Banco Mundial: visión 2030

 POR LA ESPIRAL
   Claudia Luna Palencia

-Banco Mundial: visión 2030
-Ceguera imperdonable
-Globalización el reto

 La  preocupación por el presente e igual por el futuro se traduce en las ciencias sociales en la prospectiva, una  disciplina que estudia el futuro desde un punto social, científico y tecnológico con la intención de comprenderlo y de poder influir en él.
 La prospectiva tiene muchas características puede ser descriptiva (aceptar el futuro tal cual sin poder influir en él) o normativa (tomar una actitud de cambio para afectar el desarrollo de los acontecimientos) y presume de  cualidades interesantes como ser proactiva (a favor de actuar antes de).
Entonces tenemos una disciplina con una vitalidad fundamental,   el siglo XXI y sus desafíos nos llevan a la acuciosa necesidad de contar con un conjunto de prospectivistas. Yo me inclinaría porque fueran normativos y proactivos, con la salvedad de reconocer que en ecología y medioambiente la respuesta está siendo reactiva, y lo seguirá siendo, dado que únicamente resta mitigarlo.
 A estas alturas me pregunto cuántos prospectivistas tenemos en México y cuántas áreas están dedicadas a precisamente estudiar el rumbo de los fenómenos endógenos actuales, siguiéndoles la pista, para poder intuir un rumbo y anticiparse a éste en caso de nocividad. Yo, al menos,  lo desconozco.
 El problema es permanecer tan contagiados por resolver el presente en el corto plazo y  horizontes de un  año, tres años, un  quinquenio y toparse con el   sexenio.
 Lamentablemente no se aprovecha la prospectiva en el sentido de la planeación para maniobrar de forma positiva a favor de un cambio, esta insuficiencia se traslada a casi todas las decisiones del gobierno en su relación con la iniciativa privada nacional y extranjera, basta tomar una hebra, el turismo por ejemplo: la consideración de otorgar licencias para construir campos de golf bajo el principio de impulsar el turismo, atraer divisas  y generar empleos. La prospectiva echaría bajo tierra cualquiera de los tres argumentos con estudios serios, estadísticas de la relación costo de mantenimiento, nivel de ocupación y gasto de agua de un campo de golf, y lo que éste consumirá de agua en 10 años, 15 años, 20 años y arriba de 30 años.
 Quizá esa licencia nunca sería expedida si se demostrara que el proyecto es menos rentable para el turismo y en cambio más dañino para el futuro de los recursos naturales en su relación con la escasez.
A COLACIÓN
 Si de prospectiva hablamos, el Banco Mundial publica un revelador estudio denominado “Perspectivas económicas mundiales 2007: Afrontar la nueva etapa de la globalización”, organizado en torno a una serie de hipótesis de crecimiento que abarcan del año 2006 al 2030.
El objetivo de este enfoque basado en hipótesis consiste en analizar las oportunidades y puntos conflictivos de la integración. El propósito no es predecir el futuro sino describir de manera más precisa las opciones a las que se enfrenta el mundo en la actualidad.
El Banco Mundial argumenta que los encargados de diseñar las políticas nacionales deben decidir cuál es el mejor modo de responder a la globalización, puesto que está en juego el crecimiento y la competitividad a largo plazo de sus países. Y los que se ocupan de diseñar las políticas internacionales deben hallar el modo para que los países trabajen juntos a fin de garantizar que el crecimiento continúe sin volverse un factor de desestabilización.
 El documento señala que en  los próximos 25 años, la globalización podría generar un crecimiento del ingreso promedio más rápido que el registrado durante el periodo 1980-2005; en ese contexto, los países en desarrollo desempeñarían un papel fundamental. Sin embargo, si no se gestiona debidamente, dicho crecimiento podría ir acompañado de una creciente desigualdad de ingreso y de presiones ambientales potencialmente considerables.
 Hemos reparado en advertir que los países emergentes están adquiriendo un rol fundamental en su participación global, siendo punto de origen, entrada y salida, de capitales, recursos, mercancías, capitales, mano de obra, tecnología; México figura dentro de esa lista de los emergentes junto con Brasil en América Latina.
De acuerdo con la publicación, este año los países en desarrollo alcanzarán un crecimiento casi récord del 7 por ciento. En 2007 y 2008, es probable que éste disminuya, aunque igualmente superaría el 6%, cifra que duplica con creces la tasa de los países de ingreso alto, prevista en un 2.6 por ciento.
En lapso de referencia a 25 años, el crecimiento generalizado en los países en desarrollo tendría efectos considerables en la pobreza mundial. "El número de personas que sobreviven con menos de 1 dólar al día podría reducirse a la mitad, pasando de los  mil 100 millones actuales a 550 millones en 2030”.
Sin embargo,  el propio organismo advierte que algunas regiones, sobre todo África, corren el riesgo de quedar rezagadas. Más aún, la desigualdad de ingreso podría acentuarse en muchos países, lo que aumentaría las inquietudes actuales sobre la desigualdad entre los países.
En este renglón, la prospectiva es imprescindible para América Latina y desde luego para México, y es que no querer cerrar la brecha actual en la disparidad del ingreso puede ser letal en 20 o 30 años. El  coeficiente de Ginny de América Latina es  de 0.60 y eso quiere decir  que el 10% más rico de la población tiene 84 veces más que el 10% más pobre.
No en balde son México y Brasil los que encabezan las mayores distancias de ingreso y distribución de la riqueza, a la par que ambos países figuran anualmente en la lista dorada de Forbes con un puñado de empresarios que año con año son más ricos. Carlos Marx desenmascaró  teóricamente el enriquecimiento capitalista mediante la apropiación de la plusvalía, la forma más vil de explotación. Por ello no  hay nada peor que ver la realidad y hacerse el ciego.
GALIMATÍAS
 El Banco Mundial destaca que la globalización provocará beneficios visibles en el largo plazo como esperar que en el 2030, mil 200 millones de personas, un 15% de la población mundial, pertenecerán a la clase media mundial, frente a los 400 millones de la actualidad. Eso significa demanda de bienes y servicios en un mundo cuya industrialización ha generado graves alteraciones ambientales, sociales, laborales y económicas.
El propio informe advierte que  la próxima etapa de la globalización podría someter a fuerte presión los "bienes comunes de la humanidad", lo cual haría peligrar el proceso a largo plazo. ¿Qué acciones se tomarán hoy para evitar  tales peligros y compaginar una mayor demanda con un desarrollo sustentable?.

 

 

 

Leave a Reply