera, 1991), Ramírez asegura que tener una carrera consolidada en el cine –algo francamente difícil en México- no ha dependido sólo de ella.

“Ha sido producto del trabajo colectivo de mucha gente, la complicidad con muchísimos integrantes de los equipos con los que he trabajado, con mis directores, con los actores con los que he trabajado y con los que me he formado, con mis maestros en la escuela, con mi familia que me ha apoyado. Me llenó de gratitud y responsabilidad porque siento y espero que todavía haya mucho que dar”.

¿En qué momento de tu carrera llega este reconocimiento?, se le pregunta a la actriz de 39 años. “En el que llega, en el que estoy ahora, llena de trabajo. Es un momento donde es muy claro el gozo y la pasión que siento por ser actriz”.

Y es que en verdad Arcelia ha sido muy recurrida en este siglo: 14 trabajos en cine y tres en televisión, no necesariamente protagónicos (nunca se ha caracterizado por ello), lo confirman. Pero ser más actriz de soporte que protagonista no le quita el sueño. “Creo que los personajes no tienen que ver con su tamaño, sino con su sustancia”, afirma categórica.

Actualmente, y para no herir susceptibilidades, prefiere no decir con qué director del cine mexicano le gustaría trabajar, pero sí se detiene a hablar de su colaboración con Marisa Sistach. “En el caso de ‘Perfume de violetas’ para mí fue un tremendo desafío, porque hice uno de los personajes claves de la película, porque de alguna manera fui la víctima y el verdugo. Con Marisa Sistach tengo una colaboración de varios años y de muchísimo crecimiento, porque ella siempre me desafía a hacer cosas que aparentemente no son para mí”.

De hecho, su última colaboración con esta realizadora, “El brassier de Emma”, será parte del programa de la sección homenaje. A ésta se sumarán sus trabajos como protagonista en “La mujer de Benjamín”, “Cilantro y perejil” (Rafael Montero, 1995), “En un claroscuro de la Luna” (Sergio Olhovich, 1999) y “Así es la vida” (Arturo Ripstein, 2000); además de sus destacados secundarios en “El secreto de Romelia” y “Perfume de violetas”.

Comentarios a esta nota: javier.perez@azteca21.com

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