EUA, ¿suplantarlo?
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
-EUA, ¿suplantarlo?
-El peso en la economía global
-Desequilibrios constantes
Interesante indagación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en busca de otros países que podrían ocupar el lugar de Estados Unidos dentro de su participación en la generación de la riqueza mundial, por el tamaño de su economía y la interrelación con las fuerzas motrices del comercio y el peso primordial como imán de inversiones. Hagamos reflexiones.
No soy pro estadounidense, ni estoy a favor de la dolarización, aunque como economista debo atender al rol preponderante y determinante de Estados Unidos en la esfera geoeconómica y geopolítica. No son secretos los hoyos en la economía estadounidense por el enorme déficit en la cuenta corriente y su déficit presupuestal, que le dan sazón al país más endeudado del mundo.
No es una falacia que el dólar hace mucho tiempo perdió valor para continuar acaparando el mercado de ser la divisa mundial por excelencia, moneda de acumulación por los bancos centrales, los organismos internacionales y ser patrón de las corrientes de endeudamiento.
A ciencia cierta, para todos aquellos que claman la caída de la economía estadounidense y la sepultura del dólar, más vale pensarlo dos veces, sobre todo por las funestas consecuencias que un escenario así tendría en la economía mexicana, de entrada, aunque el efecto sería de dominó en todo el mundo.
Hoy, en pleno siglo XXI, con todos los problemas financieros de Estados Unidos y la debilidad de su moneda, ¿acaso encontramos en estos momentos un país capaz de ocupar el rol de la economía estadounidense?.
¿Será China? ¿Japón? ¿India? La noticia es reveladora, porque en la actualidad, dado el contexto internacional, ni siquiera el bloque de la Unión Europea puede suplantar a Estados Unidos en la economía global.
Datos de la CEPAL indican que en el 2005 Estados Unidos participó con el 31.1% del producto global. En menor orden: la Unión Europea (18.4%); Japón (14%); China (5.3%;); e India (1.8%); entre otros.
Es decir, así como existe una ausencia de contrapesos en el orden geopolítico internacional, tras la desintegración del bloque socialista, lo mismo acontece en el sistema financiero, monetario y económico; y hasta el momento, pese a lo mal de la economía norteamericana asida al peldaño de la economía de guerra para echar andar la maquinaria de obtener mayores flujos de divisas, no hay ninguna otra economía, lista para desplazar al imperialismo estadounidense.
Tenemos un tema de atención inmediata por los ciclos cortos de crecimiento de la economía estadounidense y cada vez más profundos en el letargo de la recesión y la vía de la recuperación. El fantasma de 1929 siempre acecha con su amenaza de cernir peores efectos en un mundo tan tecnológicamente unificado, donde las relaciones comerciales y de inversión tienen las manos metidas en muchos países.
Por ello debemos poner mucho énfasis en el desempeño de Estados Unidos, primordialmente si vivimos en México.
A COLACIÓN
Mientras buscamos respuestas viables, a si el resto del mundo puede compensar una desaceleración de la economía estadounidense, la CEPAL mira al mediano plazo anticipando “un aterrizaje suave con leve desaceleración del crecimiento mundial y más incertidumbre”.
Quizá usted también, amigo lector, perciba con cansancio, que ninguna tarea en materia económica parece suficiente para garantizarnos un horizonte de tranquilidad, y vaya que los mexicanos nos hemos ajustado el cinturón por varias generaciones en las últimas tres décadas, con todas las recetas de austeridad del Fondo Monetario Internacional. Y ni así basta para el futuro.
A diferencia de la complejidad de los ochenta y los noventa, la mayoría de los países (sean con desarrollo equitativo o desigual) arribarán al 2010 cumpliendo las siguientes características que la CEPAL identifica: 1) Mejoría en el balance de las cuentas públicas. 2) Caída en la relación de la deuda pública entre el PIB. 3) Aumento de la proporción de deuda a tasa fija y en moneda nacional. 4) Caída en la relación de la deuda externa entre las exportaciones. 5) Reducción de la relación de la deuda de corto plazo sobre las reservas internacionales.
No obstante, con toda la austeridad en las finanzas internas, los retos de recesiones constantes por los altibajos en la economía estadounidense seguirán imponiendo nuevos desafíos para la política económica.
Momentáneamente, de los resultados de corto plazo, en su informe Scotiabank Inverlat comenta al respecto que en Estados Unidos los indicadores económicos de la semana pasada fueron mixtos, pero en balance apoyan la percepción de que la economía se está desacelerando, y por lo mismo, hacen probable que la Reserva Federal pueda detener el aumento de sus tasas de interés durante agosto.
El reporte de empleo del mes de julio fue el evento más importante de la semana, observándose una creación de nóminas no agrícolas todavía importante (113 mil) pero significativamente menor a lo que se esperaba.
Las ganancias promedio por hora superaron ligeramente lo esperado (0.4% contra 0.3%). De acuerdo con Scotiabank Inverlat, aunado a ello, el Beige Book de la Reserva Federal indica que ya se percibe evidencia de desaceleración en el ritmo de crecimiento, mientras que los aumentos en precios y salarios son modestos.
GALIMATÍAS
Siguiendo muy atentos a lo que acontece en la región, las proyecciones de la CEPAL para América Latina y el Caribe señalan un crecimiento del 5% en el 2006. “Esto significa que el PIB regional acumulará un aumento del 17.6% (4.3% anual promedio) y el PIB per cápita tendrá un alza del 12 por ciento”.
No es tiempo de echar las campanas al vuelo. La CEPAL advierte que a pesar de un comportamiento sustancialmente mejor que el de los últimos 25 años, América Latina y el Caribe sigue mostrando un menor dinamismo que el conjunto del mundo en desarrollo.
Para el 2007 el organismo proyecta un crecimiento del PIB en torno al 4.5%, en el contexto de una moderada desaceleración de Estados Unidos y la economía mundial.
Ante las advertencias de escenarios repetitivos de desaceleraciones en la economía estadounidense con impacto global y regional (no se diga en México) siendo inteligentes deberíamos construir políticas amortiguadoras para los embates externos y fortalecernos por medio de capitalizar en logros tangibles las épocas de auge, de crecimiento. El punto es que pasan los años de bonanza, no logramos capitalizarlos, y eso nos lleva a seguir siendo doblemente vulnerables, por la economía satélite que somos.