Un reclamo de 5 minutos

POR LA ESPIRAL
   Claudia Luna Palencia

-Un reclamo de 5 minutos
-Pruebas nucleares, efectos
-Cambio climático todo lo malo

 Ayer el mundo apagó la luz 5 minutos en un intento por  buscar una causa responsable, decidida   a nivel global, contra lo inocultable del   cambio climático, sus efectos en todos los organismos vivientes y las consecuencias del calentamiento global.
 Me pregunto si este apagón concertado no es otra de las iniciativas rimbombantes y a la par ineficaces para levantar la conciencia civil como si verdaderamente en nuestras manos residiera la culpa del cambio climático por circular con el automóvil rumbo al trabajo.
 Yo al menos me siento más damnificada que culpable. Damnificada  por las múltiples pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos y otros países muy aplicados para distraer la atención sobre el boomerang que la carrera armamentista ha provocado desde la Segunda Guerra Mundial cuando Estados Unidos inició pruebas el 2 de diciembre de 1942 con la energía nuclear y la posterior explosión el 6 de agosto de 1945 en Hiroshima de la primera bomba atómica de fisión nuclear y tres días después, una segunda bomba en la ciudad de Nagasaki.
 De ahí para adelante distintos medios de comunicación han informado de más de mil pruebas nucleares realizadas por Estados Unidos, una acción a la que no ha ido en solitario dado que con el tiempo se han sumado las ambiciones nucleares de Rusia, Reino Unido, Francia, China, India e Israel y de otros países con investigaciones y programas nucleares “no oficiales”.
 Por tanto, tenemos pruebas nucleares oficiales y no oficiales, en un mundo en el que a su población se le informa un catálogo de mentiras y de escasas verdades cuando las cosas son ya inocultables como sucede con el cambio climático.
 En los científicos que estudian el fenómeno hay divisiones entre los que explican que el alza de las temperaturas y los deshielos son parte de una repetición cíclica y los otros que señalan con el dedo a la acción deliberada del ser humano en el capitalismo industrial.
 Hemos escuchado de lo dañino que son los aerosoles para la capa de ozono, de lo pernicioso del gas butano, de no  dar acelerones con el coche porque se incrementa la emisión de CO2 a la atmósfera, y de un largo etcétera donde los seres humanos, algunos por supuesto, hemos crecido agobiados por sentir que con nuestras acciones diarias nos hemos acabado el medio ambiente.
 A mí en lo particular, en esta alteración imparable que estamos viviendo y a la que podemos adaptarnos sacando el mejor de los partidos al espíritu de supervivencia para mitigar los efectos, me inclino por acusar del Apocalipsis a las pruebas nucleares, a los desechos  de material nuclear y militar, a la carrera espacial y a las explosiones para la búsqueda de petróleo en tierra y mar.
 Por ejemplo, poco muy poco,  se ha investigado acerca de las razones del devastador tsunami del 26 de diciembre del 2004 que afectó todo el Océano Índico.
  Yo recuerdo muy bien la entrevista a una joven mexicana sobreviviente quien en cadena nacional en la televisora líder en audiencia en México dijo que hacía poco Estados Unidos había hecho una prueba nuclear en el Océano Índico, un  acontecimiento dado a conocer  en los medios de Yakarta.
 Algunos días después, el Jerusalem Post, difundió el 7 de enero del 2005, una nota publicada en la revista egipcia Al-Osboa que señalaba que la causa probable del tsunami fue una prueba nuclear llevada a cabo por la India con la participación de expertos de Israel y de Estados Unidos.
 Se trata de una nota reproducida por Joseph Nasr para el Jerusalem Post  publicada en la página 4 del periódico. Para los interesados  en leer la nota completa marquen http://pqasb.pqarchiver.com, dirigirse a Archives:Jerusalem Post y en búsqueda poner con minúsculas al-osboa. Hay que pagar para leer todo el texto.
A COLACIÓN
 Después de Estados Unidos con su incursión en Hiroshima y Nagasaki, al poco, en los albores de la guerra fría, le siguió la Unión Soviética el 23 de septiembre de 1949 con una explosión nuclear en la estepa de Kazajstán.
 Estados Unidos no se cruzó de brazos y desafiante, el primero de enero de 1952, detonó una bomba de fusión nuclear, la bomba H, en el Océano Pacífico.
 Han sido toda una cadena de incursiones en el ecosistema mundial, en islas, en desiertos, en mares, océanos, explosiones subterráneas. Más de 2 mil pruebas nucleares según atomicarchive.
 Tras el final de la guerra fría las pruebas han seguido, como la venta ilegal de plutonio y uranio enriquecido, denunciado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
 Y en la medida en que el mundo se ha vuelto unipolar, en esa forma la ausencia de contrapesos, ha minado la poca credibilidad y autoridad que en algún momento se pensó en los organismos internacionales como interlocutores y mediadores.
 Por ejemplo, en 2001,  Estados Unidos decidió unilateralmente salir del Tratado de Misiles Antibalísticos (ABM) para desarrollar el programa del escudo antimisiles, tres meses después de los atentados del 11 de septiembre.
 La Agencia Internacional de Energía (AIE) quedó reducida a cómplice de Estados Unidos con el silencio vergonzoso de si Irak tenía o no armas químicas. La reacción llegó muchos meses más tarde cuando la invasión había sido consumada.
Ayer, Irán anunció a la AIE que pensaba reanudar la conversión de uranio dentro del marco de la estabilización de su programa nuclear.
GALIMATÍAS
En Wikipedia se señala  que “las explosiones nucleares producen muy diversos tipos de efectos todos ellos tremendamente destructivos en todos los aspectos”.
De esta forma se  distinguen los efectos inmediatos o primarios formados por  la onda expansiva, el pulso de calor, la radiación ionizante y el pulso electromagnético  (EMP). De otro tipo son los efectos retardados que estarían sobre el clima, el medio ambiente así como el daño generalizado a infraestructuras básicas para el sustento humano.
 Poco se difunde de los daños provocados por las pruebas nucleares al medio ambiente y su nocividad en el cambio climático, se buscan otros culpables y se nos hace a todos participes de esta manipulación, cuando en mucho somos damnificados de Estados Unidos, Rusia, China, India y todos los países cuyos gobernantes hacen buen negocio con las armas nucleares y los insumos para producirlas.
 Como sociedad civil global hay que empezar a exigir verdades, conocer la real dimensión del cambio climático y sus plazos fatales; y no votar en las urnas a políticos que no estén dispuestos a frenar  las ganancias multimillonarias de la elite nuclear. Pobre mundo.

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