Imperativo: EUA vete de Irak
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
-Imperativo: EUA vete de Irak
-Pérdidas humanas. Temor
-Cambios económicos en la aldea
“A los miles de muertos, civiles inocentes, hombres, mujeres y niños iraquíes. Por el dolor de las familias destrozadas. La impotencia de tantos”.
Se cumplen cuatro años de angustia diaria en la trampa mortal llamada Irak. Largos días para organizaciones no gubernamentales y la propia iniciativa ciudadana intencionada en generar presiones a favor de la desocupación de Irak por parte del ejército estadounidense y británico.
Han transcurrido más de mil 460 días desde la entrada del ejército estadounidense en Bagdad, sucedió el 9 de abril del 2003. Recuerdo la fecha en especial porque ese día, por la tarde, presenté mi primer libro “La política del miedo” dedicado precisamente a explicar el por qué del 11 de septiembre y la promoción de cambios geopolíticos y estratégicos impulsados desde Washington.
Aquel miércoles por la mañana, como muchos otros millones de seres humanos, fuimos testigos en directo, por la televisión, de la caída de la estatua del presidente Saddam Hussein. Como tele-espectador guardo en mi memoria un silencio compartido con otras personas, que miramos atentamente lo acontecido, sorprendidos, y al mismo tiempo intuyendo males mayores. Una espiral de violencia.
A pocos días, me reuní con Sufian Elías K. Al-hadithi, embajador de Irak en México, en una casona ubicada en las Lomas de Chapultepec; por cierto, rodeada por fuera de veladoras, cartelones, flores y muchas otras manifestaciones escritas, por niñas y niños, de colegios cercanos y personas espontáneas mostrando su solidaridad, aunque sea a la distancia, por el pesado sufrimiento y la aberrante invasión estadounidense.
En todas las muestras la palabra más repetida era “paz”. Costaba trabajo creer que en plenos albores del siglo XXI pudiera repetirse la experiencia desastrosa de la guerra de Estados Unidos contra Vietnam en la década de los sesenta y extendida hasta 1975.
En Irak, Donald Rumsfeld, entonces secretario de la Defensa de Estados Unidos, prometió una ocupación rápida “acaso seis meses para organizar el gobierno y el traspaso del poder interno”.
Pero Rumsfeld, como el presidente Bush, se llevaron un fiasco porque la resistencia civil fue creciendo; se esparció una guerra de guerrillas, multiplicándose las células terroristas y los autoatentados a puestos de control extranjero; de la policía iraquí y lugares concurridos por la población civil.
No se quedaron seis meses, tampoco encontraron potencial nuclear, ni armas químicas; ni el traspaso del poder fue exitoso; a la fecha, no funciona la democracia americana y el proceso de juzgar a Saddam Hussein, condenarlo y ahorcarlo en las últimas horas del 2006, sirvió para aumentar la violencia.
Bien me lo dijo entonces el embajador Sufian Elías K. Al-hadithi: “Tenemos una fuerza de resistencia alrededor de las ciudades para evitar que entren y tomen el control. Hay gente bien entrenada. Puedo decir que el pueblo iraquí ha crecido sabiendo que tarde o temprano sería un objetivo de Estados Unidos. Nos hemos mentalizado para defender nuestra soberanía. Esto ya lo sabíamos y lo vimos venir desde que sucedió lo del 11 de septiembre. No pudieron culparnos de los hechos, de este atentado cuestionable en el que al menos cuatro mil judíos no se presentaron a trabajar ese día a las Torres Gemelas porque “alguien” les avisó. Después del 11 de septiembre nos alertamos y supimos que Estados Unidos haría todo por inmiscuirse en Oriente Medio, en Irak”.
Para entonces, Sufian Elías K. Al-hadithi, presagiaba una guerra larga “si en menos de un mes la ONU no ha hecho entrar al orden a los invasores la guerra será lo más prolongada posible”.
Le pregunté, cuán prolongada y respondió: “Meses, muchos meses. Los británicos y los estadounidenses poseen la mejor tecnología militar, la nueva, de reciente generación. Pero nosotros tenemos la fortaleza para resistir porque estamos dispuestos a morir por defender nuestra soberanía. La lucha urbana es muy complicada”.
Así es, Rumsfeld desestimó el impacto de una guerra de guerrillas, se equivocó y le costó el puesto. Al pueblo iraquí miles de muertos, la inseguridad, el caos, la destrucción de la economía y de un Estado.
A COLACIÓN
Vivimos grandes y profundos cambios geoestratégicos, de incertidumbre parecida al periodo de entre guerras, las dos llamadas mundiales. No es un buen presagio, porque en este periodo, después de la crisis de 1929, los constantes picos de altas y bajas en el crecimiento mundial y en los principales países industrializados lograron atenuarse haciendo funcionar a las empresas constructoras y fabricantes de armamento; en la medida que éstas expandieron contrataron mano de obra y de alguna forma lograron sortearse las bajas productivas de otras áreas. Antes de la segunda guerra mundial muchos países se fueron armando y rearmando, destinaron importantes cantidades para el gasto militar y la ampliación del ejército.
Ahora bien, en el naciente siglo XXI, Afganistán y primordialmente Irak, han motivado cambios a los que damos lectura con signo preocupante: Estados Unidos es responsable de casi tres cuartas partes del fuerte aumento del gasto militar mundial desde el 2002, según el Instituto de Investigaciones de la Paz.
Desde el 2003, el presupuesto de la Unión Americana, ha rosado los 500 mil millones de dólares anuales para la defensa del Pentágono, y otros números extraordinarios para el renglón de la invasión de Irak.
Para el 2008, el presidente Bush propone al Congreso tan sólo 300 mil millones de dólares para Afganistán e Irak “en una fase de solución”.
Lo relevante es que no es únicamente Estados Unidos el país que está rearmándose. Lo hace China, país con la mayor población mundial y el mayor número de personas alistadas en el ejército. Japón sigue la misma línea y muy al paso la India, Israel, España y Alemania.
De esta muestra son Japón y Alemania los dos casos más sintomáticos por ser los países perdedores de la segunda guerra mundial, quedarse sin ministerios de Defensa, sujetos a un ínfimo gasto militar y un pequeño ejército.
Recientemente ambos le dieron la vuelta a la hoja de la historia: Alemania y Japón ensanchan sus presupuestos para gasto militar, anuncian la ampliación de la plantilla militar y la reposición de la cartera de ministro de Defensa. Ha empezado el rearme.
Todo este escenario prebélico, ¿lo previeron Rumsfeld y Bush? o será que no consideraron todo el daño colateral. ¿Cómo van a darle salida a esta crisis aparentemente situada en Irak, pero deslocalizada, sin provocar un corto circuito en la farola mundial?.