¿Será ahorcado?

¿Será ahorcado?
 
Isaac Bigio
Analista internacional

LONDRES. Saddam Hussein ha sido condenado a la horca. Si no hay apelación él podría ser colgado en enero. Si él se anima a apelar (con lo que parcialmente debería reconocer cierta autoridad al tribunal, cosa que se ha negado a hacer) buscaría alargar el proceso hasta abril, fecha en la cual cumpliría 70 años y por ende quedaría exento de la pena capital.
Los británicos y europeos no aceptan la pena de muerte y en similar línea puede ubicarse el presidente iraquí Talaban, quien debe firmar la orden ejecutoria. Colgar a Saddam es algo que alegraría a los halcones en EEUU e Israel, pues obligaría a que en el Medio Oriente se imponga la mano dura. Sin embargo, ello acrecentaría más la violencia interétnica y el riesgo que Hussein muerto se convierta “en más peligroso que vivo”, pues devendría en un mártir que usarían nacionalistas sunnitas y panarabistas.
Los “duros” podrían aceptar trocar la pena capital por cadena perpetua a Saddam a condición de que los insurgentes sunnitas concilien en algunos puntos.

 

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