Proyecto Fomin-AMSFOL

POR LA ESPIRAL
   Claudia Luna Palencia

-Proyecto Fomin-AMSFOL
-La autorregulación del sector
-Próxima convención en Acapulco

 El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lo subraya de forma muy especial: “El  sector financiero mexicano ha cambiado radicalmente en los últimos 12 años. Del 75% del financiamiento total que aportaba la Banca comercial en diciembre de 1994, dicho porcentaje a diciembre del 2005 había disminuido al 42%; la banca de desarrollo creció del 6.5% al 14% en el mismo periodo y las Sofoles pasaron su aporte al financiamiento del 0.1% en 1994 a  10% a finales del 2005”.
 Cuando los bancos en México enfrentaron una fase de serios problemas (en medio de la crisis desatada en el país a finales de 1994) perdurables hasta buena parte del sexenio del presidente Ernesto Zedillo,  en esos tiempos oscuros en los que las instituciones de crédito dejaron de participar en la economía con préstamos,  créditos y financiamientos, las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles) estuvieron presentes para alivianar las necesidades de miles de mexicanos para comprar una vivienda, un automóvil o cubrir diversas necesidades personales.
 En 1993, había dos Sofoles autorizadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP) y para el cierre del 2005 se contaron a 58. Como resultado de su especialización,  mientras para la banca, la cartera de crédito representaba el 50.1% de sus activos totales, para las Sofoles su cartera significaba el 93.8 % del total de activos.
 Estas instituciones no bancarias fueron ganando un papel preponderante dentro del sistema financiero, la microeconomía y la macroeconomía, dado que si hay crédito para prestar, por ejemplo, para una vivienda, es porque detrás funciona el sector constructor y los planes hipotecarios, los privados y los del gobierno. Es un magnifico bálsamo para dar negocio a otros microsectores, derramar beneficios y crear empleo.
 En la medida en que ha pasado el tiempo, las Sofoles lograron consolidarse, siguen apareciendo nuevos participantes y las autoridades de Hacienda empiezan a exigir cambios, como los que llevaron a tirones y jaloneos con el sector hace un par de años cuando el entonces titular de Hacienda, Francisco Gil Díaz, propuso que las Sofoles pasaran a sociedades mercantiles para que tributaran en el impuesto al activo.
 Mientras Hacienda quería más dinero para las arcas, las Sofoles argumentaban que su  naturaleza de intermediarios especializados permitía precisamente la colocación de créditos y financiamientos accesibles para muchas personas desatendidas por la banca comercial, para nichos de población que no podían pagar tantos estudios de investigación, comisiones, gastos administrativos y un largo etcétera por gestionar un crédito hipotecario o automotriz con un banco.
 Finalmente, después de muchas reuniones, Hacienda decidió dejar de regular a las Sofoles y coincidieron entre las partes en “que el propio mercado sea el que elija el camino para el sector".
A COLACIÓN
 Una decisión tomada por las  Sofoles  es la de aglutinarse, junto con las sociedades financieras de objeto múltiple,  arrendadoras, empresas de factoraje y otros intermediarios no bancarios para mutar de la Asociación Mexicana de Sociedades Financieras de Objeto Limitado  (AMSFOL) por la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas (AMFE).
 Precisamente, del 22 al 24 de febrero, se llevará a cabo la primera reunión en Acapulco, Guerrero de la AMSFOL-AMFE, para analizar los primeros resultados en el mercado nacional de las modificaciones a la reglamentación de las Sofoles.
 Como parte de ello, es muy importante el paso dado por la AMSFOL (está en proceso de cambio jurídico a la nueva denominación social de AMFE) de, ante la decisión de Hacienda de no regularlas, buscar de forma natural y autónoma un modelo que les permita ubicarse dentro del contexto del sistema financiero en México, donde se conserve el prestigio, la clientela y se logre ser más competitivo ante los nuevos retos del mercado.
 Para el logro de este objetivo se ha buscado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), mediante el FOMIN, como aval financiero y  fundamentalmente de soporte técnico para conseguir un modelo de autorregulación para las entidades financieras.
  La intención es la de contribuir a la estabilidad y desarrollo del sector de las entidades financieras especializadas dentro del sistema financiero en México.
 El proyecto en el BID es el  ME-M1029, con el número de operación ATN/MT-10173-ME aprobado el 15 de diciembre pasado con un costo por un millón 389 mil 945 dólares bajo el concepto de financiamiento cooperación técnica no  reembolsable.
  La agencia beneficiaria es la AMSFOL y las figuras agrupadas en total 58 instituciones las cuales contarán con parámetros estandarizados para normar su operación diaria,  sus sistemas de información al mercado, el control de la calidad de su cartera y la integración de sus órganos de gobierno corporativo. Como beneficiarios indirectos se considera a sus clientes, los cuales tendrán elementos para elegir a la institución de su preferencia, y a sus socios, inversionistas y fondeadores, los cuales contaran con información comparable para fines de la toma de decisiones.
 Así es que el BID brindará todo tipo de apoyo para que este sector encuentre su camino en un plazo máximo de 42 meses, donde acontecerán transformaciones y adecuaciones en el marco de operación de dichas instituciones.
 Para el FOMIN,  su intervención en el proyecto se justifica como una oportunidad para participar desde el inicio en el desarrollo integral de un marco regulatorio no gubernamental para un sector financiero conformado 100% por empresas del sector privado.  Al menos para el caso de México, este proceso es innovador dado que no  existen antecedentes de proyectos similares.
Las actividades que el BID-FOMIN financiarán son: 1) Un  seminario de sensibilización para miembros del sector. 2) Asistencia técnica para la realización de un análisis y reestructura institucional de AMSFOL. 3) Asistencia técnica para la revisión y actualización de los Estatutos de la Asociación. 4) Asistencia técnica para la revisión y modificación de la estructura orgánica, incluyendo la creación de un área de supervisión y seguimiento de las entidades. 5) El desarrollo de un sistema de supervisión y evaluación.
Por lo pronto en esta primera fase vendrá un diagnóstico de las necesidades específicas y del contenido de los documentos que se aplican actualmente.  Ya se habla incluso de un Código  de Ética, de supervisión y de sanciones a los infractores.

 

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