Calderón, cien días después

POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia

-Calderón, cien días después
-De confesiones y penitencias
-Los entresijos del poder

 Es muy poco tiempo para hablar del balance del gobierno encabezado por el presidente Felipe Calderón, con tres meses de experiencia en la posición de más alto desempeño y responsabilidad en el país, lo más notable es que los propios miembros de su partido, el PAN, no lo dejan tomar las riendas, asumir los retos y los riesgos.
 El presidente Calderón está rodeado de compromisos por responder. Preocupa en esta corta distancia de tiempo el desgaste físico (quizá anímico) del mandatario que tiene que dar hacia adentro y afuera una imagen de liderazgo, aunque  adentro la sombra del ex presidente Vicente Fox le persiga para gozo de los detractores del PAN, de los escépticos, de los que votaron por Andrés Manuel López Obrador, de los que esgrimen la confabulación desde Los Pinos para fraguar un fraude y de muchos millones de electores que aquel aciago 2 de julio del 2006 no fueron a las urnas.
 Ni Fox, ni Manuel Espino, presidente del PAN, ni los mismos panistas están favoreciendo a que el presidente Calderón concentre sus esfuerzos en aglutinar a Montescos y Capuletos en pro de un proyecto nacional que, noventa y tantos días después de asumir la Presidencia, sigue siendo el gran ausente, no el presidente, sino el proyecto nacional claro está.
 Unas esferas políticas sueltan lo de la reforma del Estado, y esto divide opiniones, por los intereses a repartir, unos dicen que es tema acotado y que más bien hay que entrarle a las reformas económicas esperadas fundamentalmente en el sector energético.
 Por tanto son más visibles los jaloneos entre los grupos distintos en torno a Los Pinos, disputándose la agenda nacional ante la falta de proyecto porque el presidente Calderón tiene abiertos todos los frentes, está disperso y no sabe con qué clase de Nación presentarse ante Latinoamérica o Europa,  ni en la proximidad del encuentro con el presidente George W. Bush.
 Me parece relevante que el presidente Vicente Fox se quejara constantemente de que la oposición en el Congreso no lo dejó gobernar, porque desde allí, dijo, no le pasaron las reformas de tercera generación base del Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo (Pronafide).
 Con el  presidente Calderón en apariencia el Congreso no representa las dificultades de los  últimos dos sexenios, más bien la tendencia es a reciclar las iniciativas detenidas en el Congreso desde el presidente Ernesto Zedillo. Es decir, una parte del Congreso la va a jugar de reciclador, en tanto que el presidente, con todo el Ejecutivo, puede dejarse llevar por esta sintonía al carecer de proyecto de Nación. Entonces podremos ver una relación de fuerzas que parten en vez del Ejecutivo hacia el Legislativo pidiendo los apoyos en aprobación de iniciativas para facilitar un proyecto, sucederá al revés, un Legislativo negociando aprobar las iniciativas de hace 6 o 12 años empantanadas, porque son las del proyecto de Nación que interesa a la clase hegemónica que ya se frota la manos en petróleo, gas y otras áreas torales.
 Se vislumbra que al presidente Calderón la oposición no le causará grandes dolores de cabeza, no como los que sus propios compañeros de partido, correligionarios y un ex presidente le están provocando.
A COLACIÓN
 Otro tema en cuestión que captura los reflectores nacionales es el PRI bajo la égida de Beatriz Paredes, una personalidad política  multifacética, que por cierto, siendo candidata para la jefatura de Gobierno del Distrito Federal, trató de desligarse o más bien lo hizo, de todo lo que en imágenes y colores ligara con la propaganda tricolor del PRI durante su campaña.  Es un mensaje nada subliminal a partir del cual podemos aventurar cambios radicales en un partido urgido principalmente de un saneamiento financiero no sólo en la sede nacional, igualmente en distintos  comités estatales, como el de Acapulco, Guerrero.
 En 2002 se habló internamente en la sede nacional del PRI de “menos burocracia y más militancia”. En dicho año, las finanzas del partido contabilizaban pasivos por 179.9 millones de pesos.
 En los primeros meses del 2007 serán pertinentes las evaluaciones de los gastos por comprobar ante el financiamiento que el IFE le dio a los partidos por concepto de actividades permanentes, ordinarias, ministraciones y gastos de campaña. Se sabrá entonces de cuánto es el “hoyo” en las finanzas priístas.
 Esperamos también atestiguar varias sacudidas al interior del tricolor, deseamos  que el ropavejero se lleve por fin tantos momios y momias que de tanto medrar terminaron de apagarle las velitas al partido.   Ojalá que Paredes  abra las puertas de par en par.
Asimismo recomendamos que, ante la ausencia de proyecto de Nación para perfilar al  México del siglo XXI, logre restaurarse el Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales (IEPES).
SERPIENTES Y ESCALERAS
 Se llama “Confesiones” y “Penitencias”, el libro más reciente del escritor y periodista Rafael Loret de Mola. Es una original versión de un ensayo de dos caras, con dos títulos, bajo un mismo encuadernado. Un símil de México, ese país maravilloso al que se le puede dar tantas lecturas.
 El ensayo de Loret de Mola refleja, como son sus textos, la pasión misma del escritor por un México al que sueña más maduro, democrático, libre de atavismos y dispuesto a dar el salto al futuro poniendo en el banquillo de los acusados a tantos, tantos, corruptos que dejan a millones en la pobreza.
 El problema de México no es la falta de recursos,  lo es  la explotación laboral; la ínfima capacidad laboral;  la enorme brecha en la distribución del ingreso que hace más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Eso no es democracia en ningún sentido porque la madurez democrática eleva a los ciudadanos a ser de primera categoría, tanto en lo político, como en lo económico. Si el bolsillo no siente las mieles de la democracia, entonces, ¿para qué creer en ésta?.
 Las pasadas elecciones del 2 de julio dejaron muchos sinsabores, dudas y lecciones para corregir, de ello da cuenta Loret de Mola en un libro estudiado, analizado y ampliamente investigado.
 A las revelaciones se suma el ingenio del periodista nacido en Tampico, Tamaulipas, para llevar de la mano al lector  a ubicar las piezas políticas de sus principales actores políticos, como si se tratara de un ajedrez nacional, en el que muchas “jugadas” cobran sentido. Sin lugar a dudas un gran libro muy recomendable y al que seguramente esconderán como es costumbre en los  bajos de los anaqueles de las grandes librerías. Lo bueno es que hay democracia.

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