El peor año político de A.L
POR LA ESPIRAL
Claudia Luna Palencia
-El peor año político de A.L
-Multinacionales salen al respaldo
-Pese a todo Latinoamérica luce
En especial 2006 no fue un buen año en el terreno político en América Latina, ni en sus relaciones internas, ni en lo que acontece en las práctica de políticas intraregionales, o de vecindad, marcadamente encontramos una mesa de diálogo político vacía en el ámbito latinoamericano para los acuerdos multinacionales, por no olvidar el fracaso de la pasada XVI Cumbre Iberoamericana.
Por utilizar las referencias astrológicas diríamos que este año, Urano y Saturno, se conjugaron para empañar a la región y cerrar toda posibilidad de hacer de la política todo “un arte”, para reducirla a “toda una gama de violentas manifestaciones y revires”.
A lo largo del año que concluirá, en poco más de treinta días, América Latina presentó diez procesos políticos en su mayoría para renovar presidente: Costa Rica; Colombia; El Salvador (fue únicamente para legisladores); Perú; República Dominicana (para legisladores); México; Brasil; Ecuador; Nicaragua; y Venezuela (comicios próximos en diciembre).
Aunque todos los países de la región presumen de ser “democracias” omiten los calificativos adjuntos como “incipientes”, “jóvenes”, “inexpertas” e incluso unas democracias a las que el presidencialismo les pesa mucho, fungiendo más de tope, lo que hace un llamado a continuar la reforma política del Estado, sobre todo a favor de un régimen parlamentario con mayores facultades para responder ante el surgimiento de una crisis electoral o postelectoral, tal y como aconteció en casi todos los procesos electorales a los que hacemos referencia.
Pongamos en otra parte a El Salvador y República Dominica que tuvieron procesos para renovar asientos legislativos, para comentar que en el caso de las renovaciones presidenciales, ni Costa Rica, Colombia y Nicaragua necesitaron una segunda vuelta electoral para definir la contienda.
En Costa Rica, hubo elecciones apretadas entre Óscar Arias del Partido Liberación Nacional y Ottón Solís del Partido Acción Ciudadana, a pesar de los sondeos de precampaña y campaña, el resultado de los comicios dio una victoria cerrada a favor de Arias.
En Colombia, el presidente Álvaro Uribe, logró la reelección con un margen muy favorable que no dejó dudas ni controversias del apoyo del electorado hacia su mandato.
En Nicaragua, aunque el proceso se daba en forma de cuadrilátero por cuatro partidos compitiendo de manera agresiva, finalmente Daniel Ortega, del Frente Sandinista de Liberación Nacional, obtuvo una votación importante.
En otros casos existieron controversias, impugnaciones y una segunda vuelta electoral donde las legislaciones electorales lo prevén, o bien lo siguen omitiendo, como en México, donde hasta dos meses después de las votaciones del 2 de julio, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) resolvió que Felipe Calderón, candidato del Partido Acción Nacional, logró la victoria con una ventaja de 233 mil 381 votos (0.56 puntos porcentuales) por encima de Andrés Manuel López Obrador, de la Alianza por el Bien de Todos.
En países como Perú, Brasil y Ecuador fue necesario ir a una segunda vuelta electoral para finalmente ganar en Perú, Alan García, del Partido Aprista Peruano; Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva fue reelecto; y Ecuador lo hizo Rafael Correa, de la Alianza País.
Falta por acontecer el proceso de Venezuela, me parece que es “bola cantada” por las ideas del comandante Hugo Chávez de gobernar con “la revolución hasta el año 2021”.
El hecho es que la guerra política de la derecha, contra la izquierda, es ahora más evidente en todo el espectro latinoamericano, en donde además en uno sentido o en otro, ni democracias de derecha, ni democracias de izquierda, terminan por convencer y complacer a su ciudadanía y mucho menos a sus votantes.
Ese desencanto se trasluce en las mínimas ventajas entre los contendientes, entre la baja afluencia a las urnas, y la apatía en suma generalizada por los políticos y la política, de muchas promesas, que con el avance del tiempo se desvanecen en la medida que salen a la luz pública, los escándalos, los grupos de apoyo, la corrupción, la misma elite protegida y cobijada desde una izquierda con crisis ideológica y una derecha completamente convencida que la democracia se sostiene a como dé lugar porque es el sistema que mejor les acomoda, aunque surjan grandes problemas de gobernabilidad y el reclamo popular siga sin atenderse.
SERPIENTES Y ESCALERAS
Parece que los nubarrones políticos en América Latina no son lo suficientemente fuertes para empañar los logros macroeconómicos de distintos países en la región.
De hecho, las multinacionales extranjeras, entre éstas, las españolas están convencidas del surgimiento de una nueva ola de inversiones y buenas compras de áreas estratégicas tanto en países de América del Sur, Centroamérica y México.
Datos de la inversión española en América Latina revelan la inversión directa acumulada de las multinacionales ibéricas, por ejemplo: Telefónica con 41 mil 063 millones de euros; Santander 16 mil 007 millones de euros; Repsol con 13 mil 836 millones de euros; BBVA 12 mil 559 millones de euros; Endesa con 3 mil 787 millones de euros; Iberdrola tienen una inversión directa acumulada en América Latina por 3 mil 263 millones de euros; Unión FENOSA con mil 745 millones de euros; Gas Natural mil 500 millones de euros; y Agbar 698 millones de euros.
Estos números revelan el cuantioso capital que los españoles han invertido del otro lado del océano y el por qué de su especial interés en evitar una regresión.
Por estos días se hace eco en España de que Latinoamérica empieza a lucir en los resultados de las empresas españolas, sobre todo porque cerca de un 40% del beneficio de BBVA hasta septiembre pasado y un 33% del obtenido por Santander proceden de la región.
También están las ganancias de las empresas no financieras como Telefónica que atribuye a dicha zona una quinta parte de sus beneficios; en tanto que en la energía, Repsol reporta que sus utilidades, un tercio proceden de Argentina, Brasil y Bolivia.
Los españoles dicen que aún con Evo, Hugo y Correa, hay que defender la democracia apostándole recursos a América Latina a fin de dar un espaldarazo. Eso significa que este trío no les ocasiona ningún temor.
Las grandes compañías tienen planes para apuntalar sus posiciones en la región: Santander, Telefónica, Repsol YPF y Endesa dedicarán, en conjunto, 20 mil 700 millones de euros hasta el 2010.