Bush y Chávez

Bush y Chávez

Isaac Bigio
Analista internacional

Con el domingo 15 de octubre se inició una mala racha para Chávez. Ese día, en las elecciones ecuatorianas su candidato (Correa) no ganó, pese a que había sido el favorito, y en los días siguientes Caracas fracasó en conseguir siquiera el 50% de los 66.6% votos de la ONU que se necesitaban para entrar al Consejo de Seguridad. Ello, a su vez, incidió en Venezuela, donde la oposición se ha envalentonado y ha llegado a empatar en algunas encuestas con miras a las elecciones presidenciales de diciembre.
Con el domingo 5 de diciembre se inicia la mala racha de Bush. Ese día, en la siguiente elección presidencial latinoamericana (Nicaragua), gana en primera vuelta su archirrival Ortega. Dos días después son las elecciones legislativas de EEUU, donde por primera vez en 12 años los republicanos pierden el control de ambas cámaras.
Si bien las elecciones en Ecuador y Nicaragua no produjeron las subsiguientes derrotas de Chávez y Bush, sí sirvieron para demostrar las limitaciones de sus respectivas políticas exteriores. Chávez sobreestima la existencia de una imparable ola izquierdista que le hubiese llevado a él al Consejo de Seguridad y a que sus aliados pudiesen vencer en Perú, México y Ecuador y garantizar la suya propia en su propio país.
Bush no ha perdido la Presidencia, pero sí gran parte del poder. Sus últimos dos años diferirán de su primer sexenio en que ahora tiene en su contra al Legislativo y a la opinión pública de EEUU. De allí que tenga que tratar de recomponerse sacrificando a su ficha más impopular (el arquitecto de la guerra iraquí: Rumsfeld).
Chávez se encuentra entre el todo o nada. Está obligado a minimizar sus “aventuras externas” y concentrarse en su país. Si no saca provecho de la derrota de Bush en Nicaragua y en EEUU, él perdería el poder en diciembre y con ello se produciría un gran cambio en el panorama pan-americano.

 

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