Por los caminos del Sur… De la región más contaminada del aire a la Tierra Caliente

La Catedral de Ciudad Altamirano,
 con sus torres y cúpula verde turquesa,
recibe afectuosamente a los visitantes
 Foto: Gregorio Martínez M. / Azteca21

Por Gregorio Martínez Moctezuma
Corresponsal Azteca 21

Corral Falso, Ajuchitlán, Guerrero. 3 de febrero de 2007. Sábado, seis de la mañana. La claridad del alba le brinda un aura magnífica a la ciudad de México vista desde el Poniente, a la que Alfonso Reyes denominó en “Visión de Anáhuac” como “la región más transparente del aire”, evocando tiempos y aires ya desaparecidos para siempre, que sólo perviven en la memoria de unos cuantos y en la imaginación de otros tantos, como en el paisaje de José María Velasco, cuando la plasmó desde el Tepeyac.

Me dirijo a la Caseta de Cobro de la Autopista México-Toluca, donde quedé de encontrarme alrededor de las 6:40 con Javier Tavira para ir a la Tierra Caliente, a la que irán los Hermanos Tavira a presentar su disco. Parafraseando al maestro Reyes, podría decir: viajero, si quieres contemplar un instante de belleza etérea, ven a la ciudad de México, dirígete a la Autopista México-Toluca y aguarda el arribo del amanecer. Si tienes suerte, serás tocado por la inefable belleza de la magna urbe, iluminada por una Luna tímida y en retirada, custodiada por dos guardianes de imponente majestad, Popocatépetl e Iztaccíhuatl, quienes preceden con su colosal presencia al “güero” Tonatiuh.

Créeme: por un momento, sólo por un momento, comprenderás cabalmente el arrobo poético del escritor regiomontano y amarás a esta ciudad como si de veras fuera el ombligo del mundo. Bueno, cuando llegué a la Caseta, ya estaba Javier esperándome, junto con su amigo y colega, don Luis Felipe Navarro, y la esposa de éste, la señora María, así como la mamá de los Tavira, doña Magdalena Peralta, y el pequeño hijo de Javier, Raymundo. Después de unos minutos, llegaron los otros automóviles que formarían parte de la caravana rumbo a la Tierra Caliente.

Emprendimos la marcha rumbo a Toluca, la capital del Estado de México, para después enfilar a Zinacantepec-Temascaltepec. En este tramo, como es parte de un extenso valle, nos tocó apreciar una hermosa vista del Nevado de Toluca o Xinantécatl, un volcán extinto de una altura de entre 4,550 a 4,700, según se le mire o se le mida. De acuerdo con su origen náhuatl, Xinantécatl quiere decir “señor desnudo” o “lugar de los nueve cerros nevados”.

Más adelante, el paisaje es boscoso, fresco y de un aire oxigenado que, casi insensiblemente, a cualquiera pone de buen humor. Los cerros y los pueblitos van quedando atrás, hasta llegar a Tejupilco, enclavado entre montañas. Pasando este municipio mexiquense, comienza a cambiar el clima y el paisaje; el calor empieza a sentirse y los cerros se ven azules en el horizonte, a lo lejos, y la vegetación se vuelve más escasa. Así se pasa Bejucos, Luvianos, para después llegar a un oasis, no en sentido literal, pero sí donde encontramos vegetación y mucha agua: Cutzamala de Pinzón, ya en Guerrero. Ah, y unos típicos y deliciosos tacos de res –tipo birria–, aderezados con cilantro, col –picada muy finita– y salsa. ¡Mmm! Claro, también hay unos ricos tacos sudados o de canasta, así como tamales de maíz, combas –frijoles grandes–, cacahuates… Si va, pase al mercado a llenarse el ojo y el buche.

Continuamos nuestro viaje sin sobresaltos hasta llegar a Riva Palacio, Michoacán, donde destacan, a la vera de la carretera, el Rodeo San Miguel –en el que se presentará Joan Sebastián el domingo 11 de febrero– y la escultura de Vicente Riva Palacio, ubicada en una céntrica glorieta, autor del célebre poema “Adiós, mamá Carlota”. Además, durante muchos años fue el hogar del eximio violinista Juan Reynoso, recientemente desaparecido. En este trozo de tierra michoacana que atravesamos, se forma mucho tráfico, pues, pasando el puente del Río Balsas, que divide a Michoacán de Guerrero, se encuentra Ciudad Altamirano, cuya Catedral, con sus torres y cúpula verde turquesa, recibe afectuosamente a los visitantes. Por supuesto, ya estábamos en el núcleo de la Tierra Caliente.

De ahí nos dirigimos a Coyuca de Catalán, donde los Hermanos Tavira tuvieron una entrevista en la estación “Soy Guerrero XEGRC 820 AM”, con el locutor Agapito Carachure Reyes, promotor de la música calentana. Ahora sí, como dice un gusto de José Guadalupe Tavira López, “De mi rancho a Ajuchitlán”, nos fuimos directamente a este último municipio, sede del Festival Calentano que, en homenaje de los músicos de la región y con motivo del disco de los Tavira, organizó la familia Cambrón Figueroa.

La gente de Ajuchitlán del Progreso, municipio risueño y pintoresco, nos recibió generosa y amablemente, mientras, afanosa, concluía los preparativos para el memorable –y, si me apuran tantito, histórico– evento calentano en el Parque Infantil “Lázaro Cárdenas” del lugar. La familia Cambrón Figueroa nos obsequió con una exquisita barbacoa de res, carnitas, frijoles puercos, cerveza, mezcal. Tuve oportunidad de conocer a J. Natividad Leandro, “El Palillo”, músico orgullo de los ajuchitlecos, y a Bardomiano Salgado Aguirre, responsable del grupo “Alfonso Salgado”, a Josafat Nava, de Arcelia, y a otros destacados músicos, quienes se alistaban para participar en el Festival. De esta manera concluyó nuestro viaje de la ciudad de México a la Tierra Caliente. Del Festival Calentano Ajuchitlán 2007 daremos cuenta en próximo artículo.

Comentarios a esta nota: gregorio.martinez@azteca21.com

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